—La luna llena ilumina la oscuridad de la noche y nos deja expuestos —argumentó Iván, como respuesta a la pregunta de Natasha al notar que él se veía inquieto al mirar el satélite en el alto del cielo nocturno—. Si un día ellos te envían a matarme, no lo hagas durante una luna llena. Odiaría que fueras tan predecible.
Antes de que Natasha pudiera decir algo más, Iván desaparecido en un parpadeo, junto con todo lo demás, incluida la luna y las estrellas que apenas un instante antes decoraban el cielo nocturno de Rusia.
La inmensa oscuridad rodeó a Natasha y la hizo sentirse desorientada, aunque esto sólo duró otro parpadeo, porque al instante siguiente se encontraba en el interior de una departamento, cubierta por las suaves y delgadas sabanas que la cubrían sobre una cama que le era demasiado familiar a su cuerpo, como si hubiera dormido sobre ella decenas de veces antes. Observó con detalle el lugar en el que se encontraba y todo le resultaba tan familiar como extraño a la vez.
—Lo siento, no quería despertarte —se disculpó James, apareciendo en la habitación, colocándose su ropa de combate—. Acaban de llamarme para una misión, así que debo irme.
—¿Quieres que te acompañe? —las palabras habían salido de la boca de Natasha de manera inconsciente, en medio de su completa confusión por la situación.
—Por más que disfrute ver lo sexy que te ves al patearle el trasero a los objetivos, me temo que esta misión es sólo para el Soldado Del Invierno —Barnes se acercó a Natasha para besarla por última vez antes de dirigirse a la salida del departamento—. Recuerda salir por la ventana.
—¿Tienes miedo que espante a tus otras conquistas en el edificio?
—Aunque lo quisiera, me dejas demasiado exhausto todas las noches como para que tenga energía para estar con alguien más —respondió el ex-sargento, con un poco de humor en su voz—. Hablando enserio, Natalia. Ellos tienen ojos y oídos por todas partes... No podría perdonarme a mí mismo si ellos te castigan por mí culpa —dijo, esta vez con un tono mucho más serio, antes de salir finalmente del departamento.
Las palabras de James Barnes no pudieron dejar más confundida a Natasha, quien permanecía sentada sobre la cama destendida. Se quedó ahí por algunos segundos más, hasta que notó una caja de cartón en medio de la habitación en donde se encontraban. Y la pelirroja podría jurar que eso no se encontraba ahí cuando James salio. Un poco dudosa se levantó de la cama y se acercó a la caja que extrañamente llamaba su atención. Se arrodilló y se dispuso a darle un vistazo al contenido. Casi pudo sentir a su corazón detenerse cuando sus ojos observaron que sus pocas pertenencias personales se encontraban ahí, incluyendo su fotografía con Alexi, que él mismo le había regalado con una inscripción sobre ella.
"Aun no puedo creer que dijeras que sí. Te amo, mi querida Natalia."
El sonido de unos nudillos golpeando suavemente la puerta hicieron a Natasha dejar sus tristes pensamientos al ver aquella fotografía. Al mirar a su alrededor se percató de que ya no se encontraba en el mismo departamento que hace unos segundos antes, en cambio, está vez sí reconocía en donde estaba. No pasó mucho tiempo ahí, pero era una de sus casas seguras en New York, cerca de Hell's Kitchen. Al ponerse de pie, dejó la fotografía encima de la chimenea y tomó el arma que también estaba ahí, caminando hacia la puerta con precaución.
—¿Amigo o enemigo? —cuestionó en voz alta antes de abrir.
—Amigo... —escuchó del otro lado, reconociéndolo al instante—. Bueno, depende. ¿Si digo 'enemigo' me atarás? —con aquellas últimas palabras finalmente confirmó sus sospechas.
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El Futuro en el Presente
FanfictionMeses después de la Guerra Civil, un grupo de jóvenes viajeros provenientes del futuro hacen su aparición, escondiendo un gran secreto y acompañados por un nuevo problema que obligará a los Vengadores a dejar a un lado sus antiguas diferencias con e...