Capítulo 16

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— Ya pasaron tres días y no sabemos nada. — le digo preocupada a Pablo.

— No creerás que está... muerto — pronuncia la última palabra en un susurro que hace que un escalofrío me recorra todo el cuerpo.

— No lo sé. Dejó todas sus cosas aquí, no contesta, nadie sabe nada de él, es como si hubiera desaparecido, como si hubiera sido borrado del mapa.

— Para, para, para. Ahora pareces una loca de película. — me agarra de los hombros. — ¿Sabes una cosa?

— ¿Qué?

— Si no hay cuerpo, no hay muerto. — lo abrazo llorando.

— Pues está desaparecido, que es prácticamente lo mismo que estar muerto. — digo con la voz ronca.

— Tranquila, seguro que aparece.

— No lo creo.

— ¿Vas a seguir adelante con el bebé? — me pregunta curioso.

— Claro que sí. Por suerte tengo recursos y todavía puedo ir a la universidad. Además será lo único que me quedé de él a parte de Toby y su ropa.

— También me tienes a mí y a Rosa. También está tu amiga Lucía y su novio Martín y Héctor, seguro que ellos también te apoyarán.

— Eres el mejor.

•••


— Vámonos Iria. — me dice Lucía. — Hoy sabrás el sexo del bebé.

Salgo con ella del piso y esperamos a Pablo para ir juntos. Cuando volvamos le diremos a Rosa que es.

A pesar de tener doce semanas de embarazo apenas se me nota mucho la barriga.

Jorge sigue desaparecido por lo que yo sigo creyendo que está muerto. Sí estuviera vivo se hubiera puesto en contacto en estos meses con todos los mensajes y llamadas que le dejo todos los días a pesar de que seguramente esté muerto.

Tras la revisión, la doctora nos ordena sentarnos para saber el sexo del bebé.

— ¿Tienes idea de que puede ser? — me pregunta y niego con la cabeza. — ¿Quieres saberlo?

— Claro que sí. — digo ilusionada.

— Pues...- Pablo y Lucía me agarran cada mano. — Vas a tener una niña.

— Una niña — repito emocionada y abrazo a mis mejores amigos.

— Enhorabuena, Iria. — me dicen ambos a la vez.

Después de salir de la clínica volvemos al piso y voy corriendo a junto Rosa.

— Voy a tener una niña. — chillo emocionada. Rosa sonríe y me abraza.

— ¿Ya sabes cómo la vas a llamar? — me pregunta cuando nos separamos.

— Se me ocurrió un nombre tan pronto como me dijeron el sexo. A ver si os gusta. He pensado en llamarla, Alexa.

— Es un nombre muy bonito y a la única persona que te tiene que gustar es a ti. — me dice Rosa.— Para algo va a ser tú hija.

— Pues entonces se llamará Alexa. — les anuncio a todos sonriente.

•••

El vecino de los tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora