Dos chicos semidesnudos varados en una oscura carretera.Dos chicas sin entender nada de lo ocurrido.
Esas éramos mi mejor amiga y yo.
A punto de tomar una decisión que cambiaría por completo nuestras vidas.
Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
Todo cambió.
Cuando los encontramos.
Ya era demasiado tarde para huir de ellos.
¤¤¤
31 de octubre, Nevada, Las Vegas...
Noche de brujas, 7:30 pm.
I ran sonaba de fondo, el cielo se llenó de nubes grises, la carreta y todo lo que nos rodeaba se encontraba completamente a oscuras y con ese aspecto de terror. Y ahí estaba yo, mordiéndome las uñas de los dedos de la preocupación y observando la oscura vía por la ventana del auto, mientras temblaba del miedo sintiéndome como la ingenua protagonista de una peli de terror.
El sol había decidido ocultarse justo en el peor momento y Morgan no parecía estar para nada asustada ni preocupada. La castaña cantaba con todo pulmón el coro de la canción mientras conducía por la misteriosa carretera de Nevada.
Hace algunas horas, nos encontrábamos en una inmensa convención de comics, y ahora nos dirigíamos hacia el famoso cartel del Área 51, todo por una foto que Morgan quería tomar para conservarla en la pared de su habitación.
Algo bastante absurdo, ya que solo a nosotras dos se nos ocurre conducir a solas por la escalofriante vía. Era algo de vida o muerte. Literalmente.
Pero bueno... La vida solo se vive una vez ¿verdad?... ¿VERDAD?
Y no era que fuéramos las personas más valientes del mundo. La verdad es que yo era bastante, pero bastaaante asustadiza, y Morgan... bueno ella fingía que tenía todo bajo control, cuando por dentro de su cabeza habia miles de Morgancitas corriendo de un lado al otro como si fuera el fin del mundo, hasta incluso le daba un tic en el ojo cada vez que se alteraba.
No sé en qué momento me convenció de hacer esta tremenda estupidez. Éramos las tontas protagonistas de una película de terror que solitas se guiaban hacia el camino de la muerte... Vaya mierda.
Llevábamos unas asombrosas camisetas con la cara de un alienígena verde formando el signo de paz con sus manos, y la parte trasera de la carcacha estaba llena de todas las compras innecesarias que habíamos hecho en Las Vegas y en la convención, pero claro, habia valido muchísimo la pena esperar dos horas afuera de una tienda para comprar bikinis bonitos.
Yo cargaba en mis manos un mapa nada sencillo, que mostraba un croquis para dirigirse hacia al famoso cartel. Lo habíamos comprado en uno de los autoservicios. No se veía nada confiable ni mucho menos real, pero era lo único que teníamos por ahora, no habia señal por esta zona y regresarnos no era una buena alternativa, ya que ya llevábamos más de cuatro horas conduciendo.
Lo admito, me estaba cagando de miedo.
—Acelera un poco más, esta carretera me da escalofríos —dije con la mirada fija en el camino que era iluminado por la poca luz del Ford rojo—. ¿¡Que no has visto películas!? —solté, alterada—. ¡Literal existe una película sobre esto!
—Solo será una foto y ya —respondió ella bastante relajada—. Y nos largaremos de aquí de inmediato, lo prometo. Yo también me estoy cagando del miedo.
Resoplé con agobio mirando a través de la ventana la oscura vía, o bueno, lo que se lograba ver de ella. No me sorprendería en que en cualquier momento nos podíamos encontrar con algo paranormal o algo por el estilo, como un alíen, los masones, un psicópata demente cazando personas, al mutante de E. T... si lo sé, veo muchas películas.
—¿A qué hora comenzaba la fiesta de Henrik? —la pregunta de Morgan me trajo de vuelta.
—No creo que alcancemos a llegar —comente media frustrada y de brazos cruzados—. Ni siquiera tenemos disfraces y de ninguna manera llegare a la fiesta con esta camiseta que nos hace ver como unas completas nerds —le di un vistazo.
Bueno, sí, lo éramos, pero aún teníamos tantita dignidad.
Nadie sabía de nuestra "pequeña" obsesión por los Aliens y esas cosas. Y sinceramente no quería que absolutamente nadie lo supiera, conociendo a mis compañeros de clases y sus grandes maneras de burlarse por los gustos de las personas.
Los únicos que lo sabían eran Thomas y Theo, nuestros mejores amigos.
Lo habían descubierto gracias a Theo, que desagraciadamente encontró en el portátil de Morgan una carpeta con todas nuestras fotos en los miles de convenciones que hemos asistido desde que éramos unas crías. Pero bueno, que esperábamos de alguien que le habia asignado a una carpeta el nombre de No abrir si no quieres morir.
Claramente eso no se iba a quedar así, así que el rubio recibió una fuerte amenaza de Morgan, lo suficiente fuerte como para que tuviera miedo de cagarla con nosotras en todo momento; ya que, si soltaba alguna palabra, ella les confesaría a todos que Theo se habia gastado todo el dinero que nuestra generación había estado ahorrando por años para nuestro viaje de secundaria, en un carísimo juego de Mario Bross. Él era tesorero quien se encargaba de manejar el dinero... y ¡bam! de la nada el dinero habia desapareció, que extraño ¿no?
Así que estábamos a mano.
—¡Hemos llegadooo! —Morgan canturreó.
El cartel estaba justo al frente de nuestros ojos. Lo difícil ahora era salir del auto con toda esa oscuridad que nos rodeaba y solo teníamos la poca luz de las linternas de nuestros celulares y la del auto estacionado justo en la esquina de la carretera.
Al bajarnos del coche una briza de viento nos pegó justo en el rostro y ambas nos intercambiamos una mirada nerviosa.
Parecía la típica escena de una película de terror, en donde Leatherface aparece, nos corretea con su sierra, y hace un bonito mueble con nuestras pieles.
—Okey, rápido a lo que venimos —me acerque hacia el cartel—. Toma esa maldita foto y larguemos de aquí.
—¡Sonrieee! —exclamó ella entusiasmada y un fuerte flash salió de la cámara desechable—. Ahora tómame una a mí.
Ahí estaba; amplio, bonito y muy misterioso. Con las palabras Welcome to Rachel, Nevada, en grande.
Se acercó hacia el cartel.
Hizo una mueca.
Tome la foto.
Y sucedió.
Sentí que nos estaban mirando. Experimente esa incomoda sensación de estar siendo observada desde algún punto. Todo estaba oscuro y transmitía esa energía de pesadez y perturbación.
Entonces, un extraño chillido nos sorprendió.
Morgan y yo apuntamos hacia a todas las direcciones posibles con la linterna de nuestros celulares. Todos los vellos de mi cuerpo se erizaron de golpe.
Era imposible ver más allá que oscuridad.
—¡Enciende el auto antes de que alguien nos quiera asesinar! —gire mis talones y corrí hacia la carcacha con el corazón bombeando a cada milisegundo. ¡Lo de encontrarnos a alguna atrocidad lo decía de broma, joder!
Fue ahí cuando Morgan apuntó con la linterna de su celular hacia a un extremo del pasto cerca de donde nos encontrábamos.
Y eso estaba ahí.
MADRE MIA.
Quedamos estupefactas al ver lo que se encontraba frente a nuestros ojos, ¡Le comencé a rezar a todo aquello, y eso que ni siquiera era creyente de nada!
—¡Que mier...!
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EVADE
Mystery / ThrillerUna oscura y misteriosa carretera. Un riesgoso y emocionante viaje, justo en la noche de Halloween. Dos mejores amigas dispuestas a arriesgarlo todo. Esas éramos mi mejor amiga y yo, a punto de tomar una decisión que cambiaria por completo nuestras...