Capitulo 14

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Entre a mi habitación y lo primero que hice fue darme un baño de agua caliente. Como sabrán, aquí en Londres No hace calor, sino frío, y las temperaturas máximas que alcanzamos son los 15 grados centígrados, pero hoy no hacia esa temperatura.

Me relaje y talle con un jabón exfoliante mi cuerpo. Hice mis necesidades y salí de la ducha con una toalla a mi al rededor. Me cepille el cabello y me puse la misma pijama del día anterior. Ni si quiera la había usado más de 2 horas, eso no contaba como puesto, ¿o si?

Revise mi celular antes de bajar por unas galletas con leche. Tenía un mensaje de mi hermano preguntando por mi estado. Lo respondí normal y vi que el novio de mi amiga me había texteado para avisarme que ya este sábado lo haría oficialmente. Se iba a comprometer. Estaba muy feliz por ella, por los dos.

Baje a la cocina por mi cena y subí a mi habitación dispuesta a comer y dormir. Había sido un día bastante largo.

~•~

Desperté a las 7:30 de la mañana gracias a la alarma que había puesto. Me levante y retire de mi cuerpo mi pijama para estar "presentable" ante Mi Ama. No quería ser castigada de nuevo. Ya llevaba 15 azotes, no podía tener más, no quería un castigo ejemplar ni tampoco estar aquí 20 días más.

Me levanté y lavé mi cara para dirigirme a mi posición. Faltaban 5 minutos para las 8 y ahí estaba yo, esperándola como era debido.

— Buenos días pequeña zorra — se acercó a mi con una sonrisa — tu correa — estiró su mano hacia mi y yo se la di.

Se montó encima mío y caminamos por el pasillo hasta la puerta negra. Tenía miedo. Siempre que entró aquí salgo castigada.

— Espérame en el centro, ya sabes donde.

— Si... ama. — a pasos lentos caminé hasta el centro y me posicione como era debido. No quería ser castigada. Me había portado bien.

Vi como se acercó a mi y retiró mi collar para poner otro y hacerme una coleta alta sujetando fuertemente mi pelo.

— Tráeme tu correa, anda.

Fui obediente y así lo hice. Se la di y salimos de la habitación hacia el piso inferior.

El día y la semana continuó "normal" dentro de lo que cabe, realice las mismas actividades que el primer día sin ningún escarmiento ni amenaza. Me daba miedo acostumbrarme a esto. No quería. Sin embargo cada que ella acariciaba mi cuerpo, mis tetas, mi coño, sentía un placer infinito.

Sus lamidas eran increíbles y aprendí a realizarlas por igual. Hoy era viernes. Las 3 de la tarde, estaba comiendo con Mi Ama en mi mismo plato de siempre, hasta que su voz me sacó de mis pensamientos.

— Termina pronto de comer, limpias, subes a darte un baño y me esperas en la puerta negra. — dijo sin si quiera mirarme.

— De acuerdo ama. — ¿que quería hacer en el cuarto negro? No quería ir ahí. Eso solo me da escalofríos. Toda la semana fui buena. ¿No solo sirve para castigar o si?

Terminé de comer e hice exactamente lo que me pidió Mi Ama. Me di un baño de agua tibia y me dirigí hacia la puerta negra donde debía esperar.

— Entra — abrió la puerta y entre a pasó lento, pero un dolor en mi culo me asustó — mas rápido que no tengo tu tiempo — me había pateado.

— Si ama. — caminé rápidamente hasta adentrarme. Una vez dentro me posicione en la alfombra roja donde me señaló.

Me hizo una coleta alta fuertemente apretada como siempre, me puso unas ligas en mis tobillos con planes de color blanco y negro con una argolla en cada una.

También lo hizo con mis manos y en mi coleta puso un adorno de color blanco con negro como los que usaban las sirvientas en tiempos pasados.

— Hoy vendrá alguien de visita, se amable, compórtate como lo has estado haciendo y te dejaré comer en mesa conmigo.

— Si ama. — ¿quien vendría de visita? Su familia no creo. Ni si quiera se si tiene familia que la visite.

Caminamos fuera de la habitación hasta la planta baja. Esperamos en la sala un tiempo hasta que sonó el timbre de la reja de entrada. Mi Ama dio luz verde y a los pocos minutos estaban en la puerta de entrada la misma señora del castigo ejemplar junto con la chica llamada Layla.

— ¡Hola! ¿Cómo estás Sloan? — la señora saludaba efusivamente a Mi Ama.

— Feliz de tenerte de visita. Ya hacía falta tener un rato para nosotras. — parecía que eran muy amigas después de todo.

— Saluda. — La señora le ordenó a Layla y ésta se acercó a Mi Ama quien estiró su mano y Layla la lamió dos veces. ¿Eso es saludar?

Mi Ama volteó a verme y escuché la misma palabra. Supongo que debía hacer lo mismo. Ella estiró su mano y dudosa lo hice.

— Disculpa eso, no hemos practicado los saludos aún. — dijo avergonzada Mi Ama mientras sentí un jalón en mi correa.

— No te preocupes, nada que un escarmiento no arregle. — sentí la sangre bajar de mi rostro al escuchar eso.

— Si — sonrió — pasa, siéntete como en tu casa — ambas entraron y se sentaron en la sala. — Ve al comedor y espérame ahí. — dijo hacia mi.

— Si ama. — apenas me había dado vuelta cuando escuché la voz de la señora de quien no se su nombre, decir — síguela y espérame junto a ella.

Layla me acompañó y ambas nos sentamos como era debido a esperarlas.

— Layla — susurré hacia ella para no ser escuchada por Mi Ama. — Layla, aquí no nos van a escuchar si susurramos.

Ella no me volteaba a ver ni respondía mis llamados. Supongo que tiene miedo, su espalda se veía llena de latigazos. Empecé a hablar primero yo para que no tuviera miedo.

— Mi nombre es Anna, tengo 20 años, soy estudiante en la Universidad. Llegué aquí porque la señorita Sloan, Mi Ama como puedes ver, encontró droga en mi mochila. Pero no es mía te lo juro. Ella debía llamar a las autoridades correspondientes y a mis padres, pero ellos son mundialmente conocidos y sería un escándalo humillante para ellos. Así que me propuso un contrato, ella no diría nunca nada si yo era su esclava sexual durante 31 días.

Ella seguía seria, yo quería romper el hielo, pero ella parecía temer cualquier movimiento. La entendía, no se cuantos latigazos le falten para su ejemplar, y si todos eran iguales, yo no quisiera estar en su posición.

Pasaron unos minutos hasta que escuché su tímida voz dirigirse hacia mi.

— Me llamó Layla, tengo 17 años, soy estudiante de preparatoria, entraré a mi último año en Septiembre, pero haré la escuela en línea — susurraba tan bajito que apenas y podía entenderle — la señorita Collen me adoptó cuando tenía 14 años. Durante dos años tuve supervisión por parte de trabajadoras sociales, hasta hace un par de meses que finalizaron el caso. El 31 de julio fue mi primer día.

Pobre chica, eso es aún peor. Ella no tiene a nadie y estará con ella hasta cumplir la mayoría de edad.

Quise hablar pero escuchamos unos pasos acercándose.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora