Vigésima Séptima Parte

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Clint despertó abruptamente en el suelo, empapado y desorientado; intentó levantarse, pero sólo consiguió poder ponerse de rodillas en aquel pequeño lago de poca profundidad.

El arquero miró a su alrededor confundido y por unos segundos no reconoció en dónde estaba o qué era lo que había pasado antes de despertar ahí.

Las imágenes volvieron a él y fue como si algo lo hubiera golpeado físicamente porque sintió como el aire escapaba de sus pulmones al recordar a su mejor amiga caer... recordó que no fue capaz de mirar hasta el final, no tuvo el valor y apartó su mirada justo antes de que ella se estrellara en el fondo del acantilado, después se atrevió a volver a mirar y apenas fue capaz de distinguirla antes de que una brillante luz saliera disparada del fondo hacia el cielo.

Barton no recordaba nada más después de eso, así que se preguntó si la cuerda finalmente había cedido y él también había caído, se preguntó si también estaba muerto y por un segundo quiso estarlo.

Sin embargo, el castaño sintió que sostenía algo en su mano cuando apretó los puños con impotencia, por lo que levantó su mano y echó un vistazo.

La gema brilló sobre la palma de su mano y Clint no pudo hacer nada más que comenzar a llorar porque sabía lo que eso significaba, sabía lo que había perdido para conseguirla.

El arquero no estaba seguro de cuánto tiempo pasó inconsciente, pero sabía que debía irse y volver a su tiempo a pesar de su impulso por ir en busca de Natasha, ni siquiera sabía dónde estaba porque la montaña que habían escalado desapareció y eso lo hizo sentirse aún más solo.

Clint ni siquiera era capaz de ponerse de pie, no tenía las fuerzas para hacerlo, así que activó su traje mientras aún estaba arrodillado en el suelo y dejó que la tecnología hiciera el resto.

Barton hizo todo el viaje a través del Reino Cuántico en automático y lo siguiente que su cerebro logró procesar es que se encontraba de pie sobre la plataforma y el traje de nanotecnología que lo envolvía se contraía de nuevo.

—¿Las consiguieron todas? —cuestionó Banner mientras inspeccionaba a sus compañeros.

—¿Realmente funcionó? —preguntó Rhodey con emoción.

Al escuchar las voces de sus amigos, Clint no pudo soportar más su propio peso ya que estar de regreso hizo que todo se sintiera más real, hizo que el final se sintiera definitivo.

Todos miraron al arquero cuando lo escucharon car de rodillas sobre la plataforma, les tomó un segundo, no más, darse cuenta de lo que estaba mal.

—Clint, ¿dónde está Nat?

Bruce fue el primer en poder hablar, el resto seguía congelado, tal vez esperado a que Romanoff apareciera o quizá negándose a siquiera pensar en lo que su ausencia significaba.

El silencio por parte de Clint lo dijo absolutamente todo, volvió sus peores miedos realidad; no pudo hacer nada más que mirar a Steve con una intensa mirada de culpa y sólo pudo ver el dolor en el rostro del rubio como respuesta.

—No —declaró el mayor de los gemelos Rogers-Romanoff avanzando hacia la plataforma—. ¡Denme un maldito traje! —le exigió a todos los que estaban detrás de los paneles de control—. Iré por ella... La traeré de regreso a salvo.

—James... —llamó Nathaniel con cuidado al acercarse a su amigo.

El pelirrojo se alejó del mayor de los hermanos Barton sin siquiera permitir que se acercara a menos de dos pasos de distancia—. ¡No! ¡No me toques! —gritó con desesperación—. ¡No me vas a detener! La salvaré y no importa sobre quién tenga que pasar para hacerlo.

El Futuro en el PresenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora