CAPÍTULO 33 - ¡No me toques!

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Al día siguiente, Adora hizo la misma rutina que el día anterior, en busca de una muchacha de pecosas mejillas e indomable cabello. Como si de una pesadilla se tratara, creía ver a la morena sin éxito. Doblaba la esquina de un pasillo y desaparecía. Se asomaba por la clase que en teoría debería de tener y tampoco. Pero ese día era especial, coincidirían en la penúltima clase, juntaban a ambos grupos de alumnos, no podría escapar entonces, la vería sí o sí. Se dirigió a la pista, donde se juntarían todos, y allí estaba. Alejada del grupo, ocultándose tras una enorme muchacha de pelo blanco, acompañada de otra más bajita, con el pelo largo y morado, pendiente de su iPad.

"Agg..." - Se agarraba la frente, mientras se ocultaba detrás de Scorpia. - "Ya viene..."

"Habla con ella mujer, que ayer se tiró el día entero preguntando por ti. ¡Entrapta esconde eso antes de que venga el profesor!"

"Un momento... me quedan datos que contrastar..."

"¡Deja de disimular ya! ¡Estás hablando con Hordak!" - gritaba Catra nerviosa.

"¡Sobre datos!" - se defendía mientras buscaba sombra para ver mejor la pantalla.

"Vamos chica engranajes, que estas dos necesitan una charla." - Scorpia se perdía con Entrapta, guiñándole un ojo a la capitana, que venía algo acelerada.

"¡Eyy! Uff... ¿Cómo te encuentras?" - algo falta de aire por la pequeña carrera que se había dado para alcanzarla antes de que volviera a huir.

"Hey Princesa." - volvía a su modo socarrón, que parecía activarse automáticamente cuando estaba delante de la rubia. - "Pensaba que eras una gran deportista, y parece que se te van a salir los pulmones por la boca."

"Alguien me dejó sin aliento hace unos días." - le contestaba igual, burlonamente, pero con picardía e insinuación. Intentando poner su lado más atractivo. Cerrándole el pico a la morena de buena manera, no podía negar que no le gustaba que le dijera esas cosas, aunque la dejaba totalmente cortada, y sin habla, esa parte la odiaba. - "¿Podemos hablar?"

"No hay nada de qué hablar." - decía ásperamente, sin mostrar remordimiento ni señal de ceder en ningún momento.

"Catra..." - le rozaba los dedos con la mano, recordándole a la piel aquella caricia, aquella suavidad. - "Necesito entender." - acortaba distancia.

"No hay nada que entender..." - se estremecía perdiendo las palabras, borrando cualquier idea que estuviera maquinando. "Adora... estamos en clase..." - Catra no entendía por qué su cuerpo reaccionaba de esa manera cuando estaba la princesita de ojos azules cerca, su estratégica mente se volvía una maraña de hilos inconexos sin prever qué viene después, se hacía difícil pensar en algo con esos ojos atravesándole la mirada. Veía cómo la rubia se aproximaba con lentitud, dejando poca distancia, agachándose un poco pasando por su mejilla.

"Por favor..." - le susurraba en el oído, notando cómo una pequeña brisa le erizaba la piel, recorriéndole el cuerpo.

"Por favor qué..." - se le cerraban los ojos inconscientemente, para degustar con la nariz posicionada en el cuello de la otra, aquel olor, aquella dulce ambrosía de los dioses, que cegaba su entendimiento, emborrachándola de Adora.

Se escuchó un silbato, que llamaba la atención a todos los alumnos, para reunirlos en un punto.

"Joder... lo que me faltaba." - dijo Catra chasqueando los dientes, alejándose de la rubia y desviando la mirada.

Adora quiso entender, y se volteó a mirar quién había silbado. En vez del profesor que esperaban, una mujer que poco tenía que ver con el deporte, estaba subida en el podio, dispuesta a dar una clase, de la que dudosamente tendría conocimientos. Era alta, delgada, con un pelo negro tizón muy largo, recogido de una manera extravagante, imposible de imitar. Llevaba una especie de túnica que le daba el aire que pretendía, ese aire de superior a todo lo que le rodeaba. Su aura era funesta, poco agradable al estar cerca, todos los alumnos la evitaban si podían. Era la jefa de estudios del instituto. Siempre con ella llevaba un antifaz que le cubría la cara. ¿Tan mala era, que se le pudría la piel sólo por ser ella? Nadie sabía cómo era debajo de aquella careta, pero había mil leyendas sobre ello, a cada cual más sobrecogedora.

TE DESEO (Omegaverse) (CATRADORA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora