Jorge
Me meto en mi piso y Toby viene corriendo hacia mí.
Toby, es un Rottweiler de dos años enorme.
Le acaricio la cabeza, me siento en el sofá y se acuesta a mi lado.
Lo acaricio mientras pienso en mi vecina la santita.
La verdad, cuando la vi en el portal me llamó la atención. Es alta, tiene el pelo oscuro y los ojos color miel resaltan en su piel algo bronceada.
Lo del ascensor fue algo repentino. La chica no está mal y pues como quería sexo le di sexo, solo eso. Pero porque llevaba toda la semana pidiéndomelo a gritos.
Escucho como petan en la puerta de la terraza así que me dirijo a mi habitación y abro la puerta.
Iria me observa sonriente.
— Vengo a comprobar la cosa que te dije.
— ¿Qué es? — le pregunto con el ceño fruncido.
— ¿Puedo pasar?
Ruedo los ojos y me echo a un lado.
— Tu como en tú casa — le digo cuando sale de la habitación.
La sigo hasta la sala donde ve a Toby y da un chillido de la emoción. Me apoyo en la pared y la observo. Toby se acerca a ella, la huele y luego le lame la mano.
Iria se sienta en el suelo y Toby a su lado con la cabeza sobre su regazo.
Iria lo acaricia mientras sonríe.
Me mira. Le brillan los ojos.
— ¿Viniste por mi perro? — sonrío al ver cómo lo mira.
— Sip — dice como si fuera una niña pequeña. — Mis padres me dijeron que un día que se cruzaron contigo llevabas un perro muy grande, así que lo quería comprobar. ¿Cómo se llama?
— Toby.
— Toby — dice y el perro la mira. — ,eres un Rottweiler muy bonito.— le acaricia detrás de la oreja. — Siempre quise uno — susurra pero la escucho.
— ¿Nunca tuviste un perro o cualquier otro animal? — me acerco y me siento en el sofá.
Le hago una seña para que se levante y se siente. Se sienta a mi lado y Toby le vuelve a apoyar la cabeza en su regazo.
Iria sonríe como boba mirando al perro.
— Mamá decía que los animales manchaban mucho y que sólo haría que nos vieran mal — rueda los ojos al final.
— ¿Qué quieres estudiar?
— Derecho —responde de manera automática.
— Te pregunté qué quieres no lo que te dicen que hagas.
— Me gustaría ser veterinaria — me mira.— Puede ser un poco infantil pero me gustan mucho los animales.
Sigue acariciando a Toby.
— Eres precioso — le da un beso en la cabeza y Toby le empieza a lamer la cara. — Para — se ríe mientras aparta un poco la cara del perro.
— ¿No entrará tu madre por la terraza, no?
— No están en casa.
— ¿Qué piensas decirles mañana?
Coge el juguete de Toby que está en el suelo y se lo tira haciendo que el perro vaya a por él.
— Lo primero, que se pueden meter su hipocresía por el culo. Sobretodo mi madre. Segundo, que voy a estudiar lo que yo quiera y si es necesario me marcho de casa.
Siento una pequeña punzada por lo último que dijo. Qué sí, que nos conocemos de hace unos días, pero es muy buena, ella no es como sus padres y se le nota.
— ¿Puedo quedarme un poco? Es que me aburro en casa.— miro como juega con Toby.
Le vuelve a tirar el juguete. Toby lo coge y luego se acuesta en el suelo.
— Vale. — acepto.
— ¿Tú que estudias? — inquiere curiosa.
— Ya no estudio. Este año me saqué el título de higiénico sanitario. Básicamente para ser tatuador. Todo lo que hace falta es el curso y luego saber dibujar bien.
— Mola. Cuando me haga otro tatuaje te lo pediré a tí.
— Puede que se me escape la mano y haga un borrón. — me meto con ella.
— No — se gira hacia mi. — ,si haces eso no te pago.— tiro de ella y la coloco a horcajadas sobre mí.
— ¿Todo eso porque se me escapa la mano? — le sonrío de lado.
— Sí — asiente.
— ¿Y qué pasa si ahora se me escapa, así? — meto la mano dentro de su pantalón, acariciándola por encima de las bragas.
Suelta un jadeo ahogado.
— Quítate — meto la mano dentro se sus bragas.
— Vamos, si estás empapada.— unto mis dedos en su humedad y le acaricio el clítoris.
— Vale — pasa saliva. — pero solo un momento. — enreda sus brazos en mi cuello.
— Vamos, preciosa — meto dos dedos en su vagina haciendo que suelte un jadeo.
Le meto los dedos con rapidez mientras va gimiendo.
Le meto otro dedo.
— Dios... — cierra los ojos mientras le doy placer con mis dedos
Meto otro dedo más.
— Ni se te ocurra meter otro porque te juro de no coge — consigue decir entre jadeos.
— Si yo quiero hasta la mano me entra.— le acaricio el clítoris con el pulgar mientras le sigo metiendo los cuatro dedos.
Entre abre la boca echando la cabeza para atrás.
Le agarro del cuello para que me bese.
— Para... — jadea contra mis labios cuando empieza a contraerse.
— Córrete, preciosa — muevo los dedos con más rapidez.
— Joder...— se corre en mis dedos.
—- Muy bien, preciosa — la beso con fuerza.
Saco los dedos y me los chupo haciendo que Iria sonría.
— Más tarde me voy a volver a comer ese coño — me vuelve a besar.
— ¡Hija! ¿Estás en casa? — se escucha la voz de su madre.
— Mierda — se levanta apurada, se acomoda el pantalón y me vuelve a besar antes de correr a la terraza.
La sigo.
— Gracias por el orgasmo — susurra guiñándome un ojos antes de marcharse.
Me río.
— Está chavala está majara — susurro.
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El vecino de los tatuajes
Romance"Las cosas no siempre salen como planeamos y eso puede ser bueno, a veces." Iria Rodríguez es una chica que sale de fiesta a escondidas para no arruinar la "perfecta" reputación de sus padres. Su madre siempre quiso controlar todo lo que hacía pero...