Capítulo 27.

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Meghan

No podía moverme, ni hablar ni creer lo que sucedió.

El dolor se expandió rápidamente por mi pecho haciendo que cayera de rodillas al suelo por el ardor que sentía en mis pulmones. Las lágrimas no tardaron en llenar mis ojos y menos en deslizarse por mis mejillas. Me abracé a mi misma y tomé largas respiraciones para calmar mi acelerada y descontrolada respiración.

Todo eso sucedió en un solo segundo. Me derrumbé en el suelo, unos brazos me abrazaron y levantaron del suelo y grité y pataleé por el dolor que me consumía.

Escondí mi cabeza en el cuello de Ethan, quien intentaba calmarme acariciando mi pelo y me besaba en la coronilla.

—Tranquila... Respira... Estoy aquí, shh, tranquila...

—Ethan no... —sorbí por la nariz—. No puedo...

—Tranquila, respira... ¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha llamado?

Me separó de él para que pudiera verlo a los ojos y me acarició suavemente los brazos, en busca de calma, de que me calmara. Él tomó grandes bocanadas de aire y las soltó lentamente, indicándome que respirara con él antes de hablar.

—Annalise... Me ha llamado, él... —ahogué otro sollozo, respiré hondo y cerré los ojos, intentando dejar salir las palabras que hacían que me sintiera tan hundida—. Mi padre, Edgar, está... En el hospital, él...—sujeté mi rostro con las manos y me doblé descargando las oleadas de tristeza y angustia.

Ethan me rodeó con sus brazos de nuevo, apretándome contra él, murmurando que me tranquilizara y que estaba allí para mí en mi oído.

—¿Te parece bien que te lleve al hospital?—sugirió. 

Antes de que pudiera asentir con la cabeza, sonó un <<¿hola?>> que provenía del teléfono. Annalise seguía al teléfono.

—¿Meghan? ¿Estás ahí?—insistía al ver que no contestaba. Ethan lo recogió del suelo, sin soltarme, y se lo acercó a la oreja.

—Hola, soy Ethan el novio de Meghan —pasaron unos segundos—. Sí, ella está conmigo, ahora mismo iremos hacia el hospital, ¿le parece bien?—pasaron de nuevo otros segundos—. De acuerdo, sí, lo he entendido, ahora mismo vamos... Sí, Gracias.

Ethan colgó, y con delicadeza me separó de él unos centímetros diciéndome :—Ahora mismo vuelvo. 

Asentí con la cabeza cuando él me dejó sentada en el sofá y se fue hacia arriba, pero no tardó mucho. Al volver, traía consigo una sudadera y dos pares de llaves junto con su teléfono.

—Toma, fuera ha empezado a hacer frío—dijo mientras me ofrecía la prenda de ropa—, iremos en mi coche, vamos. 

Sentía mucho miedo en el camino de ida. Sabía que Edgar estaba muy enfermo y que tarde o temprano nos dejaría, pero tenía la sensación de que no había pasado suficiente tiempo con él y que no habíamos recompuesto nuestra relación del todo. Por eso temía que se fuera de mi lado sin hacer todo lo que me quedaba pendiente con él.

Ese miedo aumentó al detenernos delante del hospital. Con el corazón en una mano y la de Ethan en la otra, entré dentro sin saber qué podría pasar.

***********

Al entrar, nos dijeron que esperáramos a que nos dieran permiso para verle. Se ve que le empezó a sangrar la nariz y le subió la fiebre a temperaturas muy elevadas, y según lo que investigué desde que me enteré de lo que él padecía, eran síntomas muy frecuentes en esa enfermedad. Según lo que Annalise me dijo, los médicos le dijeron a ella que si llegara a presentar cualquiera de ellos fuéramos al hospital de inmediato.

Mi Vecino ✔ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora