39

8.9K 480 119
                                    

Victoria.

Entre a mi casa con el Seba sujetándome, está el Esteban y mi mamá weon.

No quiero más problemas, solo quiero.. descansar un rato.

—¿Que haces tú en mi casa? —hablo mi mamá—Victoria, ¿En que habíamos quedado? ¿Quieres que llame y lo vengan a buscar?

La ignore.

—Victoria, ¿Que pasó? —me pregunto el Esteban y me mordí el labio para no llorar otra vez.

Me duelen los ojos de tanto llorar weon, yo ya me había imaginado una vida con el porotito a mi lado.

—Lo perdí —susurré.

Se formó un silencio, un silencio que luego fue interrumpido por mi mamá.

—Sal de mi casa por favor o me voy a ver obligada a llamar a los pacos.

—Señora, yo no me pienso ir, no pienso dejar a la Victoria sola y me da lo mismo si llama a los pacos —dijo el Seba.

—Vamos a mi pieza —le dije y comenzamos a caminar.

—¿Tú crees que no los voy a llamar? —se rio mi mamá.

—¡Córtala por la mierda! —grite—¡Déjanos tranquilos por una vez en la vida, corta el webeo, me tienes arta! —solloce—¡Deja de meterte en nuestras vidas por la chucha!

—Ya, tranquila, acuérdate que tienes que estar en reposo —dijo el Seba agarrandome la cara.

—No me hables así, Victoria.

—¡Mamá córtala! —ahora el que alzó la voz fue el Esteban—¡Toda esta wea que esta pasando es tu culpa! ¡Ahora déjalos tranquilos!

Caminamos hasta mi pieza y me recosté en la cama, el Seba se sacó las zapatillas y se acosto a mi lado, escondi mi cara en su cuello y cerré mis ojos.

Ninguno de los dos dice nada, solo se escuchan mis sollozos y como el hace el típico shh para que me quede dormida.

Me dio un dolor en el vientre otra vez pero no me quejé, solo aguante el dolor.

—Reina, tiene que tomarse la pastilla —acaricio mi pelo.

—No quiero.

—Hazlo por mi —imito mi voz.

Fruncí el ceño y luego me acorde de él día en que se enfermo y yo le dije eso para que se tomara el paracetamol.

Me reí y lo quede mirando.

—Se ve preciosa sonriendo.

—Debo estar toda fea y me dices eso —apoye mi cabeza en su pecho.

—No, usted nunca está fea reina —con cuidado me subió encima de él y colocó sus manos en mi espalda—Nunca.

Coloque mis manos en sus mejillas e hice un puchero involuntariamente.

—Mi amor, ¿Por qué no duerme un ratito? Tiene que descansar —sobo mi espalda.

—¿Y cuando despierte vas a estar?

—Aquí voy a estar, se lo prometo.

Me baje de encima de él para ganarme a su lado y acurrucarme, me dio la mano e involuntariamente la llevé a mi guata, todos los días me tocaba la guata para tratar de sentirlo, pero ahora.. no hay nada.

Pero creo que está bien.

Porque.. ¿Quien quiere tener un hijo a esta edad?. No hubiera podido cuidarlo bien.

Pero yo lo quería tener, ya se había ganado todo mi amor..

Seba.

La Victoria por fin se quedó dormida, por fin dejo de llorar y ahora esta descansando un poco. Tiene su mano con la mía en su guata y me dan ganas de llorar weon.

No me gusta ver a mi reina así de triste.

A la pieza entró el Esteban y suspire, que no webee mucho porque ando mecha corta.

Se sentó en la orilla de la cama con la mirada fija en la Victoria.

—¿Como pasó?

—No lo sé, tal vez fue el susto en el mall porque tuvimos que evacuar, no lo sé —suspire.

—¿Te vas a quedar?

—Si, le prometí que iba a estar cuando despertará.

—¿Y te vas a quedar a dormir?

—Muchas preguntas, quiero a mi abogado —traté de tirar la talla.

Se rio.

—Seba, no se alejen otra vez, ella te necesita weon, estoy tratando de hablar con mi mamá para que corte el webeo y los deje tranquilos —me miró—No quiero seguir viéndola mal.

¿Después de que me amenazo con que si no la dejaba tranquila me iba a meter preso?

¿Esto es real?

—Ni weon me alejo de ella otra vez y no me importa tu mamá, ni los pacos, ni ni una wea.

—¿Queri comer algo?

Ya weon, deja reírme.

—No, gracias.

—Voy a estar adentro si pasa algo —se paro de la cama—Ultima pregunta, ¿Te quedarás a dormir?

—Siento que estás planeando matarme —me reí—Y no se, mi mamá esta sola en la casa así qué tal vez me tenga que ir.

La Victoria se acurruco más a mi y sonrió, capaz que esta soñando.

—No, ya no quiero matarte, pero eso cambia cuando me pongo el uniforme —me apunto con el dedo.

—Si yo no he echo nada mi cabo —levante una mano en forma de inocencia.

—Más te vale. Ya, los dejo solos —salió de la pieza.

Eso fue raro.

Mire a la Victoria que aún tiene una sonrisa en su rostro y yo igual sonreí.

—Te amo..

Me gusta ese flaite po   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora