Capítulo 18

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— Paso a por ti en unos minutos. — me dice Pablo antes de cortar la llamada.

Aunque ya estamos en las vacaciones de Navidad aún me quedan unos adornos que colocar en el árbol.

— ¿Vamos precioso? — cojo a Toby de la correa y salgo con él del piso.

Bajo con Toby al portal y Pablo ya nos está esperando en su coche.

— Hola Toby — lo saluda cuando sube al asiento trasero.

Cierro la puerta de Toby y me subo en el lado del copiloto.

— Hola — le doy un beso en la mejilla.

— ¿Lista para comprar algún adorno más?

Arranca el coche.

— Sí.

— Pues vamos a allá.

Pablo conduce hasta el centro de la cuidad donde se organiza una feria navideña.

— Vamos Toby. — lo bajo del coche.

Pablo, Toby y yo empezamos a caminar por la feria mirando todo lo que hay.

— ¿Dónde está Héctor? — le pregunto.

— ¿Ves aquel puesto de la esquina? — me señala un punto y asiento. — Pues ahí. Es un puesto de adornos.

— Pues vamos allí. Voy a avisar a Lucía y a Martín de que vamos allí porque supuestamente venían ahora.

— Vale.

Vamos al puesto en el que está trabajando Héctor y hablamos con él ya que apenas pasan personas por él debido a que está por el final.

— ¡Mirad a quien traigo! — escucho la voz de Lucía a mis espaldas y me giro.

Lucía viene con Martín caminando y con su sobrina en brazos.

Le doy la correa de Toby a Pablo.

— Hola cariño. — le digo a la bebé. — ¿Puedo? — le digo a Lucía y me la entrega. — Nunca estaré cansada de repetirte que tu hermana es preciosa y su hija es clavada a ella.

— Ya, sacó todo de ella, con ese cabello y ojitos oscuros. — dice sonriendo.

— ¿Cómo estás bonita? — le digo aunque no me entiende ya que apenas tiene cuatro meses.

— Voy un momento a aquel puesto. ¿Os quedáis con ella? — dice Lucía.

— Claro, vete. — le digo colocándome al lado de Martín, enfrente de Pablo y Héctor.

— Te ves hermosa. — me dice Héctor con una sonrisa.

Pablo lo mira de reojo.

— Gracias. — le sonrío francamente.

— El brillo de tus ojos es genial, hubieras sido perfecta. — me dice Pablo.

Martín me rodea los hombros con su brazo y me acaricia el brazo.

— Duele pero ya no me dan ganas de echarme a llorar cada que me lo recordáis o veo un bebé. — les confieso.

— Eso está bien. — dice Martín.

Le doy a la bebé a Martín y me giro hacia él para seguir hablando con la bebé.

Vuelvo a coger la correa de Toby.

— Eres guapísima igual que tú mamá. — le acaricio un moflete y le doy un beso en la cabeza.

La bebé me mira y sonríe.

El vecino de los tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora