capitulo 38.

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los tres días que restaban de viaje habían terminado y por la llamada que habían tenido ayer con sus amigos, Amelia se iba a instalar un tiempito en la casa de Claudia por si las dudas le pasaba algo grave.

para su mala o buena suerte su mejor amiga le había contado al profesor el rumor que circulaba por todos lados, eso implicó 20 mensajes por hora cada día diciendo que tenían que hablar, mensajes que nunca contesto.

ella había estado bajo las sábanas esos tres días, llorando, mirando fotos, escuchando música y durmiendo abrazada a objetos con el olor del mayor. No sabía en qué momento todo se había ido a la mierda.

esos días no había probado bocado de casi nada, apenas tomaba un té por la mañana y dos galletitas a la tarde, tenía un nudo tan grande que le costaba tragar la comida y en más de una ocasión la terminó vomitando.

nunca pensó que se iba a sentir así otra vez, su cuerpo estaba tan pesado que le costaba una hora salir completamente de la cama, su cara estaba tan pálida que se podía confundir con un fantasma, sus brazos y piernas estaban cada vez más flojos y flacos, ni hablar de esas ojeras color violeta intenso.

ese viernes se dispuso a salir más rápido de su cama y limpiar para que sus amigos no notaran nada fuera de lo común. Cómo hacía antes ensució platos y los puso en la pileta sin lavar para simular que si había comido.

se baño, se cambió y tapó sus ojeras y cara demacrada con un poco de maquillaje, no era amante de este pero mejor eso antes que un médico al que seguramente llevarían si la ven tan pálida.

el frío seguía presente en el lugar por lo que agarro un abrigo y se dirigió al aeropuerto, esperando ver llegar a sus personas favoritas.

vio dos siluetas tan conocidas corriendo hacia ella con intensidad que lo único que pudo hacer fue abrir sus brazos antes de que la tiren al piso en un intento de abrazo amoroso.

se pararon y como era costumbre le hicieron tantas preguntas juntas para saber si estaba bien que se había perdido en el cuántos dedos ves.

los ayudo con sus valijas y antes de dirigirse a la salida pudo divisar como Liam aparecía en su campo de vista, en ese momento sus piernas fallaron y si no fuera porque se sostenía de la maleta estaba segura que se encontraría en el piso.

notó sus ojeras a distancia, no era la misma cara que ella amaba tocar y mimar, estaba flaca y demacrada, las ojeras se hacían cada vez más marcadas y se veía completamente perdido, como si no hubiera dormido en días.
Sus miradas conectaron tan perfectas que no querían dejar de verse, no podían, ella sentía que de alguna forma le estaba pidiendo perdón sin palabras.

sus amigos al notar la situación agarraron a la menor y la llevaron para la salida, corriendo desesperados a la hora de buscar un taxi para por fin llegar a la casa.

una vez dentro de esta y para sacar el tema que más lastimaba a Claudia, empezaron a contar cómo había terminado el viaje, la fiesta de blanco, la noche de velas y mil acontecimientos más. Evitando la peor parte.

- me alegro tanto que la hayan pasado bien -respondía sin saber, estaba en otro lado

- gracias amor -hablo el más alto- Clau, se que esto es difícil para vos y nosotros no quisiéramos tocar el tema

- si -siguió hablando la rubia- pero, investigamos un poco de lo qué pasó realmente

- chicos -interrumpió- los amo tanto, les juro que no se que haría sin ustedes pero.. no quiero saber nada, se que les dije que investiguen y todo y si quiero saber qué pasó pero no por ustedes

¡PELIGRO, ES MAYOR! || L.P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora