Capítulo 22

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Estos días con Jorge fueron geniales. Estuvimos viendo películas, salimos a dar paseos con Toby, a comer por ahí y hasta quedamos un día con mis amigos.

Hoy es fin de año, apenas quedan unos minutos para Año Nuevo y estamos viendo una película en el salón.

De la nada noto la mirada de Jorge.

— ¿Qué?— le pregunto girándome hacia él.

— Nada. — su mirada a de mis ojos a mis labios.

Paro la película porque sino me la voy a perder por estar hablando.

— ¿Entonces porque no miras la película?

Extiende un brazo y me acaricia la cara.

— Porque te puedo mirar a tí— dice como si fuera obvio.

— ¿Vas a ver la película?

— No.— niega mirándome a los ojos.

— Pues está interesante, la protagonista... — me corta cuando estampa sus labios contra los míos.

Exclamo con sorpresa pero le sigo el beso.

Todavía me sigue besando despacio, lento, entonces decido cambiar yo el ritmo a uno más rápido y excitante.

Le coloco las manos en la mandíbula y él me las pone en la cintura.

Me subo a su regazo y nos separamos por falta de aire.

— Eh — Jorge apoya su frente en la mía. — ¿estás segura de esto? Es decir, ¿tienes confianza en mí?

— No tengo casi nada — admito — , pero si la suficiente como para tener sexo.

— Me parece justo — dice haciendo una mueca. — ¿Entonces subimos?

— Vale.

Me levanto de su regazo y me pongo de pie. Jorge también se levanta.

Entrelaza nuestras manos antes de empezar a guiarme hasta su habitación en la mansión.

Al entrar en la habitación cierra la puerta tras nosotros.

Me acorrala entra la puerta y su cuerpo. Acerca su cara para besarme pero lo paro antes.

— ¿Tienes preservativos? — le pregunto seria.

Separa nuestras caras para mirarme a los ojos.

— Sí. ¿Vamos a usar? Es decir, antes no...

Lo interrumpo antes de que continúe.

— Sin preservativo no hay sexo. ¿Lo tomas o lo dejas?

— Como tú quieras preciosa. — acepta antes de besarme.

•••

Después de terminar, Jorge se levanta de la cama y tira el preservativo en la basura.

Vuelve a la cama y se acuesta a mi lado.

— Genial como siempre, preciosa. — me da un beso en la mejilla. — Me gustan los tatuajes que tienes.

Me agarra el brazo donde tengo la enredadera de rosas y las mira.

— ¿Puedo intentar adivinar el significado?

— Si quieres — me encojo de hombros.

— Seguro que es por Rosa, digo yo. Es algo que te recuerda a ella, seguramente por su nombre. — dice acercando a la primera.

El vecino de los tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora