CAPÍTULO 48 - La noche de Adora (Parte 3)(+18)

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La acompañaba de la mano a la vez que también la acompañaba con la mirada, fijándose en aquella espalda descubierta por la anatomía del conjunto que llevaba puesto. Una fina piel tan apetitosa como la línea de su cuello.

"Ven..." - no sabía si era aquel bonito cuello quien le hablaba, o la dueña que la invitaba a entrar. - "Pasa."

Y lo hizo, pasó, detrás de aquella mujer, y sin preocuparse del ruido que pudiera hacer, empujó la puerta sin mirar, centrando su atención en la delicada figura que tenía delante. Lanzó una fuerte bocanada de aire antes de posar sus labios sobre su anfitriona.

Aquel portazo fue el que avisó a las dos adolescentes ocultas en la planta de arriba. Pero fue el pistoletazo de salida de aquella carrera desenfrenada que ambas anhelaban desde hace tiempo.

Ninguna dijo ni una palabra, eran sus suspiros los que expresaban lo que no se decía.

Cuando inició aquel beso a traición por la espalda, la dueña se quiso girar, pero la atrapó con ambos brazos, lo que la hizo arquearse aún más, quedándose indefensa. La devoró con los labios, pero en vez de negarse, relajó todo el cuerpo, dejando emanar unos dulces murmullos de lo más profundo de su garganta.

Una de las manos que mantenía el agarre, se desplazó hasta llegar al escote. Apretó un voluptuoso seno que esperaba firme mientras ajustaba el movimiento de una respiración acelerada. La anfitriona llevó la mano que había quedado libre a su pecho, para guiarla en el agarre, para llevarla por un camino que hacía tiempo no había recorrido. Le mordió aquel cuello, por el fragor insoportable al que ambas estaban sometidas. Ahora llevó la otra mano, por delante de la lujuriosa silueta contoneante que estaba abrazando. Apretaba con desespero hacia sí, con cierta reticencia a que aquel contacto se desvaneciera en un instante. Se paseó por el ombligo y se dirigió hacia abajo, donde encontró un nacimiento húmedo que atravesaba las prendas. La dueña alzó el brazo que ahora quedaba también libre, hasta alcanzar las sienes de una entretenida mujer, que luchaba por no sacar los dientes y morder aquella delirante piel.

Se empujaron mutuamente hasta chocarse con el primer mueble que encontraron. La mano del pecho se desplazó hasta la garganta, la anfitriona sentía un calor que subía hasta las orejas, se quedó en blanco mientras sentía una pequeña opresión que la dejaba sin aliento. Sus labios se abrían dejando escapar fuertes bocanadas, emitiendo unos enloquecedores suspiros. La mano de la que apretaba el cuello siguió presionando con delicadeza, el pulgar se aventuró hasta el labio inferior, la anfitriona se hizo con él introduciéndolo en su boca mientras la lengua lo humedecía con desesperación, lo mordía con delicadeza. Eso fue el detonante para que la invitada la despojara de sus pantalones, con un suave empujón contra la mesa con la que se habían topado, la apoyó, quedando a su merced. La anfitriona tumbada bocabajo sobre el mueble, desnuda de cintura para abajo, con las nalgas indefensas hacia su invitada, y sus piernas estiradas y apoyadas en el suelo.

Qué visión... el corazón le dio una punzada de tener delante a la persona que tanto deseaba, totalmente abierta a ella, indefensa ante sus ojos y ante el placer. Apretó los dientes, se dirigió a aquel trasero en pompa que esperaba sus caricias. Mordió los cachetes con delicada lujuria. La dueña estaba empapada, su núcleo clamaba por algún alivio, su omega reprimido por tantos años para centrarse en la maternidad no podía olvidar aquella sensación, estaba ciega a sus caricias, a lo que quisiera que le hiciera. La invitada lo sabía demasiado bien, ella nunca había sentido lo que era, pero sí sabía que la hacía sufrir hasta tal punto de desear sofocarle aquel sufrimiento inducido. Esa era la ventaja de ser Beta, no sufrir las consecuencias de la falta de consuelo, pero también debía cubrir sus necesidades, la necesidad de hacer gozar a aquella belleza que esperaba por sus caricias.

TE DESEO (Omegaverse) (CATRADORA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora