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Estamos sentados frente a una lápida con el nombre de Juan Ramírez.

Murió hace cinco años —habló por fin el Seba—Un día nos llamaron y dijeron que estaba grave en el hospital, que lo habían atropellado y el weon se dio a la fuga —se aclaró la voz.

Coloque mi mano en su espalda en forma de apoyo, trago grueso.

—En la noche mi papá murió, lo último que me dijo fue y vo cabro weon, cuida a la vieja o te voy a pegar un wate —soltó una risa nasal—Pero no la he sabido cuidar bien, Victoria, solo le doy problemas.

—Como todo hijo po, no podemos ser perfectos por más que queramos —subi mi mano a su cuello.

—Ese día que la bote y venía corriendo de los pacos fue porque me chorie unos remedios pa mi mamá, los delitos de los que hablo su hermano son esos, robo en farmacias o supermercados, pero no lo hago por maldad reina, es porque igual quiero ayudar en la casa y no me dan pega po, no quiero que piense mal de mi —se le llenaron los ojos de lágrimas.

Mire la lápida y luego al Seba que está echo mierda weon, se me apretó el pecho de tan solo verlo así.

—Yo no pienso mal de ti, al contrario —apoye mi cabeza en su hombro y le agarre la mano.

—Ya hay que irnos, van a cerrar —se levanto del piso y me ayudo a pararme igual, se despidió de su papá y luego comenzamos a caminar hacia la salida del cementerio.

Salimos directo a un paradero así que nos sentamos aprovechando de que esta vacío, mis pies quedaron colgando.

—¿Se te paso la penita? —le pregunté.

—Si me da un besito se me pasa altiro —sonrío triste.

Junte sus labios con los míos y abrí mi boca para darle paso a su lengua, su mano la bajo a mi muslo y lo apretó con delicadeza, lo que me hizo jadear un poco, tire un poco de su labio que aún está herido, se quejó levemente, le di un besito en la herida de su labio y después él me agarro para llenarme la cara de besos.

—Wawita preciosa —me apretó las mejillas para después volver a juntar nuestros labios.

Esta mezcla emoción, felicidad y ternura me va a matar conchetumare, siento que mi corazón se va a salir y que voy a explotar de la emoción hermano, hace mucho tiempo que no me sentía así.

—¿Vamos a tu casa? —le pregunté.

—¿Y para qué quiere ir a mi casa? —jugó con el cuello de mi camisa.

—Es que está haciendo frío y no me gusta estar tanto tiempo afuera —coloque mi pierna izquierda encima de sus piernas.

—Pero si anda así po pulga, como no le va a dar frío —sobo la pierna que puse encima de la de el—Creo que ahí viene la micro, no se, estoy medio piti —entrecerró los ojos y me reí.

—Que goals, yo igual.

—Viste, estamos destinaos a estar juntos po reina.

Sonreí y me paré para ver la micro que ya viene bastante cerca, observé el color y después el número, si, es esa.

—Ahí viene —estire mi mano para que la tomara y así lo hizo, se paró para luego abrazarme por detrás.

La micro llego y nos subimos, pague el pasaje, en cambio el Seba saltó la wea y el chofer lo miró feo pero no le dijo nada, al final vi a la Millaray con la Claudia así que me acerqué para hablar con ellas.

—Hola —las salude.

—¡Victoria! —gritó la Claudia y me abrazo tan fuerte que casi me deja sin respiración la weona—Perdooooname, perdoooname —canto mientras nos balanceamos.

—Perdoname a mi —le di un beso en la mejilla.

—Tú mamá es una vieja culia, pero vo no teni la culpa —me apretó más

—Me estas asfixiando —me reí y me soltó.

Miró atrás mío, yo igual mire, está el Seba comiéndose un super 8.

—Wena Clau —Saludo con la boca llena y pasó por mi lado para sentarse al lado de la Milla y también saludarla, incluso le ofreció de su super 8 pero esta no quiso.

—Haber weona, ¿Que no me has contado? —susurro la Clau y se cruzó de brazos.

—Otro dia te cuento, ya sientate weona —la empuje despacio y se sentó, me agarre fuerte del fierro para no caerme y quede mirando al Seba que está mirando el papel del súper 8.

Se ve lindo..

Sonreí inconscientemente al verlo hacer.. nada. Me miró con el ceño fruncido y luego golpeó sus piernas dándome a entender que me sentara, no lo pensé ni dos veces y lo hice, me senté en sus piernas con cuidado y luego me eche para atrás. El Seba pasó sus manos por mi vientre y las entrelazó ahí.

—¿Están pololeando? —preguntó la Millaray.

—Aún no —respondió el Seba.

Me reí y lo mire—. ¿Aún?

—Si po, porque aún no le pido pololeo po, no quiero ir tan rápido, pero si usted quiere nos casamos ahora mismo nomás, yo le doy a todo —dijo feliz.

Me ruborice.

Mire a la Milla que esta súper seria mirándonos, no entiendo el porqué weon, pero no me calente la cabeza, no creo que sea porque este enojada conmigo, debe tener mas problemas po, el mundo no gira alrededor mío. Ahora mire a la Clau que esta con el ceño fruncido, cuando me pillo mirándola sonrió fingidamente.

Esa wea me hizo sentirme un poco mal, pensé que iba a echar la talla con nosotros o que diría yo quiero ser la madrina como siempre me decía a mi cuando me gustaba un weon y el niño me decía alguna wea linda, pero es todo lo contrario.

¿Que mierda pasa?

Me gusta ese flaite po   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora