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Meses después.

Seba.

Yo había elegido estudiar en el liceo esa wea que no me acuerdo cómo se llama pa estar con el Soto nomas, nunca me imagine que iba a terminar trabajando en esta empresa gracias a eso.

Soto culiao, me hubiera encantado que no se hubiera puesto weon por la chucha.

Siempre me apoyo en todo y ahora no esta en este momento que es terrible importante para mi.

Y no se porque que ando pensando en weones como ese si hace más de dos años que no se ni una wea de él, lo último que supe fue que estaba pololeando con la Claudia nomas.

—Feo culiao —susurre y seguí digitando unas weas.

Iba a tomar de mi café pero mi celular sonó así que lo deje a un lado para contestarle a la Victoria.

Me puse nervioso.

Nunca me llama cuando estoy trabajando, ¿Por qué me está llamando ahora? ¿Y si le pasó algo?

Tome aire y lo bote.

Hola mi amor —la salude pero ella no a mi, escuché un quejido—¿Victoria?

—Seba ven rápido, me duele —sollozo.

Esas palabras me hicieron irme a la conchetumare.

Tranquila, ya voy para allá, respira hondo acuérdate.

—No quiero que pase otra vez, Seba tengo miedo, no la quiero perder —comenzó a llorar.

—Mi amor no la va a perder pero tranquilícese porfa —dije subiendo al ascensor hasta el piso de mi jefe.

Entre y me miró dudoso.

—Jefe, mi mujer está c.. —me interrumpió.

—Vaya nomas Ramírez, vaya tranquilo —me sonrió.

Mi jefe es terrible buena onda weon, él está al tanto de todo lo del embarazo y las complicaciones así que yo cacho que por eso me dio permiso altiro.

—Gracias.

Baje por el ascensor nuevamente mientras intento calmar a la Victoria que está atacada llorando.

Agarré el auto y me fui lo más rápido pero igualmente cuidadoso hacia la casa, una vez que llegue entre y fui a la pieza.

—Llegue —dije acercándome a la Victoria.

Me abrazo con fuerza.

—Me duele, ¡Ay! —se quejó y me trajo recuerdos del día en qué pasó eso..

La tome en brazos y la lleve hasta el auto, cerré la casa y luego nos fuimos a la clínica porque sólo ahí atiende la matrona así que me va a costar un ojo de la cara tal vez, pero que importa ahora eso, yo solo quiero que estén bien.

Los quejidos de la Victoria me ponen aún más nervioso.

Una vez que llegamos la ayude a bajarse y entramos, la niña le dio aviso y esta nos dijo que fuéramos altiro a él tercer piso para luego ir a un pasillo que está a la izquierda.

Cuando llegamos la matrona estaba ahí así que le hizo unas preguntas a la Victoria. Luego la hizo sacarse los pantalones y yo me tuve que dar vuelta porque a la Victoria le daba vergüenza.

Que irónico es esto.

—Vamos a tener que hacer una cesaría —dijo la matrona sacándose los guantes y la mire dudosa.

—¿Por qué?

—Está mal posicionada y le puede causar algún daño a la bebé así que nacerá hoy —sonrio.

—¿Pero está bien? ¿Está viva? —pegunto la Victoria.

—Si y con ganas de salir luego a conocer a sus papas —nos sonrió—Necesito llevármela un poco —me dijo.

Asentí.

—Yo por mientras ire a buscar el bolso que está en el auto y le voy a avisar a los demás, vuelvo altiro —deje un beso casto en los labios de la reina y salí casi corriendo de allí.

🦋

Estar mirando ahora mismo como están haciéndole la cesaría a la Victoria esta siendo traumante hermano, nunca me gustaron los canales donde daban esa wea de operaciones y mostraban todo y que ahora esté viendo esto es..

Bueno no importa, no me pienso mover de aquí, no voy a dejar sola a la reina.

La Victoria me apretó la mano, esta con los ojos cerrados, le sobe el brazo y acaricié su mejilla.

Y se escucho un llanto..

En ese momento me dieron ganas de llorar también.

—Anda a verla —me dijo apenas la Victoria.

Le hice caso y fui hacia la enfermera que la está cubriendo con algo, cuando termino me la paso con cuidado.

La mecí en mis brazos para que se calmara y dejara de llorar.

—Hola princesita —dije mientras las lágrimas corren por mis mejillas—Soy tú papi, tu papá hija.

Jugó con sus manitos y dejó de llorar. Una vez que terminaron de colocarle los puntos a la Victoria me acerqué y la dejé en su pecho.

—Mi amor —dijo la Victoria muy emocionada—Preciosa, no puedo creer que este aquí.

La Victoria me dio su otra mano y me sonrió.

Gracias pacos culiaos por haberme salido persiguiendo y hacerme correr por esa calle donde conocería al amor de mi vida y a la mamá de mi hija.

Esa es la única wea que les agradezco.

Me gusta ese flaite po   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora