"Uy..."
"¿Qué pasa?" - preguntó la rubia después de romper su ensimismamiento.
"Que..." - se llevó la mano a la cabeza – "Que me he dejado el bolso en casa de Glimmer."
Adora se giró hacia ella con decisión.
"No te preocupes, te lo traigo ahora mismo. Espérame aquí." - y salió corriendo casi al instante.
"¡Adora, no! ¡Qué tonta eres!" - empezó a reír.
Y la vio marchar, mientras corría con su famosa velocidad, irradiando estupidez y satisfacción. Encandilada con la mirada fija a una coleta inquieta que desaparecía entre las calles. Pensaba en todo lo que había conseguido, en todo lo que se había estado perdiendo por estar tan ocupada sufriendo con la paupérrima percepción que tenía de sí misma. Sobre todo, pensaba en todas las barreras que había conseguido derribar, por fin creía que había empezado a sentir lo que los demás llamaban felicidad, puede que por fin hubiera abierto aquella puerta que le mostraba lo que era vivir.
Así, sin otra cosa en la cabeza que una rubia torpe que se las daba de diva sin pretenderlo, que se desvivía por hacer cualquier tontería que la hiciera reír, se quedó esperando, con esa sonrisa de boba que tanto odiaba.
Seguía mirando dirección a donde desapareció la capitana, no por impaciencia de volver a reencontrarse con su bolso, al contrario, deseaba volver a cruzar miradas con la porteadora de su posesión. ¿Volvería corriendo igual que se fue? ¿se pararía justo antes de cruzar la calle, pretendiendo que no se había dado prisa? ¡A saber! Pero de seguro, haría una tontería, como siempre, como le gustaba hacer.
En solo un instante, cambió aquella sensación. Algo agradable pasó a un sabor férreo de desconcierto, desencadenado por alguna fuerza ajena que sentía cómo la arrastraba, desgarrando la ropa que llevaba, dejándole marca en todas las zonas de la piel en las que se apoyaban sus telas para evitar desgarrarse. Notaba quemazón en todos y cada uno de los puntos que estaban en contacto con la parte de arriba de su top. Empezó a realizar un mapa en su mente de la cosa que la había agarrado. Se le antojaron dedos huesudos que además de la prenda logró pellizcarla en parte.
Casi consiguió mantener el equilibrio, si no llega a ser por otra zarpa que la enganchó de uno de los hombros, para estamparla directamente contra el suelo. El aire salió despavorido de sus pulmones, con dudosa intención de volver. Bramó aquella exhalación que la dejó atónita. Para luego, cuando parecía que su pecho volvía a funcionar, preparado para dejar entrar aquel aire que había echado sin miramientos, otra zarpa le apretó la garganta con fuerza, cerrando la poca posibilidad que había tenido de respirar. Lanzó una arcada que nunca llegó. Unas lágrimas se le escapaban por el agobio que le generó la incapacidad de inhalar.
Sacó las uñas, desesperada por deshacer el agarre que le impedía rellenar su pecho de dulce aire. Dio golpes, que tampoco impidieron sentir cómo la fuerza que la había llevado al suelo y le impedía inspirar, la empezaba a levantar en el aire como si fuera un trapo. Al separar el culo del frío asfalto, comenzó a dar patadas hacia delante, con toda la fuerza que le permitió su desesperación.
Si pudiera describir aquella nauseabunda situación con un color, sería el morado, pues así pensaba que se le habían teñido los pómulos. Cuando imaginó que sería imposible deshacerse de todos los enganches que la asfixiaban, desprendió una fuerte zarpada hacia delante, que la adrenalina impidió que analizara todo lo que había acariciado, desde una sudada frente, precedida por una ceja y un párpado mal pegado, infiriendo un desprendimiento de la piel, que siguió deslizándose con facilidad por la mejilla y desembocando en un ávido labio que también cedió ante aquellas afiladas garras color carmín.
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TE DESEO (Omegaverse) (CATRADORA)
RomansaEl equipo del instituto Bright Moon llega a semifinales. Una megaparty organizada después del partido, una pelea originada por la lujuria. ¿Se resolverán los problemas hormonales de éstos adolescentes? Portada de @GloriaZM1 (on twitter)