Capitulo 35

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Me monté al avión y este inició su despegue, Mi Ama estaba sentada frente a mi seria, muy seria, yo solo podía mantener la mirada baja, ¿por que me sentía culpable? No debería porque es mi reputación, es mi futuro, es mi familia.

Había pasado ya más de una hora que habíamos despegado, yo moría de sueño, y sin pensarlo dos veces me acomodé en mi asiento y me dispuse a dormir.

Desperté por una turbulencia que el avión estaba presentando. Vi a Mi Ama y esta estaba dormida, me paré de mi asiento y me dirigí al baño.

Una vez dentro revisé mi celular y tenía dos llamadas perdidas de Oliver y varios mensajes de texto.

Oliver: " ¿Todo bien? Me gustaría que nos viéramos en la semana para platicar sobre nuestro futuro hogar, llámame cuando puedas. "

No respondí porque lo haría más tarde, no ahorita. Seguí revisando otros mensajes de texto y vi que Layla me había escrito.

La noche brilla: " Mi Ama no es tan mala si te acostumbras y acatas las órdenes, me trata mejor que en el orfanato, me da comida y escuela, no debería quejarme, pero a diferencia de ti, yo no tengo a nadie más, soy solo yo y si no soy una buena chica, ella se deshará de mi, estaría en la calle, no podría sobrevivir ahí. Llevo 16 azotes, aún no me dan el ejemplar, pero no lo quiero, ella es muy cruel conmigo aunque me porte bien, si me da un ejemplar no sobreviviría para contarlo.
Espero que estes bien, mensajéame cuando gustes, estaré encantada de tener una amiga:)"

Pobre Layla, no me imagino lo que siente, ella depende totalmente de su Ama, yo por lo menos tengo opciones aunque me aferre a un amor con ella, pero vamos, creo que el amor que siento por ella está a un hilo de ser miedo, sus castigos no son bonitos que digamos aunque me exciten.

Le respondí a Layla con mucho amor, me encantaría tener una amiga, más en nuestro mundo en donde podríamos ayudarnos mutuamente.

Salí del baño y vi que Mi Ama ya estaba despierta, me acerqué temerosa y me senté frente a ella. No decía nada, absolutamente nada, esto no estaba bien, no se sentía bien.

— Te voy a contar una historia — habló después de varios minutos — hace 80 años una chica llamada Marie descubrió a su esposo en la cama con otra, la chica era mucho menor que ellos pues tenía apenas 14 años y ella ya tenía 26, como la chica era muy indisciplinada, escogió darle una lección — decía en tono neutro, el avión ya estaba aterrizando — asfixió a su esposo mientras dormía, quien era dueño de una tienda de ropa muy popular hoy en día, pasaron dos años en los cuales Marie construyó una cabaña a las afueras de la ciudad en donde vivían, más allá de las montañas y árboles que podías si quiera imaginar.

Bajamos del avión y nos montamos al auto, la conductora - quien era mujer - comenzó a manejar sin decir una sola palabra en el camino.

— La Cabaña era simple por fuera, pero por dentro era una total belleza — seguía narrando mientras yo prestaba total atención — cegada por el coraje de aquella mala actitud de la chica, fue en busca de ella y la secuestró escondiéndola del mundo en aquella cabaña, ahí se encargó de domesticarla como era debido sin importarle qué tan severo fuera el castigo, la enseñó a ser una buena chica, una buena perra, una buena puta — me vió por primera vez directo a los ojos — pasados 15 años, la esclava de Marie era una doble de ella, encantada por la lujuria, fue en busca de una presa para ella y domesticarla. Con el paso del tiempo, la enseñanza fue cada vez más conocida y nuestra sociedad creció siendo un secreto que ha perdurado por casi 100 años.

Vi como nos adentrábamos en el bosque, muy adentro del bosque, pasados los 45 minutos, pude distinguir un gran muro liso de piedra imposible de escalar, dentro, tenía tantos árboles que te sería imposible contarlos.

Nos detuvimos frente al portón y este se abrió dejando ver la cabaña de la historia de Mi Ama, había dos chicas en traje militar abriéndolo, una vez dentro el auto se estacionó frente la cabaña.

— Abajo. — obedecí a Mi Ama y vi que había más chicas uniformadas cuidando la cabaña.

— ¿Tiempo? — la conductora se dirigió a Mi Ama, ¿que quería decir con "Tiempo"?

— Indefinido — respondió ella. ¿Qué se supone que significa eso?

La chica solo asintió con la cabeza y se retiró, Mi Ama me tomó del brazo fuertemente y nos introducimos a la cabaña, al abrir la puerta mis ojos no podían creer lo que veía.

Estaba una pequeña cocina a mi izquierda, a mi derecha una mesa de solo dos sillas, una cama individual en frente de esta, un pequeño sofá y una puerta que supongo era el baño.

No había televisión ni radio, ni nada para comunicarse con el mundo. Yo estaba mirando todo con precaución cuando sentí cómo Mi Ama me aventó al suelo bruscamente soltando mi agarre.

— Desvístete y espérame en la puerta como es debido — mi ama caminó a la puerta que estaba al fondo, pero en esta no había un baño como yo creía, no, había escalones que daban para el subterráneo, era un sótano.

Empecé a obedecer sabiendo que si lo hacía por las buenas no me iría tan mal como pensaba. Me puse como era debido a lado de la puerta y la esperé ahí.

Al cabo de unos minutos escuché pasos de regreso y vi a Mi Ama desnuda con un cinturón de cuero color negro en su mano y en la otra un collar con correa como los que usaba en casa.

Se acercó a mi y me puso mi collar. Me pidió levantarme del suelo y lo hice, pero tan solo estuve recta me soltó una cachetada que me hizo soltar un grito de la impresión.

— Ama... — no pude terminar porque me había dado otra cachetada. Yo estaba llorando mientras una de mis manos sostenía una parte de mi cara — Ama por favor...

Parecía que todo era en vano porque ni si quiera pude hablar de nuevo cuando me volvió a golpear.

— Por favor, ¿qué? — me tomó fuertemente del pelo y me arrastró a la cama, me subió y después ella lo hizo encima de mi, yo estaba con la cara hacia arriba y Mi Ama sostenía mis manos por encima de mi cabeza para amarrarlos con unos esposas que había ahí, ni si quiera las había visto.

— Solo tenías que hacer una cosa maldita sea — me gritaba — una cosa, pero parece que no sabes obedecer, ¿que no ves todo lo que yo hago por ti? ¿Que no ves que yo te amo y que si no estás conmigo me muero? — yo solo seguía llorando — ¡contéstame! — volvió a abofetearme.

— Si Ama — fue lo único que pude responder.

— ¿Es que no soy suficiente para ti? ¿No te eduqué bien? Puedo corregirlo — hablaba pasivamente — podemos iniciar de nuevo, podemos darte una lección que nunca olvidarás.

Tomó entre sus dedos mis pezones y empezó a pellizcarlos y jalarlos hacia delante mientras yo gritaba de dolor, no estaba siendo piadosa conmigo.

Empezó a pegarle con sus manos a mis tetas fuertemente, sus manos no paraban y yo solo me removía debajo de ella pidiendo que se detuviera, cosa que ella no hizo.

Acercó su rostro a mis tetas y mordió mis pezones tirando de ellos hacia arriba, de nada servían mis gritos porque ella parecía no escuchar.

Anna Brown. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora