Capitulo 23.

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Viernes 20 cayó como si nada, ya estaba por terminar la semana y la cara de Claudia lo sabía, lo único que se veía era felicidad y más felicidad.

Cómo todo receso estaba con su amiga en la banca tomando un té con unas medialunas

- ¿y como van con tu mayor? -reía por el apodo

- Creo que bien, hablamos un par de veces por Instagram y por llamada una que otra noche pero nada más de eso, desde el lunes no nos vemos mas que en clase. Igual lo entiendo, esta demasiado ocupado

- Si la verdad que si, pobre. Vos imagínate tener que bancar pendejos irrespetuosos todo el día

- Igual es lo que le gusta, si no no lo haría

- Es verdad, ¿cómo están tus papás? ¿Hablaste con ellos?

- Si, están bien, felices allá. Preocupados por cómo voy en el colegio y también por dejarme tanto tiempo sola, me hiciste acordar que tengo que buscar el depósito que me hicieron de cada mes

- Es verdad, si queres después te acompaño

Antes de que Claudia pudiera contestar una tos falsa se hizo presente en la charla, levantando la vista se pudo ver de quien era esa tos

- Señorita Mileghar, necesito que me acompañe a la secretaría para hablar de unos temas -dijo firme el director

- Si director como no

Claudia se paro con su mochila y con la cara de terror siguió al director hacia la secretaría para lo que sea que iban a hablar. En el camino solo se persiguió ella misma con que se habían enterado lo de el profesor Payne y después se dio cuenta que no eran nada así que no pasaba nada.

Entraron a la oficina y Dexter le dirigió con su mano que se siente en la silla frente a el, como era costumbre ella se sentó y empezó a jugar con el adorno de allí arriba.

- Bueno Claudia, con el tema de las vacaciones de invierno y todo no pudimos tocar el tema pero de lo que quería hablar es del rendimiento en la materia contaduría, habíamos hablado con el profesor de las clases particulares. ¿Te acordas?

- sisi me acuerdo, con todo esto de las vacaciones nunca pudimos empezar las clases y después no se volvió a tocar el tema.

- Bueno, con la confirmación que recibí de tu tutor y una charla con el profesor decidimos que sería bueno que inicies mañana sábado, si es que no estás ocupada.

- No hay drama pero, ¿a que hora? No es por ser exigente pero es sábado y no tenía planes de levantarme a las ocho de la mañana -reía- igual a la hora que le quede cómoda al profesor yo voy

- Eso no lo se, el profesor me dijo que al terminar una clase estaría acá pero no lo veo y la clase ya terminó

luego de eso se escucharon risas del otro lado seguido de un golpe en la puerta, el director dio aviso que podían entrar y en ese momento Claudia sintió algo raro en ella.

El profesor Payne y la profesora Castillo entraron riéndose y se los veía muy a gusto, Claudia por experiencia sabia que no tenía que tomar las cosas a mal pero algo adentro de ella le hacía sentir rara.

- Uy disculpen director, Mileghar. Bueno me retiro -dicho esto último la profesora se fue no sin antes darle una mirada coqueta al profesor

- Bueno director acá estoy, hola Claudia, ¿paso algo con la alumna?

- No profesor, lo cité así organizábamos mejor lo de las clases particulares, con esto de las vacaciones nunca pudimos concretar y el fin del trimestre se va acercando cada vez más. Estábamos hablando con la alumna de empezarlas el sábado si usted puede.

- Tiene razón, yo el sábado puedo, tengo horario de 8 a 9 de la mañana o ya más tarde de 6 a 7 de la tarde, como a usted le quede más cómodo Señorita.

- Me queda mejor a las seis de la tarde profesor, me podría pasar su dirección así se donde tengo que ir?

- Si -agarro papel y una lapicera para anotar su dirección- ahí está escrita, la espero entonces mañana Mileghar. Disculpen que me tenga que retirar pero en menos de dos minutos inicia mi clase

- Si director yo también me tendría que retirar, inicia la clase de filosofía y la profesora es muy exigente -mencionó levantándose de su silla para dirigirse a la puerta

- Claro chicos no los molesto más, ¡espero que le vaya bien mañana y buen fin de semana!

Claudia y el profesor se retiraron de la secretaría al mismo tiempo sólo que ella se fue para otro lado para no encontrárselo, no sabía que era lo que sentía o mejor dicho si sabía pero no lo quería admiti.

La mayoría de personas experimentamos la negación al amor, esa fase que después de haberte lastimado juras no volver a estar enamorado de nadie más hasta que aparecen esas mismas sensaciones que la primera vez, los nervios y retorcijones de estomago, manos sudorosas y palabras sin coherencia. No queremos aceptar que estamos enamorándonos de esa persona, es un mecanismo de defensa y protección a nosotros mismos.

Ella mientras caminaba por los pasillos experimentaba esa sensación de negación, pero el enojo interior después de haber visto a los dos profesores le mostró la verdad.

Agotada después de las clases, la alumna fue rumbo a su casa para pensar en frío, la mayoría de clases se la pasó distraída por no saber cómo manejar sus emociones, eso no le agradaba ya que su rendimiento de alguna forma bajaba.

Llegó y lo primero que hizo fue apagar el celular para luego tirarse en el sillón a ver la televisión y escuchar música mientras almorzaba. En otra ocasión hubiese preferido pedir delivery pero esta vez pensó que cocinar para distraerse sería una buena opción.

La tarde la quiso pasar entreteniéndose con cualquier cosa para hacer en la casa pero la noche cayó y ya no había nada mas para hacer.

Cómo era costumbre cada vez que reflexionaba en la noche agarro su cajetilla de cigarrillos y prendió uno entre sus labios, se sentó en el balcón que daba para la calle y los pensamientos no tardaron en venir.

De la forma más difícil aprendió que los celos nunca eran buenos en una relación, mucho menos la desconfianza pero lo que más le molestaba es que no estaban en una relación e igualmente ella sentía esas ganas de ir hacia la profesora y arrancarle una por una las mechas pelirrojas falsas.

No sabía que era exactamente lo que sentía por el y tampoco quería saberlo, esa sensación de quererlo tener cerca y frustrarse por no poder, la quemazón interna por verlo reír con alguien de su edad, y se dio cuenta que ahí estaba el por qué se sentía así.

A lo largo de su corta vida pudo aprender que enamorarse de personas mayores a ella le traía algunas veces la inseguridad de que pasaría si se aburrieron de ella, buscando amor en alguien de su edad, sintiéndose lo poco madura como para estar con esa persona. Llevándola a cuestionarse la mayoría de veces si en realidad quiere volver a sufrir.

En sus relaciones nunca la pasó bien, ella era la chica menor que se enamoraba de las personas mayores logrando que la manipulen a su antojo, que la hagan sentir siempre menos y que la rebajen todo el tiempo por tener menos edad que ellos. Pero, Liam le hacía sentir seguridad.

¿Nunca les pasó estar con una persona y sentirse protegida? Cómo que no les hace falta nada más, te olvidas que existe la hora, los minutos y segundos, no te acordas de ningún aparato tecnológico y simplemente deseas quedarte con esa persona todo el tiempo, sin límite y sin opiniones de los demás. Eso le estaba pasando a Claudia y le preocupaba que sea en tan poco tiempo.

Decidió una vez más dejar que todo tome su rumbo, tenía mucha vida por delante como para quemarse la cabeza por una relación que ni siquiera se sabe si se va a dar. Se quedó un rato más en su balcón con un poco de rock con volumen bajo de fondo.

Termino el segundo cigarrillo y decidió que era hora de pararse para entrar, hace mucho tiempo no le pasaba de pensar tan profundamente las situaciones pero igualmente prefirió ir adentro para descansar mejor.

se adentró entre sus sabanas y poco a poco fue cerrando los ojos, dejándose vencer por el sueño

¡PELIGRO, ES MAYOR! || L.P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora