Primera Parte

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Pasaron dos días para que el Agente Fitz pudiera siquiera comprender el lenguaje que utilizaba la vieja máquina de Howard Stark, después tardó otras cuarenta y ocho horas para poder perfeccionar la idea y acoplarla a un equipo mucho más moderno y funcional. Al final del quinto día, Fury ya tenía un equipo de asalto cerca del punto del origen que había deducido Fitz. Lo que fácilmente hubiera pasado como un fallo antes, se empezó a tomar enserio cuando descubrieron que el punto de origen de la singularidad estaba en alguno de los pisos de la abandonada Torre Stark.

 —¿Están seguros de que no quieren llamar al Señor Stark para confirmar que no se trata de una de sus invenciones? —sugirió nuevamente Fitz, mientras preparaba sus juguetes para rastrear la singularidad—. Esto podría ser una completa pérdida de tiempo.

~Nos preocupa mucho más que sea Tony quien esté jugando con el espacio-tiempo. Últimamente no tiene las mejores ideas.

La voz de Fury se escuchó a través de los comunicadores que llevaba el equipo. Puede que él no se encontraba ahí físicamente, pero sí que estaba pendiente de lo que ocurría en todo momento.

 —Tony suele tener problemas para distinguir si su inventos son buenos o si podrían ser una amenaza para el resto del mundo —explicó Hill—. Cuando los Vengadores estaban juntos, el resto del equipo tenía el trabajo de ser la conciencia de Tony, pero ahora, con el equipo desecho, dudo que alguien lo esté supervisando.

 —Leí el informe de Black Widow sobre el Señor Stark, pero creí que sólo no se llevaban bien —comentó Daisy terminando de colocarse su equipo—. Nunca imaginé que el gran Iron Man fuera tan inestable.

 —Tal vez deba quedarme aquí y monitorear la señal de forma remota —sugirió de nuevo Fitz al descargar su equipo de la camioneta.

—Eres el único que tiene la mínima idea de cómo encontrar el origen de la señal—argumentó Hill—. Vendrás con nosotros.

—Precisamente por eso es que debería quedarme. Si ahí dentro hay un ejército de alienígenas, yo podría ser el único que encuentre la forma de regresarlos a su mundo. Pero no podré hacerlo si muero.

—Estás siendo paranoico. En primer lugar: un ejército no cabría ahí dentro. Y, en segundo lugar: de ser así ya hubieran atacado, han pasado días desde que ocurrió la singularidad.

—Que sea poco probable no significa que no podría pasar...

—Suficiente—sentenció la Agente May—. Todos entraremos y nos enfrentaremos a lo que sea que pueda estar ahí.

—¿Alguien podría repetirme el por qué no hemos llamado a Tony Stark?—cuestionó Daisy—. En el caso de que haya un ejército alienígena ahí, me gustaría tener a un hombre con armadura de hierro de nuestro lado.

—La Torre podrá seguir teniendo la insignia de los Vengadores en la cima, pero ya no es propiedad de Tony—explicó Hill—. Está lejos de ser su problema. Además, no sabemos exactamente qué fue lo que causó la singularidad o si es una falsa alarma.

—No es una falsa alarma —aseguró Fitz—. Lo revisé docenas de veces.

~Otra razón para no llamar a Stark.

—Lo que sea que pase a partir de ahora, es nuestra responsabilidad —declaró la Agente May—. Fitz, ¿puedes abrir la puerta?

—Ésta puerta técnicamente no existe, tampoco el túnel abandonado en el que estamos y el cual pasa exactamente por debajo de la Torre. Dudo que la seguridad sea fácil de burlar, así que esto podría tardar un poco.

Hill se acercó a donde se encontraba el agente y lo hizo a un lado, introdujo un código en el panel que se encontraba al lado de la puerta haciendo que ésta se abriera casi al instante. Al terminar, el resto del equipo la miraba sorprendidos por lo que acababa de hacer.

El Futuro en el PresenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora