Estoy en el bar mirando ansiosa cada que alguien entra esperando que entre Jorge.
— Lo estás esperando. — afirma Pablo.
— Nooo— niego arrugando el ceño.
— No era una pregunta, era una afirmación.
— Ya, me di cuenta.
La puerta vuelve a abrir y miro rápidamente, como no es Jorge vuelvo a mirar a Pablo que me observa sonriente.
— Te lo dije.
— Vale, tal vez esté esperando a que venga, pero solo tal vez.
— Por lo que me contaste ayer fue bastante bien y aunque no te sientas preparada para decirle como pasaste tu estos años, puedes volver a tener buena relación con él. Por algo se empieza, no?
— Supongo.— me encojo de hombros.
La puerta se vuelve a abrir y me giro a la velocidad de la luz provocando que mis ojos y los de Jorge se crucen.
Aparto la mirada rápidamente cuando notó que el calor sube a mis mejillas. Miro a mi amigo.
— Ahí lo tienes.— me susurra Pablo.
— Hola.— nos saluda Jorge sentándose en uno de los asientos de la barra.
— Hola.— lo saludo. — ¿Qué quieres tomar?
Lo piensa un momento antes de responder: — Una cerveza me sirve.— asiento y se la entrego. -— ¿Cómo te va a ti la vida, Pablo?
— De momento va bien.— le responde mi amigo con una sonrisa. — ¿Y a tí?
— Pues ahora que estoy de vuelta, bien, antes... era complicado.
— Entiendo.— asiente mi amigo antes de ir a atender a una mesa.
— ¿Qué es de Rosa?— me pregunta.
— Ahora está de vacaciones, vuelve después de Año Nuevo.
— Eso está bien.
— Sí. Fue con una amiga. Le hacía falta pasar tiempo con otras personas que no fuéramos nosotros.
— ¿Tenéis algún plan para esta Navidad?— se apoya una mano en la cara.
— Normalmente nos juntamos todos...
— Si no os parece mal podéis venir a donde yo estoy viviendo si no quieres venir tu sola, claro.
— No sé.. — dudo.
— ¿Qué no sabes?— Pablo se mete en la conversación.
— Le acabo de preguntar que si quería pasar la Navidad conmigo o que vengáis todos juntos a dónde yo estoy viviendo.
— Disculpanos un momento.— Pablo me agarra del brazo y le lleva a la sala del personal.
— ¿Porqué no aceptas? me dice en un tono de voz bajo.
— Ay Pablo, no sé.
— Acepta. — dice firme
— ¿Para qué?
— Para pasar tiempo con él, tonta.
— No estoy segura.— me llevo las manos a la cabeza.
— Mira Iria, no te preocupes por nosotros. Pasa aunque solo sea la cena de Nochebuena con él para así intentar arreglar vuestras cosas y confiar más en él. Mañana es la cena, si te lo pasas bien y te quieres quedar el resto de días, adelante. Tienes derecho a disfrutar después de todo lo que pasaste.
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El vecino de los tatuajes
Romance"Las cosas no siempre salen como planeamos y eso puede ser bueno, a veces." Iria Rodríguez es una chica que sale de fiesta a escondidas para no arruinar la "perfecta" reputación de sus padres. Su madre siempre quiso controlar todo lo que hacía pero...