25. Noche de drama.

103K 7.5K 29.2K
                                        

(Maratón 1/3 )

Los siguientes tres capítulos serán narrados por diferentes personajes. El primero será narrado por Sam (este mismo), el segundo por Thomas y el tercero por Morgan. Creo que ya sabes a lo que me refiero... con eso jeje *Levanta y baja las cejas* ¡Disfruten!

Capítulo 25.

¡¿HONGOS ALUCINOGENOS?!

—Oye. 

Susurre cerca de su oreja.

—Ey, despierta. 

Morgan murmuró algo en sueño y se volteó dándome la espalda. Puse los ojos en blanco acercándome un poco más a ella. ¡Necesitaba que despertara! Volví a insistir clavandole un dedo en la mejilla una y otra vez, y como respuesta, hizo un mohín de molestia y se cubrió con el edredón de mala gana.

—Despiertaaa Morgancita —clavé otro dedo en su mejilla.

—Ve a dormir Sam —musitó entre quejidos.

—No puedo dormir, necesito que me acompañes al baño, encontré a un pequeño sujeto—volví a insistir.

—Dile a uno de los chicos, deben seguir despiertos —balbuceó con los ojos cerrados.

Por supuesto que me había dando cuenta de que los chicos seguían despiertos. Sus gritos se escuchaban hasta la habitación de Morgan. ¡Sus malditos gritos no me dejaban dormir!

Habíamos decidido ver películas de terror —mala elección—, comenzamos con El conjuro

Theo terminó con otro trauma mental, Jess sonreía en las partes terroríficas, Thomas fingía seguridad pero todos sabíamos que por dentro se estaba cagando del miedo. Jesse tenía la cara hundida en las palomitas, Dee no dejaba de quejarse de la mala actuación de los personajes —según él, él actúa mucho mejor—. Y Morgan y yo estuvimos acurrucadas en toda la película con los ojos bien abiertos asegurándonos de que ninguna muñeca maldita estuviera en las esquinas de la sala.

Después optamos por ver el El resplandor y fue ahí cuando Morgan y yo nos esfumamos de la sala con la garganta seca de tanto gritar. Ya habíamos tenido suficiente con El conjuro.

Si, somos un poco cobardes, jeje.

Los chicos se quedaron en la sala terminando su maratón de películas, mientras que nosotras optamos por ir a dormir, ya eran más de las doce de la noche y mi cuerpo necesitaba un descanso. Me dormí en la habitación de Morgan, pues no queríamos dormir a solas sabiendo que en cualquier momento una muñeca maldita podía poseernos a mitad de la noche.

Una hora más tarde, me desperté para ir al baño y casi se me sale el corazón cuando me tope con una enorme conejo negro —que no tengo ni la menor idea de donde salió—, sobre el retrete. A lo que me llevó a estar aquí; clavándole un dedito a Morgan sobre su mejilla.

Pero ella no daba ni señales de vida.

—Los chicos no vendrán, necesito tu ayuda—volví a insistir, casi exigiéndole.

Morgan suspiró con frustración y abrió los ojos con cansancio en un gesto somnoliento.

—¡Hay una conejo del tamaño de china, sobre el retrete! —agregue en voz baja.

Ella se detuvo y me miró con los ojos entornados como si estuviera procesando lo que acababa de decir, creí que haría algo al respecto o daría señales de pánico por el intruso, pero no fue así. Volvió a cubrirse con la manta y soltó un largo bostezo.

EVADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora