— Guapísima.— me dice Pablo.
Básicamente pasé todo el día con Pablo y también le conté lo de ayer. Ya estoy arreglada para ir a cenar a casa de Jorge.
— Vas a impresionar.— comenta todavía acostado en mi cama.
— Eso espero.— me vuelvo a mirar en el espejo de cuerpo entero.
— ¿Vas a quedarte allí el resto de días?
— Todavía no lo sé. — me siento a su lado. — Sí me quedo le preguntaré si puedo llevar a Toby. Ya sé que lo puedes cuidar tu y así, pero ayer me di de cuenta de que él también extrañó a Jorge.
— Comprendo. Mira Iria, pase lo que pase hoy con quién te vas a quedar es con Jorge no con sus padres.— se incorpora y se sienta a mi lado.
— Lo sé.
Apoyo mi cabeza en su hombro.
— Así que se tú misma, porque con educación y respeto todo se dice.
— Ya.
Llaman al timbre tras responder.
— Venga guapa— se levanta y tira de mí para que también los haga. — , tienes que lucirte. — empezamos a caminar hacia la puerta. — Dios, que cuerpo tienes. — me da un golpe en el culo.
— Eh.— le digo agarrando el pomo de la puerta.
— Es que yo por ti, me volvía hetero.— me da un pico en los labios.
— Ehh, se lo voy a decir a Héctor.— bromeo.— Estás muy mal.— le sonrío.
— Es que; que cintura, que caderas, que todo. Estás buenísima, amiga mía.
— Vale, ahora, shh.— lo callo para poder abrir la puerta.
— Hola.— saludo a Jorge con una sonrisa.
Sus ojos grises me escrutan de arriba a abajo. Entre abre la boca antes de volver a mis ojos.
— Estás muy guapa.— me dice y aprovecho para darle un repaso.
Lleva un pantalón vaquero oscuro, una camisa y chaqueta de traje.
— Tu también.
— Sí, sí, a la, muy bien.— Pablo aparece a mi lado. — Adiós.— nos despide.
— Adiós, Pablo.
Abrazo a mi amigo y le doy un beso en la mejilla.
— Disfruta.— me susurra.
Le sonrío antes de entrar con Jorge al ascensor.
— ¿Viniste en moto?
Le pregunto al salir del edificio.
— En algo más cómodo y mejor visto por mis padres.
Me giña un ojo y noto como mis mejillas se encienden. Me reprocho a mi misma ya que antes no me pasaba. A continuación, saca la llave de un coche del bolsillo, le da a un botón y a un coche negro se le iluminan las luces.
— Es bonito. — le digo mientras caminamos hacia él. — ¿Es tuyo?
— Ahora, sí.
Nos montamos en el coche. Pasamos el camino escuchando música. Con un mando abre un portal que da la entrada a una casa enorme, más bien una mansión. Miro sorprendida todo lo que tengo alrededor.
— ¿Vives aquí?— pregunto incrédula.
— Sí, hasta que me echen. Es de mis padres.
— Pues cacho casa.
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El vecino de los tatuajes
Romance"Las cosas no siempre salen como planeamos y eso puede ser bueno, a veces." Iria Rodríguez es una chica que sale de fiesta a escondidas para no arruinar la "perfecta" reputación de sus padres. Su madre siempre quiso controlar todo lo que hacía pero...