51. Mi chico especial

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Fallon

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Fallon

Admiro la vista por una de las ventanas del tren, el viento juega con mi cabello y me es imposible no acercarme más y reposarme un rato para sentir la fresca brisa. Todo a nuestro alrededor son prados verdes y colinas repletas con las más bellas flores. Mi cuerpo se deja llevar por la paz que me infunde el paisaje.

Tyler aprieta mi mano sobre mi regazo, me giro para ver sus bonitos ojos azules mirándome y recuesta su cabeza sobre mi hombro. Acaricio su cabello, me encanta lo ondulado que está y como ha crecido. Él besa mi cuello y huele mi cabellera.

—Me gusta tu nuevo shampoo. Huele a chicle —dice de pronto y yo rio ligeramente —. ¿Estás segura de que no te arrepientes de haber venido? Creo que Becca y tú pudieron tomarse unos días….

—Estoy bien. Mi hermana y yo estamos bien —lo interrumpo en un tono tranquilizador —. Necesitamos esto. Necesito esto Tyler —dejo claro.

Mi abuela había muerto hace unos días, Becca y yo fuimos a verla en su lecho de muerte. No hubo reclamos de nuestra parte, aunque algo en mí quería hacerlo. Mi hermana me convenció de alejar cualquier tipo de rencor o de que al menos escuchara a la abuela. De cualquier manera hubiera sido un caso perdido enojarse con alguien que ni siquiera recuerda lo que hizo.

A pesar de todo mi mente se quedaba con los buenos recuerdos, jamás sabré el infierno por el que le hizo pasar a mi madre. Tal vez ella lo había vivido también o tal vez tenía sus propios motivos. No justificaría sus actos de ninguna manera aun así. Después de todo y por mal que sonara había aprendido a ser resiliente, la muerte de nuestra abuela no me devastó por completo. Se volvió el final de un drama familiar que esperaba superar con el pasar del tiempo y en el fondo de mi alma decidí perdonarla.

Nuestro padre había estado pendiente de ella, a pesar del daño que le había hecho a su esposa. Él como su abogado, se hizo cargo de redactar su testamento en sus momentos de lucidez. Mi hermana y yo éramos ahora las herederas de una gran mansión, dinero que podría servirnos para el futuro de Dylan y de una casa en la playa. Yo simplemente no me imaginaba viviendo en otro lado que el cómodo departamento que compartíamos los chicos y nosotras. Estaba segura que Becca pensaba igual.

—De acuerdo pichoncito —sonríe Tyler y besa mi mejilla.

Miramos hacia la izquierda, Becca y Theo se habían quedado dormidos. Después de recorrer varios lugares me parecía que estaban cansados. No había muchos pasajeros en el tren. Dexter nos había hablado sobre lo increíble que era este viaje y tenía razón. En cada parada nos daban un límite de tiempo para recorrer el lugar y continuar con el recorrido. Nuestros celulares estaban llenos de fotos. Estaba atardeciendo y el tren haría una última parada antes de volver.

Me fijé en como mi compañero de asiento miraba hacia todos lados y una sonrisa llena de picardía se cruzó en sus labios.

—No —me niego inmediato al adivinar sus pensamientos.

—Oh vamos pichoncito. Jamás lo hemos hecho en un tren —ronronea besando mi cuello y acariciando mi muslo.

—Tyler… no —muerdo mi labio cuando lo siento jugar con la orilla de mi pantalón.

Él se levanta y me hace una señal para que lo sigua. Tras pensarlo unos instantes me levanto aprovechando que nadie nos presta atención. Cruzo al siguiente vagón, paso por varias de las cabinas que funcionaban como pequeñas habitaciones para quienes quieran descansar un momento y de pronto siento una mano sobre mi muñeca izquierda que tira de mí.

Tyler me besa de manera profunda, sus labios toman los míos con un anhelo voraz. La idea de tener sexo en un tren en movimiento se vuelve excitante para ambos. Me presiona contra su dureza y jadeo por la fricción que estamos creando. Beso su cuello y meto mi mano en su bóxer para sentir lo duro que se había puesto por mí. Tira de mi blusa por encima de mi cabeza y desabrocha mi sostén. Mis pezones se deleitan con los movimientos de su lengua. Levanto su camiseta hasta que nuestras pieles desnudas se tocan creando una magnifica onda de calor.

—Creí que no me seguirías —susurra Tyler mordiendo mi mentón suavemente hasta mi cuello.

—No pude resistirme —gimo y el suelta una risita socarrona.

—Nunca has podido, pichoncito —me levanta y me acomoda sobre la litera de sábanas turquesa.

—No seas presumido —reclamo mientras lo observo en su recorrido de besos desde mis senos hasta mi ombligo.

Desabrocha mi pantalón y tira de él hasta mis tobillos. Mi cuerpo quema por completo y estalla cuando la mirada lobuna de Tyler y su sonrisa de lado se dirigen hacia los bordes de mi ropa interior. Sus manos sujetan mis caderas y entre sus dientes toma la tela bajándola lentamente. Mi respiración se entrecorta por la escena tan sensual que estoy viviendo. Tyler no deja de observarme en ningún momento, incluso cuando su lengua toca la parte más sensible de mi ser ahora. No puedo evitar arquear la espalda cuando él toma todo y se abre paso entre cada pliegue, atacando de manera exquisita.

Se aleja de mi y sonríe cuando me quejo, mis piernas tiemblan ligeramente. Lo veo llevarse las manos hacia su pantalón, se baja el cierre y observo como se toca por encima del bóxer, sabe que me está torturando y lo está disfrutando, pero yo también puedo jugar a esto. Llevo una de mis manos hacia mi centro y eso lo hace gruñir. Se acerca para besarme y la jodida puerta se abre de pronto con unos lujuriosos Theo y Becca manoseándose.

—Maldita sea Theo —se queja Tyler cubriéndome con su cuerpo.

—Demonios —maldice mi hermana y cierra la puerta.

—Mierda —susurro poniéndome la ropa a toda prisa.

—¿No pudieron entrar en otra puta cabina? —reclama Tyler poniéndose su camiseta.

—Lo sentimos —se disculpa Becca intentando contener la risa.

—Eres un asqueroso hombre sexual —se ríe Theo al otro lado de la puerta.

—Deberías dejar de juntarte con Abby y robarme mis frases.

Me siento en la litera y abrazo mis rodillas deseando que me trague la tierra o este mismo tren. Siento el peso de Tyler a mi lado, lo miro avergonzada y él peina su cabello hacia atrás hasta que la risa nos invade. Sin duda alguna este será uno de los momentos más vergonzosos de mi vida. Al menos el terreno está igualado con Becca y Theo.

—¿Y si…? —Tyler me mira dejando la pregunta incompleta en el aire.

Muerdo mi labio inferior, me levanto y aseguro la puerta. Me quito la blusa y me siento a horcajadas sobre él, dejándolo sin aliento cuando lo beso con anhelo.

—¿Continuamos con lo que estábamos haciendo? —termino la pregunta por él.

Él lame sus labios y me da una amplia sonrisa.

—Adoro cuando adivinas mis pensamientos pichoncito —dice con tono coqueto.

—Y yo adoro saber que soy parte de ellos —beso sus labios y me desarmo nuevamente entre los brazos de mi chico especial.

Nota de la autora:

Hey peques, ya estamos a un capítulo del final :3

¿Están listos?  No puedo creer que ya estamos a punto de culminar otra historia. Gracias por estar siempre atentos TwT

La excepción en mi plan T ©[Plan #2] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora