Capítulo 40

7.2K 446 54
                                    

//Pov Samara

Camino hacia las escaleras con un poco de dificultad, mis pechos están con moretones debido a los chupones que Elian me ha dejado. Las marcas de lo que pasé en ese lugar con Pleics han desaparecido en su mayoría, tengo unas cuantas pero no se notan. Bajo las escaleras y comienzo a caminar hacia la biblioteca, quiero comenzar a leer algo sin embargo no se que.

Entro a la biblioteca y lo primero que ven mis ojos es a Eider sentada en el mueble con una copa de vino en su mano, ella nota mi presencia y se da la vuelta, al mirarme ella esboza una pequeña sonrisa y me acerco a ella.

—Hola —saludo sentándome enfrente de ella.

—¿Cómo va todo? —me pregunta— Me alegra tenerte de vuelta, me hacía falta alguien con quien charlar —comenta.

—Todo va bien...

—¡Oh por cierto! —me interrumpe— Tu vestido ya está listo, me he tomado el atrevimiento de crearlo yo misma y lo podrás ver en tres días, el día de la ceremonia —sonríe orgullosa.

—¿Faltan tres días para la ceremonia? —cuestiono sorprendida. Falta tan poco. Eider asiente emocionada y esbozo una leve sonrisa— ¿Puedo probarme el vestido?

—¡Por supuesto! Acompáñame —dice con euforia.

Me levanto del mueble y camino junto con Eider fuera de la biblioteca, caminamos por los pasillos hasta llegar a una especie de habitación, Eider abre la puerta dejando ver un cuarto totalmente blanco, en el centro de la habitación está el maniquí con lo que parece ser mi vestido. Mis ojos se deleitan ante las finas telas negras y los toques dorados que hacen del vestido algo único, algo prístino, algo sin igual.

Desde la cabeza de aquel maniquí, hasta el suelo, es algo incomparable. Miro a Eider y ella me sonríe.

—Vamos a ponértelo —comienza a caminar hacia el maniquí y con mucho cuidado va quitando las joyas que prenden de este—. Quítate la ropa —me ordena.

Algo incómoda comienzo a desvestirme quedando solamente con mis bragas ya que nunca llevo brasier, mis pechos no son tan pequeños pero tampoco tan grandes. Me cubro con mis brazos y Eider me mira de arriba hacia abajo.

—¿Pasa algo? —cuestioné.

—Si no fueras de Lucifer, fueras mía cariño —veo como se muerde el labio inferior colocándome la piel de gallina.

—¿Pu-puedes ayudarme con el vestido por favor? —me abrazo a mi misma tratando de sentirme lo menos incómoda posible.

—Oh... si si, claro —sacude la cabeza y mira nuevamente el vestido.

Saca cada una de las prendas y comienza a acercarse a mí, me coloca el vestido con delicadeza y después me ayuda a colocarme las joyas. Miro la corona que está aún lado y me sorprendo al ver que no me la entrega.

—¿Y aquella corona? —señalo con la mirada aquella joya cuestionando por la corona.

—No la puedes usar aún —dice—. Ahora mírate en el espejo que tienes delante.

Doy media vuelta encontrándome con el objeto que cuelga de la pared, mis ojos se agrandan cuando mi imagen reflejada en aquel espejo de cuerpo entero, las joyas que adornan mi cuerpo y mi vestido me hacen ver de una manera tan indescriptible, siento como una corriente eléctrica que sube desde mis pies, acelera el ritmo de mi corazón. Aquella sensación tan increíble permanece en mi cuerpo durante un largo tiempo, mientras veo en el espejo mi reflejo.

Ladeo mi cabeza mirando fijamente a Eider, ella sonríe cuando de repente la puerta se abre dejando ver la imagen de Elian. Sus ojos inmediatamente se conectan con los míos para luego repasar con su mirada cada parte de mi cuerpo, como si estuviera tratando de asimilar la imagen que tiene de frente.

La esposa de Satanás *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora