Capítulo 9

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//Pov Elián

Salgo de la cabaña y me dirijo hacia las tumbonas, veo la ropa de Samara allí, mis labios se curvan en una sonrisa y comienzo a buscarla con la mirada. En unos segundos la hallo, se había sumergido para luego salir a la superficie, sus alas estaban desplegadas, eran blancas y grandes.

Aletea un par de veces, no puedo mirarla bien, pero lo poco que veo es impresionante. Sus curvas, su delicada piel blanca, su cara cuando se enoja, sus ojos llenos de furia cuando agarró a ese hombre por la camisa, me atrae mucho. De las dos veces que he logrado besarla puedo afirmar que sus labios son la cosa más deliciosa que he probado y que ella me correspondiera en los dos, significa que la estoy haciendo pecar.

Estoy obsesionado con ella, desde el primer momento en el que la vi en el paraíso, me gusto. La quiero para mi, quiero hacerla pecar, quiero oir sus gemidos, quiero que nuestra piel se toque, que mi lengua recorra su piel y no descansaré hasta hacerla mía.

De pronto ella guardó sus alas, voltea y comienza a salir poco a poco mientras exprime su cabello, mi corazón da un vuelco al ver como ella me deja ver sus senos, las curvas de su figura me dejan perplejo. De repente alza la mirada y me ve.

—¡Eres un pervertido! —me grita.

Mis labios se curvan en una sonrisa y veo como ella retrocede volviéndose a meter al mar, el agua vuelve a cubrir su cuerpo y bufo, se había puesto sonrojada cosa que me hace reir mas.

Me acuesto en la tumbona y observo a Samara morirse de vergüenza en el agua.

—¡Voy a salir, vete! —me grita.

—¡No quiero irme, ya me puse comodo! —grité para que me escuchara.

—¡Por favor! —me suplica, tenía sus manos en sus hombros de tal manera que cubría sus senos—. ¡Quiero salir!

—¡Entonces sal del agua!—sonreí maleficamente.

Se quedó callada unos segundos y luego empezó a caminar para salir del agua.

No puede ser ¿De verdad saldría dejándome verla? Genial.

De repente despliega sus alas y comienza a cubrirse delante. Es astuta. Me levanto de la tumbona y tomo la ropa de Samara, comienzo a caminar hacia ella sonriente.

—No te acerques —dijo deteniéndome a pocos metros de ella.

Ahora si la veía mejor y aún más cerca podía observar su vergüenza, sonreí inconscientemente.

—Por... Por favor pasame ese vestido —señala mis manos y me encojo de hombros.

—No quiero —le sonrio de manera maliciosa y ella frunce el ceño—. Ven a quitarmelo —le digo guiñandole el ojo.

—Deja de ser un fastidio por un momento y ya dámelo por favor.

Me hace gracia que hasta molesta diga "Por favor". Conecto mi mirada con la suya y sonrio complacido.

—¡Auch! Me dolió lo que dijiste —puse la mano en mi pecho haciendo drama.

—Dame el vestido —suplica una vez más.

—Ya dije que no.

Se acerca corriendo a quitarmelo, por suerte soy más alto que ella asi que alzo mis brazos para que no alcance el vestido.

—Sigues desnuda frente a mi —dije sonriendo—. Y tus alas no aguantarán tanto nena —le guiño el ojo pícaramente.

Está a centímetros de mi, se comienza a sonrojar mucho cosa que me hace demasiada gracias, se aleja de mí y se esconde entre sus alas tímidamente. Me acerco a ella y le tiendo el vestido con sus bragas, Samara alza su mirada y me mira avergonzada.

—Ten —esbozo una sonrisa y ella me quita el vestido junto con las bragas. Coloco mis ojos en blanco y me volteo para darle tiempo a que se vista.

—Ya estoy lista —me avisa al cabo de unos minutos.

Volteo para mirarla, se abraza a sí misma y me mira avergonzada cosa que me parece tierno.

—¿Cuando nos podemos ir de aquí? —me pregunta repentinamente. Echo un suspiro no notorio y acomodo mi cabello echándolo hacia atrás.

—Un par de semanas más —no iba a dejarla ir tan facil.

—¡¿Un par de semanas más?! —exclama—. ¿Qué te sucede? ¿Qué carajo? —se tapó la boca.

Es la primera vez que le escucho decir una maldición, mis labios se curvan en una sonrisa y asiento con la cabeza.

—Si, solo serán dos semanas en la tierra.

Sus ojos están llenos de furia, no le ha gustado mi respuesta, pero serían las dos semanas en que la pasaré bien sacándola de sus casillas.

—Necesito ver a mi hermano —se cruza de brazos debajo de sus pechos y remarca la cadera.

—No se puede.

—Si quieres que esté dos semanas aquí aguantandote, sin hacerte las dos peores semanas de tu vida, me tienes que dejar verlo.

—¿Eso es una amenaza? —le pregunto con diversión.

—No, solo un aviso.

Da media vuelta y comienza a caminar hacia la cabaña, coloco mis ojos en blanco y comienzo a seguirla.

—Samara —la llamo—, lo pensaré —se detiene de golpe y voltea con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Esta bien —asiente con la cabeza y comienza a caminar nuevamente hacia la cabaña.

No se de que sea capaz si no la dejo ver a su dichoso hermano, sin embargo la curiosidad me mata asi que me lo tengo que pensar muy bien.

No se de que sea capaz si no la dejo ver a su dichoso hermano, sin embargo la curiosidad me mata asi que me lo tengo que pensar muy bien

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La esposa de Satanás *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora