Ya estamos a mediados de Julio. El tiempo pasa muy rápido. Sinceramente, desde que me mudé aquí deje todo lo relacionado con mi anterior vida atrás.
No he vuelto por casa a coger nada ya que mis padres siguen sin llamarme. Lucía me llama pero no le contesto, solo a los mensajes porque no tengo ganas de hablar con nadie y sé que hago mal en apenas hacerle caso pero estoy muy cansada.
Lo bueno de todo esto es que conseguí un trabajo en el bar que está al lado del edificio y también que me llevo muy bien con Rosa, es la mejor.
A pesar de que estamos en verano hoy el día está malo. Está lloviendo como nunca.
La cafetería está desierta y cuando dan las nueve Pablo y yo nos apuramos a recoger.
Pablo empezó el mismo día que yo en la cafetería y desde entonces nos hicimos muy amigos.
Pablo es alto, delgado y con pelo y ojos oscuros. Es de mi edad y vamos a estudiar en la misma universidad.
Cojo un cacho de bizcocho y lo meto en un papel para llevarle a Rosa.
— ¿Te dije que hoy llevas un peinado precioso? — dice sonriendo mientras cierra el bar.
Llevo el pelo recogido en un moño mal hecho que deja escapar varios mechones de mi cabello.
— ¿Vienes a junto Rosa?
Un día subió conmigo a casa y como Rosa es muy sociable quiso conocerlo y se llevan muy bien.
— Sí, vamos — caminamos a mi edificio.
Cuando subimos, llamamos a la puerta de Rosa.
— Hola, chicos — nos abraza. — ¿Cómo estáis?
— Ahora mejor — contestamos a la vez y nos reímos.
— Tome, tiene que probarlo está buenísimo. Pablo y yo ya lo probamos — le entrego el cacho de bizcocho cuando entramos.
— Gracias, sois geniales. ¿Qué adolescentes de vuestra edad quieren estar con una señora como yo?
— Nosotros — responde Pablo rodeándole con el brazo. — Así locos como nos ve no hay muchos y como usted tampoco, así que somos unos afortunados.
Pasamos un poco más de tiempo con Rosa y luego nos vamos.
Pablo sale primero y antes de cerrar la puerta me despido de Rosa.
— Rosa, es usted la mejor. Recuerde venir mañana a la tarde a la cafetería, nosotros la invitamos — le digo antes de cerrar la puerta.
Me giro hacia Pablo que está junto al ascensor.
— Muy dulce por tu parte. — hace una mueca.
— Muy borde por la tuya. — lo imito.
— Ya sabes, cuándo quieras puedes venir con Rosa a mi piso. — me acerco a él.
— No, no quiero problemas con cierta persona.
— No sé que le pasó, además ya te pedí perdón, es que no sé como se le ocurre pensar que yo estaría contigo.
— ¡Oye! — le doy un pequeño empujón pero pierde el equilibrio y termina cayendo al suelo. — Eso te pasa por gilipollas — le digo antes de empezar a reírme.
— Jajaja — se pone de pie. — Muy gracioso.
— Sí.
— Para mi también fue gracioso que mi novio se enfadara contigo. De hecho, el enfadado debería de ser yo porque él es el bi entonces le puedes gustar, en cambio, yo soy gay y no me puedes gustar. Por eso se puso celoso, porque me quiere dejar por tí — suelta haciéndome estallar en carcajadas.
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El vecino de los tatuajes
Romance"Las cosas no siempre salen como planeamos y eso puede ser bueno, a veces." Iria Rodríguez es una chica que sale de fiesta a escondidas para no arruinar la "perfecta" reputación de sus padres. Su madre siempre quiso controlar todo lo que hacía pero...