El Futuro en el Presente

Vigésima Tercera Parte

Natasha le informó al Señor Lin el trágico destino de su hijo y se disculpó con él a través de una videollamada por, aparentemente, ser la causa de su pérdida; además de asegurarle que se encargaría de hacer pagar a las personas responsables y pedirle que no hiciera nada estúpidamente impulsivo a causa del duelo.

Algunos pocos minutos después de aquella breve llamada, los médicos de la base de CIA en la que se encontraban terminaron con el primer exámen y chequeó médico oficial de Clint después de la explosión; declarando que los tímpanos del arquero habían sido dañados y que no podían ofrecer un diagnóstico más profundo debido a que no contaban con las herramientas para determinarlo de forma precisa.

Con base en la opinión profesional de los médicos que afirmaban que Barton estaba estable para un traslado, Romanoff lo subió a un Quinjet y lo llevó de regreso a New York; no sin antes hacer que los doctores le dieran algunas drogas al castaño para mantenerlo dormido la mayor parte del viaje y definitivamente no sin antes dejar a cargo a Carter de la búsqueda de Belova mientras ella se encargaba de su mejor amigo.

De regreso en la base de Los Vengadores y habiendo informado al equipo de lo sucedido de antemano a través de F.R.I.D.A.Y., Tony y el resto del equipo con cualquier experiencia en el área médica los esperaban con ansias cuando Natasha bajó del Quinjet guiando a un somnoliento Clint fuera de este.

En cuanto Barton y la mayoría de los presentes desapareció camino al área médica, Romanoff se quedó en su lugar por unos segundos, debatiendo entre acompañar al resto o ir a su oficina para regresar a su búsqueda de Belova mientras las pistas no estuvieran demasiado frías.

Antes de que Directora tomara su decisión, percibió una presencia acercándose a ella; ni siquiera tuvo que mirarlo directamente, podía reconocer la figura de Steve aún por su visión periférica y mente dispersa. Aun así se giró para enfrentarlo por las decisiones que había tomado desde la última vez que lo había visto a él y al resto del equipo.

Rogers se detuvo a no más de dos pasos frente a ella y la observó con una expresión de preocupación y alivio, incluso una pequeña pizca de enojo, aunque hizo todo eso a un lado y simplemente la jaló hacia él para abrazarla con fuerza.

—¿Estás bien? —preguntó finalmente el rubio al alejarse de ella.

—Sí, estoy bien, sólo un poco molesta... —declaró Natasha, demostrando un poco más de vergüenza que enojo—. Sabía que algo andaba mal, no estaba segura de qué era, pero lo sentía y aun así seguí adelante... Y Clint pagó el precio.

A pesar de que Steve no estaba seguro de lo que había pasado, había llegado a conocer a Natasha tan bien como Clint, por lo que ya estaba familiarizado con la tendencia de Romanoff a culparse a sí misma por todo lo que llegaba a salir mal.

—Él estará bien —mencionó Rogers con una certeza que no tenía bases sólidas teniendo en cuenta que sabía incluso menos que la pelirroja frente a él, pero confiando en el arquero y en su aparente capacidad para evadir la muerte.

—Lo sé, su cabeza es más dura de lo que parece; la he golpeado lo suficiente como para saberlo con certeza.

Steve sonrió por el comentario y este casi hizo que pasara desapercibida liguera y fugas mueca de disgusto en el rostro de la rusa, lo que lo hizo regresar a una actitud seria—. Estoy seguro de que Clint conocía bien los riesgos y que jamás te culparía por lo que pasó, así que tú tampoco deberías hacerlo.

Ciertamente la conjetura y posterior consejo de Rogers no sorprendió en lo absoluto a Natasha, cada vez parecía ser un libro más abierto ante aquellos ojos azules y se negaba a verlo como algo malo a pesar de las situaciones como esa en la que sólo parecía estar completamente expuesta ante él, aunque eso también significara que sus diversas formas de librarse de aquellas situaciones eran cada vez menos efectivas, pero eso no le impidió intentarlo.