50. Adictivos

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Theo

Perder a dos bebés de dos mujeres distintas antes de tener veinte, debía ser una gran desgracia. Mi mejor amigo se había quedado estupefacto con la noticia de Giselle hace unas cuantas horas o al menos eso me había comentado Fallon, se reprochaba el hecho de no haber sido más cuidadoso con el estado de la chica cuyo aborto había sido premeditado.

Subí al tejado y ahí lo encontré admirando el cielo, una ligera brisa acariciaba su cabellera y los últimos rayos de sol le daban un tono castaño. Tenía la cabeza metida entre las piernas, ni siquiera notó cuando me senté junto a él. Toqué su espalda y cuando volteó a mirarme pude sentir como el peso de todo lo sucedido en estos meses le pasaba factura o al menos fue lo que también sentía al estar a su lado.

—¿Crees que esos bebés me odiaban por ser uno de sus progenitores? ¿Crees que la vida me los arrebató porque iba a ser un padre terrible? —musito más para el mismo que para que para los dos.

—No lo se hermano, pero si de algo estoy seguro es que hubieras sido un padre estupendo —aseguro apretando su hombro.

—Theo, no tengo mucho tacto con los niños y lo sabes. Ni siquiera soporto cuando Dylan hace un berrinche y la única manera de calmarlo cuando no están es dándole golosinas o haciendo alguna payasada para que se distraiga…

—Se que eres un niñero terrible —lo interrumpo —, pero también se que quieres al niño y que te preocupas por él.

—Chicken little es un enano soportable y adorable la mayoría del tiempo —sonríe.

—Tal vez no era tu momento para ser padre. Se de antemano que hubieras respetado la decisión de las chicas si no hubiesen deseado tenerlo desde el principio. Giselle jugó con eso y Fallon ni siquiera lo sabía, Ty. También se que siempre vas a recordar a esos bebés como una de las mejores cosas en tu vida.

Él me sonríe, le doy un fuerte abrazo de lado y lo despeino ganándome su reproche.

—Aww —escuchamos de pronto —, se ven tan tiernos juntos.

Abby está con una mano sobre su frente cubriéndose del sol y la otra acariciando su abultado vientre desde el balcón mientras nos observa. Usa un vestido azul de tirantes y su cabello lo lleva atado en dos moños al estilo Pucca. Me recuerda a la Abby del instituto.

—Bombón, que sorpresa ¿al fin decidiste venir a rogar mi amor? Te recuerdo que será difícil porque una pelirroja me tiene a sus pies —bromeo luego de darle un silbido homenajeando su figura.

—Vine a ver a mis dos universitarios favoritos.

—Fallon te llamó ¿verdad? —indaga Tyler y ella asiente con una media sonrisa.

—Vengan, Dexter hará la cena.

—Eso suena de maravilla, porque tu comida es asquerosa, hermana —señala Tyler y ella le muestra su dedo medio.

—Mi esposo va a consentirte solo por esta noche —declara su hermana.

—Eso suena tentador ¿tu redondo cuerpo ya lo aburrió? —vuelve a atacar mi mejor amigo y al ver que Abby empieza a sollozar baja del tejado siguiéndola adentro. Lo escucho maldecir al darse cuenta que su hermana estaba fingiendo.

A los pocos segundos Becca aparece y la invito a sentarse entre mis piernas para ver el atardecer.

—¿Dylan? —pregunto.

—Está viendo la televisión en su habitación con Fallon. Ya le di sus medicamentos —suspira luego de eso mientras acaricia mi brazo. Me gusta el color blanco en sus uñas.

—Él va a recuperarse muy bien —beso un lado de su cabeza y ella se gira un poco para poder mirarme.

—Gracias por estar en esto conmigo Theodore Fox.

—Amo a Dylan y tu tono de voz cuando dices mi apellido.

—Es un apellido que le ha dado giros a mi vida.

—Los Fox somos irresistibles, cerecita —beso sus labios gentilmente y ella ruega por algo más intenso —. Somos adictivos —profundizo el beso.

—Realmente lo eres —sentencia mordiendo mi labio inferior y restregando su trasero en mi erección.

—Santo cielo, no lo vayan a hacer en el tejado —gruñe la voz de mi hermano, dañando mi momento perfecto.

—¿No tienes que hacer la cena? —protesto y él ríe limpiando sus manos en uno de los delantales que suele usar Becca.

—Necesito algunas cosas, ve a comprarlas —ordena.

—Dex, estoy ocupado —mascullo.

—Lástima, para eso están los hermanos menores. Naciste años después de mí, Theo. Eso te convierte en mi esclavo.

Becca suelta una risita y se levanta dejándome solo.

—Hazle caso, por favor —me solicita la pelirroja —. Vamos Dexter, te ayudaré —le dice lo último a mi hermano y él me da una sonrisa victoriosa por arruinarme el atardecer.

—Eso es por coquetearle a mi esposa —aclara y yo rio.

—No es mi culpa que tus tatuajes ya no la seduzcan.

—Oh, hermano. Tengo muchas maneras de seducirla —comenta con una sonrisa pícara —Este delantal me está dando ideas sucias.

Arrugo mi ceño y Becca intenta descifrar las palabras de mi hermano mayor.

—Ni lo sueñes, si un cuerpo desnudo tocará ese delantal para cumplir una fantasía será el de Becca, no el tuyo Dex —resalto.

—¡Princesa adivina que haremos esta noche! —exclama el pelinegro llamando a Abby mientras la pelirroja lo sigue tras arrojarme un beso volado.

Luego de cenar y hablar durante horas con mi hermano y mi cuñada. Ellos nos obsequian boletos para un recorrido en tren el cual parte de un pueblo cercano, ofreciéndose cuidar a Dylan. Y aunque Becca y yo nos resistimos al principio, terminamos cediendo, sabiendo que el niño estará en buenas manos. Después de todo lo que nos ha pasado a los cuatro, sentimos que tomarnos un día de relajación no estaría mal.

Cuando estamos a solas en la habitación, saco un barco de papel de la mesita de noche y se lo doy a Becca. Ella pasa los dedos por los dobleces y lo observa con cuidado.

—No importa cuan fuerte sea la tormenta, siempre la enfrentas como un pequeño barco. Piensas que no resistirás, que el agua te consumirá, que te quedarás a la deriva o que te hundirá,  pero siempre hallas la manera de hacerles saber a tus tripulantes que darás todo de ti hasta el final para llevarlos a tierra y que se sientan a salvo.  Porque así eres, una mujer grandiosa y protectora, que ha luchado por su hijo y por su hermana durante mucho tiempo. Alguien que me ha enseñado muchas cosas entre ellas el esfuerzo y el amor.

—Theo… —susurra cuando lee las palabras: fuerte, hermosa, leal, dedicada, escritas en todo el barco. Acaricio sus mejillas. Sus ojos brillan con la luz de la lámpara que tenemos encendida, pero también es un aviso de sus lágrimas conteniéndose.

Saco otro barco de papel de la mesita y se lo pongo en las manos.

—Tan solo recuerda que hay otro pequeño barco, dispuesto a atravesar cualquier otra tormenta contigo.

Se lanza hacia mis brazos y la sostengo como a una niña, dejo que llore por todo aquello por lo que ha tenido que pasar y por lo que tal vez no se dio el tiempo de llorar lo suficiente para sentirse en paz. Ser madre soltera, criar a su hermana menor, huir cada vez que Silas las encontraba. Ver como dos locos morían frente a ella, enterarse de su origen, estar al borde de la muerte por su madre y casi perder a su hijo. Son sucesos que la han marcado y que la han vuelto una mujer más valiente, más compasiva, más precavida y sobre todo también para mí, más adictiva.

Nota de la autora:

¡Hey peques! Aquí nuevo capítulo. Falta poquito para el final :(

Amo cada vez que aparece Dexter :3

Nos leemos en Jaque mate a Cupido ;)

La excepción en mi plan T ©[Plan #2] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora