Novena Parte

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Las noches en Wakanda eran tranquilas, silenciosas, relajantes y, a pesar de eso, Steve no había dejado de dar vueltas en la cama como si su posición fuera el problema que le impedía poder conciliar el sueño. Era difícil saber el tiempo exacto que había estado así, mirando hacía la nada en algún punto inexacto en la habitación, pensando en tantas cosas y a la vez en tan solo una persona. No era algo que pudiera evitar. Todo, inevitablemente, lo llevaba a pensar en ella.

"Son tus ojos."

Aquella fue una respuesta clara y precisa, aunque aún así era difícil de comprender para Rogers. Había más de una duda rondando su mente, las principales de ellas era quién fue esa persona tan importante para Natasha, porqué había dejarlo de serlo y porqué hace apenas unas semanas eso había comenzado a ser tan relevante a diferencia de todos los años que llevaba estado junto a la rusa.

Rogers sabía que seguir pensando sin poder dormir no lo llevaría a conseguir nada productivo. Decidió levantarse de la cama y salir de su habitación para encontrar algo en lo que pudiera perder el tiempo hasta que el sueño llegara a él o, en su defecto, hasta que amaneciera y el resto del equipo despertara.

Durante sus meses de alojamiento en Wakanda, la hermana menor del Rey, Shuri, le había compartido una de sus habitaciones secretas en el palacio. Los primeros meses fueron difíciles para Steve, todo el mundo lo había notado. El Capitán dividía su tiempo en buscar a Natasha con desesperación y descargar su frustración al no poder encontrarla en el gimnasio privado del Rey, comer y dormir no eran actividades regulares en su rutina, lo que empezó a tener retribuciones en su apariencia, comenzando por sus ojeras y su barba descuidada.

Para mantener a Rogers ocupado en otra cosa que no fuera la búsqueda de Romanoff o algo relacionado con eso, T'Challa tuvo que asignarle algunas misiones al Capitán y sus compañeros, con la esperanza de que patear algunos traseros y hacer el bien le levantara el ánimo, lo cual no funcionó muy bien. Debido al fracaso de su hermano tratando de ayudar al Capitán, Shuri compartió con Steve su segundo pasatiempo favorito después de la ciencia: la pintura.

Había una habitación especial y secreta en el palacio que tenía toda clase de pinturas, lienzos de todos tamaños, pinceles, entre otras muchas cosas relacionadas con el arte de la pintura. Según la princesa, era su lugar seguro al que acudía cuando todo el asunto de la ciencia la abrumaba, cuando se atascaba en algún proyecto y necesitaba relajarse para poder continuar después con mayor tranquilidad. Shuri no se consideraba una artista, la mayoría de las veces tan solo iba a aquella habitación para arrojar pintura sin ningún tipo de orden o propósito de crear algo en específico, lo hacía por el simple hecho de que lo consideraba relajante e incluso terapéutico hasta cierto punto.

La habitación de arte de Shuri había sido el lugar favorito de Steve durante su estadía en Wakanda, a pesar de estar rodeado de una hermosa ciudad con lugares maravillosos. El dibujo fue unos de los principales pasatiempos de Rogers durante mucho tiempo, antes de que su trabajo en S.H.I.E.L.D. y como Vengador lo absorbiera por completo, incluso antes de despertar del hielo.

Así que Steve había abandonado su cama para ir a relajarse un poco a la habitación de arte de Shuri en mitad de la noche. No lo resultó extraño encontrar todo tal y como lo había dejado la última vez que estuvo ahí, la pasión de la hermana menor del Rey siempre fue la ciencia y pocas veces se llegaba a sentir agobiada por ella, así que visitaba aquella habitación pocas veces, seguramente Rogers la había utilizado más de lo que su dueña lo había hecho durante años.

Resultaba difícil saber cuánto tiempo había pasado Steve en aquella habitación. No había amanecido todavía, así que podía estar seguro que no demasiadas horas pero, juzgando por el avance de su pintura, tampoco había estado ahí menos de, por lo menos, dos horas. Cuando comenzó lo hizo colocando la pintura sobre el lienzo con pinceles de diferentes tamaños, pero en algún punto, que incluso para el mismo había pasado desapercibido, empezó a pintar con sus propias manos que ahora se encontraban llenas de pinturas de diferentes colores.

El Futuro en el PresenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora