13. Sorpresas y mas sorpresas.

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Capítulo 13.

"Feliz cumpleaños mocosa."

Los tres me cantaban feliz cumpleaños en una de las mesitas de McDonald's. Digo tres, por que Jesse estaba profundamente dormido y no dejaba de roncar. Y Jess, no tenía ni la menor idea de que lo que ocurría. Seguía medio ebrio y veía a todos con confusión.

El lugar se encontraba vacío y nosotros éramos los únicos cliente. Unos clientes bastante elegantes con vestidos de gala y trajes. Habíamos ordenado casi todo el menu y los rubios se habían ofrecido a pagar por todos, como regalo de cumpleaños. Así que aquí estábamos: exhaustos, felices y llenos. Y otros dormidos.

Yo tenía una gran sonrisa en el rostro que delataba mi emoción. Habia muerto y revivido un sin fin de veces y estaba a nada de tener un coma, era la primera vez que Jess me decía un cumplido, ¡la primera vez que algo lindo salía de la boca de Jess!

A veces me resultaba extraño que se comportara diferente con los demás. Era una personalidad muy distinta. Creaba una barrera para dirigirse a las personas. Veía a la mayoría de los demás con una cara de: me vale una mierda lo que digas. Tal vez, y solo eran ideas mías, pero, sentía que actuaba diferente conmigo.

Estaba más que claro que habia algo que lo hacía cambiar, ya que cuando pasábamos el rato con los chicos, no influía mucho en la conversación, de hecho, ni siquiera tenía intenciones de intentarlo. Le daba muy igual llevarse bien con ellos. Pero a diferencia conmigo, era mucho mas hablador y abierto.

Sacudí la cabeza, saliendo de mis cavilaciones y regresé mi mirada hacia los chicos. Morgan habia encajado una papa frita en mi hamburguesa disimulando ser la vela. Theo y Thomas aplaudían mientras cantaban, Jesse estaba recargado en el hombro de Morgan, mientras le salían pequeños ronquidos. Si, Jesse tenía el mecanismo de un abuelito.

—¡Pide un deseo! —dijo Morgan con emoción mientras fingía ver fuego en la punta de la papa frita.

Cerré los ojos y me incliné hacia la hamburguesa para devorármela de un bocado. Todos aplaudieron y yo sonreí.

—¿Qué pediste? —inquirió Theo con un puño de papa fritas en su boca.

—Eso no se dice —contestó Morgan y procedió a inclinarse hacia mi—. Pero yo soy la excepción, así que habla ahora perra —susurró, divertida.

—A Nate Archibald como mi novio —respondí con un guiño.

—Querrás decir, Jess —tosió disimuladamente y yo le di un pequeño codazo.

—Es hora de que hablemos sobre lo que encontraron —Theo le dio un sorbito a su refresco.

La amplia sonrisa de Morgan desapareció. Oh, era cierto. No habíamos tocado el tema desde que habíamos salido de la mansión. La castaña se mordió el labio inferior y se acomodó bien, mientras me miraba mí y a Thomas esperando una respuesta. Entonces el rubio se aclaró la garganta antes de hablar:

—Fue una misión bastante difícil, ya que mi compañera —me señaló con la mirada—. Se le pasó por la mente que nuestro queridísimo ladrón, era nuestro amigote, Jess —resopló—. Ah, y el ladrón resulto ser todo un amigazo, eh. Me cayó muy bien, de hecho, fue muy... —Morgan lo interrumpió.

—Ve directo al grano, Thomas —lo apresuro, nerviosa.

—Tu mamá renunció de su empleo hace cinco años —soltó él y después se metió la pajita del refresco a la boca.

—¿Qué? —inquirió, perpleja—. ¿H-hace cinco años?

Nos miró con los ojos bien abiertos de par en par. Nadie dijo nada. Se pasó las manos por el cabello y tragó saliva, mientras las mordidas de Jess devorándose su hamburguesa se escuchaban de fondo, al igual que los ronquidos de Jesse.

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