40. Falsas esperanzas

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** ¡Triple actualización! **

Continuamos...    


Becca

Mi cuerpo tiembla, mis ojos arden luego de mis sollozos. La mujer a mi lado se deleita con el temor que infunde en mí, trato de relajarme para no darle más poder. Al ver la ventana abierta, se que ha logrado entrar con el maldito de Resse por la escalera de emergencia exterior del edificio que da hacia los contenedores de basura. Aun me pregunto como lo consiguieron puesto que estaba en reparación desde que nos mudamos.

—Déjala ir, Valeska. Ella no tiene nada que ver en esto.

La mujer de cabello castaño claro, ojos color miel y sonrisa espeluznante le hace señas a Resse para que obligue a Theo a sentarse frente a mí. Podía mirar como sus ojos grises suplicaban disculpas y calma, se sentía culpable. La tal Valeska era la misma mujer del video con Theo y claramente estaba loca.

—Pequeño Fox, ella tiene todo que ver. Te llamé varias veces y no respondiste. Te envío un mensaje de su celular y corres a su encuentro —espeta y se levanta sin dejar de apuntarme haciendo sonar sus tacones.

—Te dije que todo acabó Valeska —responde mi novio con cautela.

—¿Crees que puedes usarme y ganarte mi silencio para elegirla a ella? —reclama con vehemencia.  

—Ya lo sabe el rector, no hay nada más que callar. Hablemos en otro lado, solo tú y yo.

—¿Por qué? Me estoy divirtiendo, amor.

Veo como Resse tensa la mandíbula y aprieta el arma al escucharla. Debe dolerle ver a su amor enfermizo hacer esto por otro.

—¿Vas a ayudarla aun sabiendo que no te ama? —tiento al diablo.

—¡Cállate! —me grita Valeska golpeándome el rostro con su arma. Siento como un hilillo de sangre recorre mi mejilla y el palpitar de esta —. No la escuches Resse.

—Aun matándonos, no va a amarte imbécil —instigo.

—Dile a tu linda zorrita que se calle si no quiere mi polla enterrada en ella para callarla —amenaza a Theo.

—Eres un miserable —escupe observándolo con odio.

Agradezco que mi hijo y mi hermana no estén aquí. Espero que el sistema de seguridad este funcionando a la perfección. Que Fallon y la policía hayan recibido la alerta. Tengo que ganar tiempo hasta que la ayuda llegue.

—¿Te duele escuchar que yo pude tenerla y no tú, maldito enfermo? —sisea Theo.

Me mira brevemente dándome a entender que él continuará con eso.

—No los escuches Resse, sabes que eres mi primo favorito, mi familia.

El rubio aprieta aun más el arma y se concentra en Valeska.

—Siempre seré eso —murmura —, pero no te importó casarte con mi hermano Silas y darle una hija ¿eh?

Sus palabras nos dejan atónitos a todos. Mis sospechas sobre los posibles lazos familiares entre Silas y Resse se confirman al unirlas con la discusión que él y su hermano habían tenido afuera de la pizzería hace unas semanas. Ambos son Mitchell. Valeska intenta calmarse al ver que ahora el rubio le apunta.

—Eso es cosa del pasado, él me hizo daño lo sabes. Se obsesionó con la última persona a la que tenía que encontrar como investigador privado y prometí no fijarme nunca más en algun pariente.

—Me llenaste de falsas esperanzas, tan solo para volver a fijarte en la persona equivocada —espeta el rubio.

Theo y yo nos volvemos espectadores, el sonido de las sirenas policiacas nos pone alerta, excepto al par de psicópatas que tienen las armas.

—Resse eres tan ingenuo, haces todo lo que yo te diga. Te ofreciste a ayudarme a asustar a este par. Se muy bien que estas cosas no están cargadas, como te lo pedí.

El rubio sonríe de lado y su mirada se vuelve sombría.

—¿Resse? —la voz de Valeska tiembla —. Tú no me lastimarías, me amas.

—Te amo tanto Valeska.

—Enséñame a amarte. Vámonos de aquí… —intenta convencerlo.

—Claro, ya la alcanzo, señorita Barner —musita y aprieta el gatillo provocando que el cuerpo de ella caiga a mis pies.

Un grito de horror sale de mí al ver el charco de sangre que se está formando por la bala en la frente de Valeska. Theo se levanta de inmediato para forcejear con el asesino hasta que este entre golpes logra subirse encima de él y apuntarle con el arma.

—¡No por favor! —suplico.

—Silas vendrá por ti —me advierte —. Lástima que solo tuviera dos balas —es lo último que dice antes de llevar rápidamente el arma a su cabeza y darle fin a su vida.

 

 
Nota de la autora:

¿Quién  contrató  a  Silas?

Nos leemos pronto, peques ;)


La excepción en mi plan T ©[Plan #2] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora