Cuatro años más tarde...
— Vengo ahora, voy a por el resto de ingredientes. — anuncia Pablo antes de marcharse por la puerta.
Mientras esperamos a que Lucía salga de trabajar Pablo, Martín y yo decidimos hacer un bizcocho. El problema es que lo empezamos a preparar sin mirar si teníamos todos los ingredientes.
Rosa está de vacaciones. Ganó un viaje y se marchó con una amiga. Aunque nosotros somos buena compañía también le gusta relacionarse con gente de su edad.
— ¡Cuidado! — chilla Martín.
Cuando lo miro me tira algo de harina por toda la ropa.
— ¡Idiota! Le voy a decir a Lucía que te deje. — lo amenazo tirándole harina.
— No te va a hacer caso. — se burla. — ¡Cuidado! — vuelve a chillar.
— Está vez no voy a picar. — me burlo y termino cayendo al suelo cuando Toby pasa entre mis piernas.
Llaman al timbre.
— Por no hacerme caso. Ya abro yo.
Me empiezo a reír a carcajadas mientras Toby se me lanza encima.
— Iria, creo que deberías venir — dice Martín desde la puerta con un tono que no me gusta nada.
— ¿Qué pa... — me quedo inmóvil cuando llego a la puerta.
Mis ojos detallan al chico alto de pelo negro, ojos grises y con tatuajes que había visto por última vez hace cuatro años.
— ¿Jorge? — digo incrédula.
•••
Jorge
El día que me fui mi padre había llegado de la nada a por mí. Yo no tenía programado marcharme pero tuvo que ser.
Mi abuelo acababa de morir y no había dejado su testamento arreglado por lo que me tuve que ir con mis padres. Mis padre siempre me proporcionaron todo lo que yo quería aunque a ellos no les gustara mucho, por eso me dejaron marcharme de casa. Aunque me fui de casa siempre me siguieron dando su dinero, ya que de eso no les falta.
Mi abuelo era el dueño de varias empresas importantes y para arreglar su testamento y saber que herencia tenía cada hijo o nieto tardamos cuatro años.
No llamé a Iria por dos motivos; el primero que me habían sacado mi móvil y el segundo que no me sabía su número móvil de memoria.
Ahora que ya está todo arreglado puedo volver.
Llego al edificio donde vivía Iria. Espero que siga viviendo aquí.
Llamo al timbre. Escucho a alguien decir algo antes de que la puerta se abra.
Un chico alto, pelirrojo con tupé y ojos claros aparece detrás de la puerta. Al verme abre los ojos como platos. Dentro se escuchan carcajadas.
— Iria, creo que deberías venir. — dice el chico algo nervioso sin dejar de mirarme.
— ¿Qué pa...? — Iria se queda inmóvil cuando llega a la puerta.
La observo detenidamente. Físicamente está igual a la última vez que la vi pero ahí algo que cambió. La detallo un poco más y lo encuentro. El brillo de sus ojos, eso es lo que cambió. Sus ojos apenas brillan ya.
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El vecino de los tatuajes
Romance"Las cosas no siempre salen como planeamos y eso puede ser bueno, a veces." Iria Rodríguez es una chica que sale de fiesta a escondidas para no arruinar la "perfecta" reputación de sus padres. Su madre siempre quiso controlar todo lo que hacía pero...