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—Igual déjame aquí nomas si quieres, me puedo ir sola —le dije al Seba.

Negó y terminó de comerse la sopaipilla que compramos en el camino.

—Prefiero dejarla en la puerta de su casa, así me aseguro de que no le pase nada y me puedo dormir tranquilo —tiró la servilleta a un basurero.

Me da ternura que me trate así weon, ando terrible sonrojada.

—Mmm, ¿y por qué te seguían los pacos? —pregunté tímida.

—Es que ya me tienen fichado y ahora cada vez que me ve ese grupo de pacos me salen persiguiendo.

—¿Hiciste algo muy malo?

—No es algo de lo que esté muy orgulloso, pero lo hice por necesidad —suspiró pesado—Pero con todo respeto reina, no quiero hablar sobre eso.

Asentí comprendiéndolo totalmente.

—¿Me das tu insta? —cambié el tema—Solo si quieres, no te sientas obligado a nada —me rasqué el pelo.

—No tengo.

Buta la wea, ¿como no me puedo quedar callada? Siempre lo quiero saber todo, soy terrible sapa en algunos aspectos pero no me doy cuenta, yo solo pregunto sin saber si a esa persona le incomodará o no. Impulsiva culia que no piensa antes de abrir la boca.

Supongo que está va a ser la última vez que vea sus ojitos tan lindos.

Llegamos a mi casa y antes de golpear me di vuelta para despedirme.

—Chao, que estes bien —extendí mi mano y este me chocó los cinco.

Justo abrieron la puerta y vi al Simón, casi se me cae un kilo de baba ahí mismo.

—¿Dónde estabas metida? —frunció el ceño—Estábamos preocupados.

El Seba se dio media vuelta para irse, pero lo agarré del brazo. Me miró confundido.

—Perdón si te incomode con mis preguntas, no fue mi intención —hice un puchero.

—Tranqui reina, no me incomodó —acarició mi mejilla y luego de eso se fue.

Sentí una mano posarse en mi cadera con delicadeza y se me puso la piel de gallina, esos nervios que me dan cada vez que el Simón esta cerca mío..

Me tiene in lov weon.

—¿Y ese quién era? —preguntó.

Lo miré, tiene la mandíbula bastante tensa, ¿como alguien puede ser tan bonito?

—Un mino —me encogí de hombros.

—Un flaite diría yo —dijo con disgusto, rodó los ojos y entró a la casa murmurando algo.

Entre a la casa y mi mamá se tocó el pecho aliviada, mi papá me hizo miles de preguntas y yo solo mentí, no le iba a contar lo qué pasó, después pensaran que el Seba es un delincuente y.. ¿Y qué importa eso? Si nunca más lo volveré a ver.

Pero bueno, ahora estamos viendo películas.

—Ay Esteban, cambia eso por favor —se quejó mi mamá por una parte asquerosa que salió en la película.

Mi mamá aveces me cae mal, es mi mamá y todo, lo sé, pero es que sus actitudes son pencas, se las da de vieja cuica solo porque ahora a mi papá lo subieron de cargo y esta ganando más lucas, a mi me cambio hasta de liceo para estar a la "altura", pero solo logré entrar a ese liceo con una beca por mis buenas notas.

Porque mi papá no alcanzaría a pagar la mensualidad weon, es un ojo de la cara esa wea.

Así que no se de que se las da la señora, bueno que siempre a sido así, y ni hablar de cuándo va a reuniones, es irreconocible weon, hasta habla distinto, se levantó mucho de raja por un par de lucas más y por los bonos que le da el gobierno, porque si, eso los recibe calladita.

Me apoyé en el brazo del Simón pero ni me miró, está enojado. Empecé a tocar su abdomen con mi dedo para que le diera cosquillas y así fue, comenzó a reírse.

—Ya, para que me da cosquillas —me agarró la mano con la que le estaba haciendo cosquillas.

Me acerqué a su oído.

—Uy que eri pesado oh —me alejé de él unos centímetros y abrace mis rodillas.

—Déjense que pololear ustedes dos —nos dijo el Esteban tirándonos una almohada.

—¡¿Estan pololeando?! —gritó emocionada mi mamá.

—No —respondí rápidamente antes de que empezaran las preguntas de parte de los dos.

—Cuidadito nomás, no quiero yernos aún—dijo mi papá seriamente.

—Ay, Enrique, deja a los niños —defendió mi mamá.

—Voy a mi pieza —dije parándome del sillón.

Se que no le gusto al Simón porque simplemente no soy su tipo, le he dicho miles de veces a mi mamá, pero ella sigue con la wea de que yo le gusto y blabla, más ilusiones me hace la señora, pero me dolió ver su cara de disgusto cuando dijo eso.

Pero tampoco es su culpa, no lo puedo obligar a que se enamore de mi y tengamos una vida feliz, aunque podría hacer un amarre, pero no, que penca tener así a una persona.

—¿Todo bien? —me preguntó el Simón y se sentó en la orilla de mi cama.

—Mis papas que se ponen weones, me carga eso —me encogí de hombros.

—Pero igual no tienes para que venir a encerrarte, estábamos todos compartiendo —hizo una mueca.

—Anda a compartir tú, yo ya no tengo ganas de socializar —le di la espalda.

—Ya, me voy a ir mejor —sentí como se paró de la cama.

—Que te vaya bien.

No dijo nada y sin más se fue, es aweonao que me enoje, lo tengo más que claro, ¡pero no puedo controlar esto!

A los minutos en donde me estaba por quedar dormida, entró el Esteban.

—Así que andabas webiando con el Seba —cerró la puerta de mi pieza.

—¿Ah? —dije media weona.

—Los cabros me dijeron que te habían visto con el Seba y que más encima te arrancaste de la patrulla con ese weon, necesito una explicación ahora.

—Tiene los ojos hermosos ese cabro —me mordí el labio inferior y me gane un wate de parte de este—Uy, paco culiao me caes mal —Le mande una patada.

—No quiero que te juntes con ese weon, anda en cosas no muy bonitas, ¿me escuchaste?

—Que me acerqué a él dice —me reí.

—No estoy jugando, si sigues así me veré obligado a decirle a la mamá —me amenazó.

—Ay, Esteban oh —rodé los ojos y me senté en la cama para poder mirarlo mejor—El mino solo me pidió disculpas porque me pasó a botar y tus amigos no se si andaban jalados o qué, que por eso me subieron a su caga de auto —suspiré cansada—Además dudo que vuelva a ver a ese mino, si no me quiso dar ni su Instagram.

Debí omitir eso, porque me gane otro wate.

Me gusta ese flaite po   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora