19. Planes ingeniosos.

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Capítulo 19.

20 de diciembre.

Cuatro días para el rescate.

—Bien. ¿Cuál será el plan A? 

—Morgan y yo entraremos por el ducto subterráneo, mientras Theo y Thomas se infiltran entre los agentes. Usarán los trajes de los hombres que Dee asesinó junto a los gafetes y las mascarás de aire. Será fácil. Ya que nadie sabrá su identidad. Cuando los rubios lleguen al primer punto, les darán la señal a Dee para que él monitoree las puertas desde el camión. Después nos ayudarán a abrir la puerta del ducto donde Morgan y yo saldremos. Recuerden que nadie tiene que sospechar, si alguien se acerca hacia nosotros eviten sus preguntas a toda costa y muéstrense firmes. 

Okey, no sonaba tan mal.

 —¿Cuál era el plan B?—inquirió Thomas con la vista sobre los diagramas de la mesa.

—Theo y Thomas les disparan a todo aquello que se atraviese, sacan a Jesse y a Jess. Sam y Morgan se regresan por los ductos y yo entró por debajo directo hacia el punto —respondió Dee, mirando los esquemas con los brazos cruzados.

—El plan C me agrada más —murmuró Theo con la vista en el monitor.

—Debemos de evitar recurrir al Plan C, es muy riesgoso, pero también es necesario... si es que fallamos... y nadie quiere fallar, ¡Así que hagan todo lo posible para que funcione! —dijo Morgan, mientras pasaba la aguja por los vestuarios, observando el esquema por el rabillo del ojo.

—¿Pero el plan A no es muy arriesgado?—Thomas frunció el ceño.

—Eso lo hace mas emocionante —respondí con un chispa de entusiasmo.

—¿Cuál era el plan C? —Theo preguntó por décima vez.

Todos blanquearon los ojos.

—Será el plan A y punto —dijo Dee sin más.

—¡Y les patearemos el trasero! —agregó Thomas, emocionado.

—Y les patearemos el trasero, claro. 

La mesa estaba llena de hojas, diagramas, de esquemas que mostraban ideas y de anotaciones con todo tipo de estrategias. Todos perfectamente escritos y trazados sobre mapas y croquis. Encima de todo había un dibujo perfectamente detallado con los ángulos marcados con plumón rojo en donde atacaríamos. Si, le habíamos puesto todo nuestro empeño a este rescate.

 La casa estaba hecha un desastre, y así habían sido nuestros días últimamente; Llenos de papeles sobre la mesa, los sofás tenían los vestuarios en proceso, había agujas y telas sobre la cocina, el escritorio de la sala estaba lleno de todo tipo de armas de defensa, había computadoras y materiales tecnológicos de los rubios. Y mi pequeña mesa, estaba llena de pinzas y cables. Le tenía mucha fe a mi trabajo, había estado enfocada en ello desde hace días. Debía de funcionar. 

—Bueno chicos, cada quien vuelva a lo que estaba haciendo hace unos minutos. Yo iré por la cena. —dijo de Dee—. No hagan nada, no enciendan nada y alejen a Theo de la cocina... —Theo, que estaba a punto de entrar a la cocina, se detuvo en seco. Entrecerró los ojos y desvió el camino hacia el escritorio de armas con mucha paz, entonces Dee no tardó en agregar—. y también alejenlo de las armas, no se vaya a volar la cabeza el muy idiota.

Theo resopló y lo miró a la defensiva. 

—Yo no soy Morgan, además, nunca le he volado la cabeza a alguien —el rubio se cruzó de brazos. 

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