EVADE

24. Sueños reveladores.

Capítulo 24

¿Él es peligroso?

El dolor era algo que había experimentado a través de las horas, y era algo que había aprendido a tolerar desde mi llegada a la habitación blanca. 

El frío de la habitación golpeaba mis brazos desnudos que eran cubiertos por la frágil tela de mi blusa. Mi piernas temblaban al igual que mis labios. El miedo y la desesperación corrían por mis venas. Intente liberarme, intente escapar. Pero no podía hacer nada. No podía moverme. No podía hablar. No podía actuar. 

Y lo peor de todo, no podía huir.

El silencio reinó entre nosotros. La atmósfera se volvió silenciosa y misteriosa. La opaca luz de la habitación no me dejaba ver con claridad lo que se encontraba a mi alrededor. Sin embargo, reconocí de inmediato esa voz que conozco a la perfección. 

Jess.

Descansó sus brazos sobre su regazo y exhaló con poca paciencia. No podía descifrar qué estaba pensando y porque estaba actuando así. Tan osado, empático y rudo. Jess no era así. Se notaba irritado, exhausto, impaciente y diferente. Pasó sus manos por su oscura cabellera y soltó una risa amarga, una que me mandó escalofríos por todo el cuerpo.

Él me había lastimado. Me había golpeado con brusquedad hasta que mi nariz se quebrara y derramara charcos de sangre. Lo golpeé, lloré, grité, e intenté liberarme de él. Pero fallé, y minutos después, volví a despertar en la misma habitación. Era el mismo ciclo cada vez que intentaba defenderme. Simplemente no podía y no había escapatoria. 

Él conversaba con una silueta oscura que estaba recargada en la puerta. Era imposible ver con claridad su apariencia y su rostro, solo podía ver una figura alta y borrosa. Jess estaba muy tranquilo, sentado en un asiento blanco con los codos apoyados en sus rodillas. 

Y poco después, escuche murmullos muy lejanos y distorsionados que provenían de ellos dos. Trate de descifrar su tema de conversación, sin embargo, me fue imposible.

Ambos conversaban en otro idioma, y Jess lo hablaba a la perfección. Apreté los ojos e intente ver su apariencia, y después de varios intentos, lo logre.

Llevaba unos pantalones de cargo oscuros junto a un zentai negro de manga larga ajustado a su cuerpo. Unas botas oscuras junto a unos guantes tácticos. Jugaba con una especie de daga de punta larga, que la pasaba por sus dedos con mucha habilidad.

Lanzó una de las navajas hacia la pared y mi cuerpo sobresaltó por el ruido y el impacto. Él me ignoró y siguió hablando con la silueta oscura. 

Intente mirar el entorno, pero no capte nada.

Volví a entrecerrar los ojos para ver el rostro de aquella persona, y tampoco lo logré.

Entonces, después de un rato, finalmente la silueta se giró hacia mi dirección sin dejar de parlotear y luego miró a Jess como si le estuviera diciendo algo respecto a mi. No estaba para nada contento, pues su voz había agarrado un tono mucho más rudo. 

Al instante Jess se giró y me observó. Me miró fijamente con el ceño fruncido y no pude ver ninguna emoción reconocible en su rostro. Me recorrió un fuerte escalofrió, así que desvié su mirada antes de que se me erizara la piel de nuevo. Ya no podía verlo de la misma manera. Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar todas esas atrocidades que había hecho conmigo.

Mantuve la mirada clavada en el suelo de mármol, pero sentía sus perturbadores ojos sobre mi. Y cada vez que lo hacía, tragaba saliva porque se me secaba la garganta del miedo.