"Quítatela."
Catra la obedeció, lentamente comenzó a subirse la prenda, dejando el abdomen al descubierto. Adora lo atacó con frenesí, lo mordisqueaba, lo lamía, lo besaba. Catra tiritaba por la excitación, sonidos incontrolables se aventuraban hacia fuera desde su garganta. Se quedó inmóvil, con la imposibilidad de continuar. La rubia paraba, sólo para susurrarle sobre los labios.
"Sigue. Quítatela."
Catra lo intentó de nuevo, cuando un pecho salió al descubierto, Adora se dirigió a él con una delicada agresividad, como un perro hambriento de días. Mamaba del firme seno, que se endurecía con la caricia de la lengua de Adora sobre él. Catra quedó nuevamente a medio camino de desprenderse de la camisa, envuelta en sonidos plañideros que no podía evitar crear. La rubia le susurraba sobre los labios de manera tortuosa.
"Termina de quitártela."
"Pues si no me dejas..." - se quejó suspirante por la ola de emociones que la estaba golpeando.
"No te muevas." - Adora posó su lengua en la morena piel. Recorriendo desde el ombligo hasta el gaznate, haciendo un camino hacia arriba. Cuando llegó al cuello, con las manos la ayudó impaciente a terminar de desprenderse de aquella pobre camisa, dejándola desnuda por arriba, mientras su boca se ocupaba de otro sitio.
La cogió de las nalgas, atraiéndola hacia ella, la levantó, para ponerla de pie. A Catra le temblaban las piernas, pero Adora no dejaría que vencieran. Con un ágil movimiento, se agachó de una sentada, arrastrando los pantalones de la morena con ella. Quedando completamente desnuda a sus ojos, volviendo a levantarla y colocarla sobre la encimera. Catra peleaba por controlar su respiración, y con ella las palpitaciones que galopaban en su pecho, como si su corazón intentara huir de él.
Adora paseó por el cuerpo, guiándose por los sonidos que emanaban de Catra. Bajaba, cuanto más bajaba, más temblaba la felina. Siguió bajando. Bajó hasta llegar al centro de todo. A un húmedo oasis, que lloraba por ser encontrado. La morena estaba sofocada, un ardiente anhelo le recorría absolutamente todo. No sabía si era por su celo, por el de Adora, por el deseo que se tenían la una a la otra desde hace mucho, ese deseo que llamaba a gritos la presencia de la otra, nunca siendo acallado. Una llamarada incipiente en su pecho, ansiaba que la ojos azules silenciara ese sufrimiento, lo cogiera y lo llevara lejos, para convertirlo en placer, un placer que fuera mutuo, y llegaran juntas de la mano a lo más alto que se le pudiera pedir.
Adora, como si fuera un animal del desierto sediento, bebió de aquella fuente. Se enterró entre esos muslos temblantes. Con la lengua rozaba con cuidado el inflamado clítoris, bailando con él, propinándole pequeños golpecitos, que provocaban en la dueña fuertes gemidos ahogados. Aquel manantial rezumaba fluidos sin parar, cuanto más sentía aquellos labios cerrarse para succionar aquella intimidad, más se lubricaba.
Catra no pudo más, agarró con fuerza el cabello dorado que se movía oscilante entre sus piernas. Lo acariciaba, empujándolo un poco, guiándole en el movimiento, comenzando a mover sus caderas. Adora se obcecó en oír gritar de placer a la gatita. Colocó las piernas sobre sus hombros, dándole una mejor visión, y más acceso a aquella entrada mojada. Hundió la lengua en ella. Catra apretó los ojos, y su cuerpo se encorvó hacia delante.
Adora se limitó a mover la lengua de todas las maneras posibles, y con la nariz seguía golpeándole de lleno en el suplicante núcleo. Sintió cómo Catra se contraía, un fino hilo de aquel delirante manantial la golpeó. Dejando una jadeante morena, que luchaba por mantenerse sobre sus brazos.
Adora erguida sobre Catra, desprendida de sus ropajes, bufaba intentando controlar su fuerte instinto. El turgente falo se mostraba esbelto, apuntando hacia la omega, chorreante por todo lo que acababa de hacerle. Catra se arrimó al hombro de Adora, con una mano tranquilizadora apoyada sobre él. El enrojecimiento de los ojos tornaron por un segundo a aquellos inocentes ojos celestes. Peleando con su alfa, pues tenía miedo de herir a Catra, no quería hacerle daño de ningún tipo, nunca se lo perdonaría. Catra sabiendo eso, la abrazó, rodeándola con el cuerpo. Dirigió su mano al más que inflamado miembro, guiándolo a su intimidad con delicadeza, haciendo contacto. Provocando en ambas un acompasado sollozo, que compartieron a la vez. La rubia se relajó al saber que la morena quería lo mismo que ella, y que no la estaba forzando de ninguna manera. Su celo la volvió a cegar con esa lujuria exagerada. Y entró, de un golpe, de una vez. Catra se estremeció, agarrándose más fuerte a la espalda de Adora. Ésta la acercaba más y más a ella, haciendo más fácil el contacto.
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TE DESEO (Omegaverse) (CATRADORA)
RomanceEl equipo del instituto Bright Moon llega a semifinales. Una megaparty organizada después del partido, una pelea originada por la lujuria. ¿Se resolverán los problemas hormonales de éstos adolescentes? Portada de @GloriaZM1 (on twitter)