28. Los vagos del lago.

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Capítulo 28.

"Sudor, agua y tierra"

Sam.

Trágame tierra y escúpeme muy lejos de aquí.

Ya llevaba más de diez minutos en la misma posición. Y sinceramente pretendía seguir así, hasta que alguien llegara y me salvara de esta terrible situación.

Estaba dentro de un shock que no me dejaba formular ni procesar lo que tenía a mi alrededor.

Piensa rápido Sam, si te mueves hacia la derecha Jess se despertará, y lo verá—y tal vez lo matará—, si me muevo hacia la izquierda Dee despertará, y no quiero ni imaginar la cara que pondrá.

Tome una gran bocanada de aire y enfoque mi vista hacia uno de los costados de mi alrededor. Mientras pensaba en algún tipo de plan, para huir de aquí lo más rápido posible. Los ojos se me abrieron como platos cuando vi mis bragas sobre la lámpara ¡Pero que mierda! ¿¡Qué hiciste Samantha!?

No, no y no. Yo no podía hacer algo así, ¡ellos son hermanos! Jamás haríamos algo tan enfermizo. Preferiría despertar con Morgan a mi lado en vez de Dee.

Tome el brazo de Dee y lo fui alejando poco a poco. Hizo un mohín de molestia, y por un momento di todo por perdido, pero él solo se apartó recostándose hacia el lado contrario, dándome la espalda. Me deslice por debajo de las sábanas con mucho cuidado. Mi plan era salir por ahí, salir de esta habitación, correr hacia la de Morgan y esconderme de la vergüenza por el resto de mi existencia. 

Mis mejillas se enrojecieron cuando mis piernas comenzaron a temblar, pero no temblaban de los nervios ¡No podía ni moverme del dolor! Parecía que me habían taladrado el estomago y un camión de melones había pasado por encima de mi.

¿Tan intenso estuvo?

Me fui deslizando por poquito a poquito, y mi mirada se detuvo en las desnudas piernas de Jess, que se encontraban a unos milímetros de mi cara y justo a mi otro lado, tenía las de Dee, que por suerte él sí traía pantalones.

Salí con éxito de ahí, cayendo sobre el suelo de culo. Ahora tenía que buscar mi ropa urgentemente. Ni de coña saldría desnuda de la habitación, pues todos me verían. Revise por debajo de la cama, hacia los costados, hice un panorama con la mirada por todo el lugar, pero no halle nada.

Mierda.

Me puse de pie en intentos débiles, las piernas me temblaban como Bambi y tenía los brazos llenos de moretones. Me frote los dedos por los ojos para aclarar la vista y cuando los abrí casi me vuelvo a caer de culo.

Jess se había despertado.

Maldita. Sea. 

Estiró los brazos con pereza mientras bostezaba. Volví a respirar cuando note que sus ojos seguían cerrados. Hizo un mueca cuando el rayo de luz le pegó justo en el rostro. Él siguió frotándose los ojos con los dedos, mientras yo hacía un pequeño recorrido por su cuerpo. Tenía rasguños en el abdomen, el cabello despeinado, su complexión delgada y alta le lucía, su piel pálida brillaba por los destellos del sol y su...

Concéntrate mujer.

Regrese de vuelta cuando vi la figura de Dee levantándose lentamente.

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