"¿De verdad te lo mereces?" pensaba una y otra vez.
Pareció que Adora pudo leer eso último, o al menos sentirlo. Rodeándola con sus brazos, ladeando la cabeza, para poder toparse de frente con el hermoso rostro que dudaba.
"Eres... La chica más increíble del mundo. Solo tú y nadie más." - le dijo de manera tranquila.
"¿Cómo puedes decir eso...?" - preguntaba en voz alta, también para sí.
"Así lo siento."
"¿Y si te arrepientes?"
"Me arrepiento cada vez que estoy lejos de ti."
"Siempre estropeo todo..."
Adora sabía esa sensación. Entendía perfectamente lo que le intentaba decir. Pero no era cierto, por mucho que lo repitiera, no era cierto.
"Dime que no quieres." - le susurró la rubia, acercándose aún más, cortándole la poca respiración que controlaba.
"Adora..." - ni ella podía resistirse, ni podía hacer nada para que la otra se detuviera.
"Dímelo..."
Tras una pausa de insufribles segundos, por fin rozaron sus labios. La capitana se agachaba vagamente para poder saborear en su totalidad a la más bajita, a la vez que recorría con las manos esa piel, haciéndose con la nuca desmelenada de la felina. Atraiéndola hacia ella. Apretando suavemente sus labios, a la vez que con la otra mano posada en la delirante espalda morena, juntaba sus cuerpos.
Entre soplidos y ardientes sofocos, comenzaban una incontrolable danza, donde cada gesto daba paso al siguiente.
A veces lograban detenerse para poder mirarse, bellas miradas que con deseo les dibujaban una sonrisa. Para, con delicadeza, volvían a cerrar los ojos para sentir otro de aquellos besos.
Cuando una apretaba, la otra cedía. Y así siguieron hasta chocarse con el mueble más preciado de todos en aquel momento, la cama.
Se tumbaron sin darse cuenta, la capitana yacía encima de la dueña de la casa. Mientras continuaban con su acalorada tarea, Catra rozó con la rodilla un voluptuoso bulto que se marcaba en la entrepierna de la rubia. Con las mismas, llevó la mano a las mejillas de la de ojos azules, separándola. Ambas jadeaban. Quedó un silencio que Adora volvió a romper con un beso corto.
"¿Qué pasa?" - preguntó la capi.
"No puedes meterla."
"No quiero meterla." - le contestó de manera tajante.
"Ah ¿no?" - miró curiosa la felina.
"No." - aseguró con firmeza. - "Te quiero a ti."
Esas palabras llenaron el pecho de Catra, dándole una pequeña punzada que le hizo muy feliz. Seguía con las manos posadas sobre las mejillas de Adora, que la acompañó a su cuello, donde comenzó a besarla de un modo sabroso, apetitoso, dulce. Provocando que fuertes bocanadas de aire salieran despedidas de su torso.
Adora recorrió el fino cuerpo con ambas manos, lentamente, creándose un mapa mental que pretendía recordar. La de ojos bicolor se encorvaba con el paso de la rubia.
Delicadamente se deshizo de los shorts grises con tiras blancas, al mismo tiempo que acariciaba con la lengua el fino abdomen moreno.
"¿Qué vas a hacer?" - jadeaba vagamente la gatita.
Adora subió para mirarla a los ojos.
"Ahora no se te permite hablar." - le susurró sobre los labios, antes de sellarlos con ternura. Fue lento, muy lento, tanto que el vaivén de sus respiraciones se prolongaba, a la par que sentían el tamborileo desenfrenado de un hinchado corazón, bombeando a toda velocidad.
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TE DESEO (Omegaverse) (CATRADORA)
RomanceEl equipo del instituto Bright Moon llega a semifinales. Una megaparty organizada después del partido, una pelea originada por la lujuria. ¿Se resolverán los problemas hormonales de éstos adolescentes? Portada de @GloriaZM1 (on twitter)