26. Fantasy Circus

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Revisa haber leído el cap anterior ya que hice doble actualización ;)

Theo

El pequeño rubio admiraba todo a nuestro paso, en especial a los animales que se exhibían. Fantasy Circus era conocido por sus actos impresionantes, por sus geniales acróbatas y sus risueños payasos.

—Mami. ¡Gatito! ¡Gatito! —exclamó Dylan en los brazos de Becca, señalando al gran animal rayado frente a nosotros.

—Eso es un tigre, mi amor.

Levanté mis manos a manera de garras y gruñí para hacer reír al pequeño.

—Adilla gaciosa.

Sonreí y revolví su cabello.

—¡Sean bienvenidos a Fantasy Circus! —anunciaba un hombre en unos sancos cerca de la carpa principal —¡Tengan cuidado todo aquí puede ser una gran fantasía!

Por eso me encantaba venir desde niño, sus actos me dejaban sin palabras. Mamá solía traernos a Dexter y a mí a escondidas de mi padre, quien murió en un accidente cuando yo apenas era un niño. No tenía muchos recuerdos de él, mi hermano mayor me decía que era mejor así, después de todo él no había sido un gran padre.

Tenía razón, lo que más recordaba era como le gritaba a mamá y las veces que golpeaba a mi hermano. Dexter solía pedirme que me escondiera en el armario y que lo esperara ahí mientras contaba hasta cien. No recuerdo cuantas veces llegué a pasar de ese número y mi hermano aparecía con su rostro lastimado para sacarme del armario. El día del accidente de Daniel Fox, nosotros estábamos con él.

Como cualquier niño ingenuo creía que mi padre había regresado arrepentido luego de ser echado de la casa por un adolescente Dexter. Me había equivocado, él intentó suidarse con nosotros en el auto. Estaba agradecido de que mi hermano me hubiera sacado a tiempo antes de que el vehículo se fuera al fondo de un abismo con la escoria de mi padre.

Miré a Dylan y me preguntaba que tanto le afectaría crecer sin un padre. Si lloraría como yo extrañando tontamente a un bastardo que nunca lo quiso o si en su corazón tendría la fórmula adecuada para perdonar y olvidar. Sabía de antemano que él sería el orgullo de su madre a pesar de todo, pues Becca estaba dando lo mejor de ella.

—¿Estás bien? —me preguntó la pelirroja.

—Claro, vamos. Les encantará esto.

Entramos y todo era como lo recordaba. Una leve capa de humo cubría el suelo, el centro era el único lugar con más iluminación. La gente aplaudía emocionada, silbaban y esperaban con ansias.

Tomamos asiento, un hombre con traje elegante y gran sombrero dio la bienvenida. El show comenzó con unos acróbatas dejándonos a todos con la boca abierta por la manera que tenían de moverse en el aire.

La noche iba de maravilla, nuevamente me sentía como el pequeño Theo. Miré a la mujer a mi lado y agradecí ser grande ahora.

Unos payasos entraron a hacer malabares mientras una chica hacía su entrada de pie en un caballo. Todos aplaudíamos las piruetas que hacía sobre el mismo.

—Esto es muy emocionante, Theo. Gracias por traernos —me dijo la pelirroja apretando mi mano.

—Son los poderes de convencimiento Fox —le susurré.

Besé su mejilla rápidamente y aplaudí otra vez junto a los demás espectadores, esperando los siguientes actos.

Mujeres sobre la cuerda floja, payasos arrojándose pastel, perros saltando por aros, un león siendo domado y un hombre en una ruleta amenazado por cuchillos, llenaron de euforia a la multitud.

Yo esperaba con ansias el show final. El de magia. Dexter solía convencerme de que la magia existía, decía que pronto vería como los gritos de papá dejaban de existir en la casa ya que él sería un gran mago. No lo creía posible, pero mi hermano no era un mentiroso.

—¡Ahora con ustedes el poderoso Geraldini! ¡El gran mago de las sombras!

Silbé con todo el aire que tenía cuando varias sombras aparecieron persiguiendo al hombre elegante con un bastón y guantes negros apareció con un antifaz plateado. Parecía un reemplazo joven del mago que yo recordaba.

Las sombras danzaban con la música mística que habían puesto. Danzaban hasta formar una sola y luego desplegarse hasta las paredes de la carpa.

Todo el mundo estaba a la expectativa. Becca apretó mi mano con fuerza de pronto, su pecho subía y bajaba de inmediato. Parecía estar temblando.

—¿Qué sucede? —indagué mirándola con preocupación.

—La sombra, la sombra, la sombra... —repitió en voz baja para luego tomarse de la cabeza.

Miré hacia adelante y Geraldini observaba con una sonrisa maliciosa a Becca. Algo dentro de mí desató un mal presentimiento en ese instante, cuando todos los presentes parecían estar quedándose dormidos.

Nota de la autora:

¡Adiós paz mental!  ;)

La excepción en mi plan T ©[Plan #2] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora