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Desperté, desperté en la cama del Simón caga de frío.

Me tape mejor con las sábanas de color blanco pero no calienta ni una wea, me di media vuelta para mirar al Simón que está durmiendo, me apegue a él y por mi simple movimiento él se despertó.

—¿Que hora es? —bostezo.

—No tengo idea, pero tengo frío.

Se sentó en la cama para alcanzar él cubrecamas que estaba todo tirado para atrás, me tape hasta la nariz porque estoy súper helada, el Simón me apego a su pecho y me sobo las piernas para darme calor.

Un celular sonó, no se cual porque los dos tenemos el mismo tono. El Simón agarro el celular y contestó.

—Tía está conmigo, la invité a ver una película y nos quedamos dormidos, perdón —dijo mirándome con una sonrisa.

—Está a mi lado durmiendo —se rio—Yo la cuido, buenas noches—corto.

—¿Quien era?

—Tú vieja, estaba preguntando si sabía dónde estabas —dejó un beso casto en mis labios.

Asentí despreocupada, no me va a retar cuando llegue a la casa, estoy segura.

—Me dio hambre, voy a calentar la hamburguesa que no alcancé a comerme —paso por encima mío para bajarse de la cama.

—¿Y me vas a dejar sola? —alce mis cejas.

—¿Quieres que te lleve en brazos? —se rio—Ven si quieres —agarro la bolsa del McDonalds y salió de la pieza.

Que paja.

Agarre mi celular que está encima del velador para luego desbloquearlo y revisarlo, tengo una llamada perdida de un número desconocido, deben ser esos weones que llaman y nunca contestan.

Me di media vuelta para dormir nuevamente porque son las tres de la mañana y no quiero andar caga de sueño después.

A los minutos llegó el Simón y lo mire a los ojos.

—¿Te gusto? —pregunte en susurro.

Asintió y sonreí, lo abrace y así me quede dormida.

¡Le gusto conchetumare!

🦋

—No entiendo el sentido de que hayas elegido un electivo que no te guste —dije confundida, es que la Paz es muy weona.

—Pero yo te ayudo —le dijo el Simón con una sonrisa.

—Si, porfa, te amaría toda la vida —lo abrazo y le dio un beso en la mejilla.

Fruncí el ceño, pero mire hacia otro lado para poder disimular la cara culia que debo tener en este momento.

Ti imirii tidi li vidi.

—Mira si es súper fácil —hablo el Simón.

—Pero vamos a otro lado más silencioso, aquí hay mucho ruido —le dijo la Paz.

Se pararon de las bancas y me quedaron mirando—. ¿Que? —fruncí el ceño.

—¿Vienes o te quieres quedar sola? —dijo el Simón.

Nunca me a gustado estar sola, pero tampoco hago nada para cambiar eso y esta no será la excepción, cuando me enojo soy una pesa' culia que ni yo me soporto y no quiero cagarla así que..

—No, que paja ir a estudiar —saqué mi celular de mi bolsillo.

—Vamos a estar en la biblioteca por si necesitas algo —aviso la Paz.

Asentí y se fueron riéndose de quien sabe que.

Vi a la Claudia en línea, así que la llame, total a esta hora están en educación física y nunca hacíamos nada.

—Mira quien se digna a llamar —se cruzó de brazos y alzó una ceja tratando de verse enojada.

—Solo ayer no te llame, exagerada —me reí.

—Te extrañamos aquí, ¿cierto profe? wachito rico —susurró el wachito rico.

—Hola po, Victoria, ¿cómo estás? —sonrió el profe.

—Oiga tío, sabe que le encontré polola aquí —moví las cejas de arriba hacia abajo y nos reímos.

—Dejen de buscarme polola ustedes dos, ya, chao Victoria que les voy a sacar el jugo a los cabros —se paró de la galería y se fue al centro de la cancha.

—Weona no le busques polola, yo seré la suya cuando cumpla dieciocho —me dijo la Claudia.

—Tiene treinta weona, te pasa por más de diez años —rodé los ojos.

—Pero es más maduro que está pila de weones —hizo un puchero—Dejando de los ese tema, adivina.

—Tienes carrete —dije muy confiada.

Siempre que me dice que adivine algo y sonríe de oreja a oreja es porque hay carrete.

—¿Que comes que adivinas, muñeca? —me tiro un beso.

—A uste' mi amor —le guiñe un ojo y se rio.

Llegó la Millaray a su lado, es una compañera nueva que llegó a principio de este año, nos llevamos súper bien, pero me da celos que ahora este siempre con la Claudia, no quiero que me cambie po weon.

Y soy una persona celosa e insegura, lo sé y no me da orgullo ser así.

—Holi —me saludo esta.

—Buena po —le sonreí.

—¿Vas a ir hoy? Es el carrete de un amigo —jugó con su mechón de pelo.

—Si po, ustedes mándenme la dirección y yo le llego, porque no creo que las weones se den la pana de ir a buscarme po.

—Queda camino a tu casa así que..si pasaremos —dijo la Clau.

Tocaron el timbre.

—Bueno, nos vemos en mi casa —les tire un beso.

—Nos vemos —dijeron al unísono.

Me gusta ese flaite po   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora