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—Gracias por tu ayuda —le digo—. ¿Y te quedarás callado toda la noche? —me siento a su lado juntando mis manos.
—Bien, vamos —de repente se levanta e imito su acción. Es tan extraño.
—¿Puedo saber tu nombre? —cuestiono siguiéndolo.
—Eres muy preguntona —sigue caminando.
Seguí caminando a su lado, esto era horrible ¿Qué quería de mí? Tendría que quedarme con la duda o descubrirlo por mi misma. De repente se detuvo en seco y volteo para mirarlo, despliega sus alas, eran tan grandes y sus plumas eran negras, son hermosas realmente, me quedé como una boba admirandolas.
Se acerca a mí y me carga en brazos.
—¡¿Eh, qué haces?! —me bajé rápidamente de sus brazos y siento mis mejillas arder.
Me vuelve a cargar sin previo aviso colocandome en su hombro debajo de su ala, no me dijo ni una palabra, esto me estaba empezando a hartar. Me llevó a la parte más alta de la torre Eiffel.
—Joder —se queja una vez que me baja. Arreglo las bastas del vestido y frunzo el ceño al escuchar su grosería.
—¿Puedes hacerme el favor de dejar las groserías? Gracias. —me crucé de brazos irritada.
No me gusta estar aquí, con este tipo.
Eran muy pocas las veces que vine aquí, mi primera vez fue en el año 1805, era muy diferente a lo que es ahora. La última vez que vine fue hace 50 años, de allí no vine más, porque lo arruine, pero esa es otra historia.
Estoy realmente sorprendida por el gran cambio que ha sufrido, más tecnología, más gente mala, personas en suma pobreza, pero lo bueno es que aún hay gente buena en este planeta.
—Oye —escucho como me llaman y reacciono dando un salto, estaba perdida en mis pensamientos.
—Dime —giré en dirección a él.
—Me llamo Elián —estrecha su mano y yo dudo en dársela, lo miro seriamente y coloco un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—Esta bien —volví a mirar hacia las hermosas calles de París dejándole con la mano estirada.
—¿No me piensas decir tu nombre? —volví a mirarlo, me sorprende que me haya preguntado eso.
—¿Nos podemos ir ya? —pregunté ignorándolo.
—Tienes que divertirte —sonríe.
Miré su rostro, sus labios estaban curvados en una sonrisa picara, mi estómago se revuelve y me siento extraña al verlo sonreír de esa manera. Relajo mis hombros y echo un suspiro.
—¡Wu, si me estoy divirtiendo! —digo con sarcasmo—. Ahora, ¿nos vamos para poder regresar a mi hogar? —volví a preguntar.
El se da media vuelta y va a algún lado.
—Elián o como te llames ¿A dónde vas? — alze la voz—. Genial—bufo.
Me ignoró ¿De qué va?
Después de dos minutos regresó con otro vestido rojo que colgaba en su antebrazo, frunzo el ceño extrañada y vuelvo mi mirada hacia él.
—Póntelo —me ordena tendiendo su brazo con el vestido en su mano.
—No —dije cruzándome de brazos negándome a ponerme ese vestido.
—Póntelo ahora si quieres ver a tu hermano a salvo.
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La esposa de Satanás *COMPLETA*
RomanceSamara, un ángel guerrera sin duda muy hermosa y con una sensualidad fascinante, una guerrera fuerte, encargada también de darles paz y alegría a los niños que llegaban allí; pero cuando el mismo Diablo entra al paraíso a robar a su hermano Uriel, S...