CAPÍTULO 58 - El partido

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Y llegó, tan esperado día, donde los pasillos se volvían grandes escaparates repletos de ánimos para los héroes del instituto. Las clases terminaron incluso antes aquel día, para preparar el campo, las gradas, los focos, a los jugadores, los globos con el escudo de la escuela, hasta parecía que los profesores se contagiaron con tanta algarabía.

Entrapta y Hordak se encargaron de la megafonía. Hicieron varios puentes de dudosa legalidad que haría que hasta el más sordo de los docentes pudiera escuchar las verborreas que por ahí se dirían.

Los autocares del otro instituto ya adornaban los aparcamientos. El doble de adolescentes vociferaban por todos lados, se juntaban, se mezclaban, algunos pavoneaban de más, originando pequeñas trifulcas rápidamente acalladas, y se dirigían a las gradas, aquel escenario de adrenalina. La cantina del instituto estaba a rebosar, prepararon más bocadillos que bocas pudieran atragantar, y aun así no daban abasto.

Los jugadores de ambos equipos ya empezaron a repasar las jugadas en los vestuarios, eran tal los nervios, que los de Bright Moon no se percataron de que faltaba una jugadora, y eso que era la que más brillaba por sus mechones relucientes.

Al fondo de uno de los corredores del enmarañado laberinto del estadio, había dos figuras coquetas, haciendo manitas acarameladamente. Una rubia totalmente vestida con una equipación que la hacía parecer más grande de lo que era, portando un casco bajo el brazo mientras tonteaba con una morena. Parecía que con aquel coqueteo les era imposible separarse, sabiendo que ya era casi la hora. Solo se escuchaban los murmullos y risitas que se regalaban mezclados con un griterío proveniente de las gradas. La rubia le ponía la mejilla, esperando que la otra le diera un beso, pero la morena se hacía de rogar negándoselo con el gesto. La rubia la miraba riendo, para volver a acercarse aun más, insistiendo con la mejilla. La morena bufaba con una cara juguetona, para después colocar los labios en forma de beso dirigiéndose al moflete, pero la capitana giró la cara en el último momento para que aquel roce cayera sobre sus propios labios, robándole un beso inocente, que la gata respondía con una falsa pataleta disconforme. Entre risitas, la rubia se iba separando pero sin soltarse de las manos, haciendo ese tira y afloja que se suele hacer cuando dos personas no se quieren alejar.

Finalmente la rubia pudo correr con sus compañeros para llevarse una pequeña regañina antes de tan importante partido, pero no le importó, ya había reunido las fuerzas que necesitaba para reventar el campo.

Por fin las mascotas de los equipos empezaron con la pelea de gallos, a la vez que las animadoras se turnaban para hacer alarde del poder de sus bailes, y sin más dilación, presentaron a los equipos, quienes rompieron en la pista tras destrozar las pancartas con el icono de sus equipos. Los alumnos tronaban en las tribunas, con sus voces, con golpes sobre sus asientos, y algunos con tambores y cornetas con los que rompían los armoniosos cánticos del público. Desde luego, independientemente de quien ganara o perdiera, aquel día iba a ser inolvidable desde luego.

Los equipos se colocaron en filas enfrentados, mirándose con una máscara de cordialidad que ocultaba su mutua repulsión, pero ante todo eran nobles jugadores que habían de respetarse en el campo, o al menos la mitad de ellos lo eran.

El árbitro invitó a los capitanes a saludarse, tanto Adora como Prime se acercaron, los cascos que cubrían sus cabezas disimulaba bastante los bufidos de asco que se lanzaban, al darse la mano de manera non grata, Prime le dirigió unas palabras.

"A ver qué sabes hacer rubita." - enseñando sus afilados dientes. - "No te preocupes si pierdes, yo consolaré a la Zorrita." - a esto Adora aplicó más fuerza al apretón de manos.

"Te vas a comer el césped."

Prime escupió a sus pies y antes de lanzar otra amenaza el árbitro los separó, exigiendo que se colocaran en sus puestos para dar comienzo al partido.

TE DESEO (Omegaverse) (CATRADORA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora