Capítulo 21

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Me despierto con el sonido de la lluvia chocando contra la ventana.

Abro los ojos lentamente y finalmente decidí levantarme. Cojo mi móvil y salgo de la habitación.

Me las apaño para llegar a la cocina de la mansión, donde está Jorge.

— Buenos días— lo saludo sentándome enfrente de él.

— Feliz Navidad— dice sonriendo.

— Es verdad.— me llevo las manos a la cabeza. — Feliz Navidad, entonces.— le sonrío avergonzada.

— ¿No te acordabas?

Apoya su mano en su barbilla.

— La verdad es que no sé ni en qué día vivo. — admito algo avergonzada.

— No tengo ningún regalo para tí.— dice.

— Yo tampoco. Sí te soy sincera no sabía que te volvería a ver.— digo sinceramente.

— Comprendo.— me mira pensativo. — ¿Te puedo dar un abrazo como regalo?

Sonríe dulcemente y me río.

Me levanto de mi silla y me quedo de pie enfrente de él.

Abre las piernas para que me meta entre ellas y lo abrazo.

— Por cierto, te queda muy bien mi ropa. — dice contra mi cuello.

— No es la primera vez que me lo dices.— le digo recordando otra vez cuando lo conocí hace cuatro años.

Se separa un poco de mí y se queda pensando.

— Es verdad, ese día estabas borracha pérdida.

Envuelve mi cintura con sus brazos.

— Tampoco fue para tanto.— digo irónica.

— Tenías una rodilla sangrando y pensaste que te iba a hacer algo cuanto te quería meter en mi piso. — dice sonriendo.

— No te conocía.— digo en mi defensa.

— Y al entrar no me dejaste hacerte las curas. Primero, me pediste que te dejará ducharte, luego, me pediste ropa y finalmente, me déjate hacerte las curas.

— Qué conste que te agradecí.

— ¿Cuánto habías tomado esa noche?

— Casi una botella entera de tequila — recuerdo sonriendo. — y sabía genial.

— Si, también sube bastante.

— Eh — le doy un pequeño golpe en el hombro.— , fueron pequeños fallos técnicos.— me defiendo.

Jorge eleva una ceja.

— Vale, tal vez lo hice un poquito apropósito, pero solo un poquito.— me río.

Vuelvo a mirar a Jorge a los ojos y el a mí, pasamos así un rato.

— ¿Puedo traer a Toby estos días?

— Claro.

— ¿Porque Toby no estaba ese día?— no recuerdo haber visto a Toby.

— Estaba con mis padres, se lo llevaron esa misma tarde.

La mano de Jorge hace pequeños círculos en mi cintura.

— Ah. La primera vez que yo vi a Toby fue cuando entre en tu casa por la terraza.

Sonrío.

— Cierto. — también sonríe. — Tuviste una forma muy buena de despedirte.

— Gracias por el orgasmo— digo en un susurro recordando lo que dije.

El vecino de los tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora