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Camino por los pasillos de este gran castillo, aún no lo he explorado del todo y solo conozco un 5% de todo. Acaricio las paredes blancas llegando a las escaleras, me detengo enfrente de dos puertas blancas, una de ellas está entreabierta así que me acerco un poco para husmear.
—Samara —la voz de Eider me hace sobresaltar, me volteo ya que está detrás de mí— ¿Qué haces husmeando en mi habitación? —enarca una ceja y me cruzo de brazos.
—Nada... solo me dió curiosidad, pero ya me voy —intento irme ya que su mirada me hace sentir incómoda sin embargo toma mi brazo deteniendo mi paso.
—Espera, entra —sus labios se curvan en una sonrisa y frunzo el ceño extrañada. Volteo y entro en la habitación, Eider entra detrás de mí y se dirige a la licorera que tiene en una esquina— ¿Bebes? —me mira antes de servirse.
—No, gracias.
Asiente y se sirve un vaso de licor, se apoya contra la mesa y me mira.
—Realmente me intrigas —me mira— tienes la cara tan angelical —bebe de su vaso y me quedo mirándola fijamente— ¿Vienes del paraíso?
—Sí —al parecer mi respuesta la deja perpleja ya que sus cejas se alzan.
—¡Joder con razón tu cara es tan... así! —ríe para ella misma y la miro sin entender de lo que habla.
—¿Tan... como? —le pregunto.
—No me malinterpretes, pero tu cara es tan inocente, tus expresiones son tan delicadas, es fascinante —se acerca a mí y frunzo mis labios, no se si debería estar molesta o sentirme bien.
—¿Gracias?
—Este es mi nuevo objetivo, quitarte lo angelical —me guiña el ojo y comienza a caminar hacia su mesa, la miro extrañada y veo que abre su cajón y rebusca algo, saca una pequeña bolsa y voltea acercándose a mí.
—¿Qué es eso? —le pregunto.
—Son pastillas, prueba una —saca una pequeña pastilla y me la tiende— ponla en tu lengua.
—Toma una tu primero —le digo desconfiada, Eider achina sus ojos y sonríe.
—Desconfiada, me gusta —se mete una de las pastillas a la boca y me sonríe— ¿Ves? No pasa nada, ten, prueba.
Asiento un poco más confiada y tomo la siguiente pastilla que me da, es en forma de trébol de cuatro hojas, la coloco sobre mi lengua y la trago. La sonrisa de Eider se ensancha y la miro raro.
Eider camina hacia un parlante y coloca música con su celular, la melodía comienza a retumbar en mis oídos y siento como todo comienza a darme vueltas, ella comienza a bailar y toma mis manos haciendo que la imite. No se que me ocurre, todo comienza a sentirse más ligero, mi corazón late fuertemente y tengo una repentina ganas de reir.
//Pov Elian
Salgo de mi despacho en busca de Samara, no tengo ni la más mínima idea de donde puede estar. Subo las escaleras y me dirijo hacia la habitación, follarla en el salón ha sido fantástico y lo volvería a repetir. Me detengo enfrente de la puerta de mi habitación y la abro esperando encontrar a Samara en algún lugar de la habitación sin embargo no la veo, el cuarto está vacío sin ningún rastro de ella.
Frunzo el ceño extrañado y comienzo a caminar hacia el salón, probablemente se encuentre allí. De repente comienzo a escuchar música proveniente de la habitación de Eider, me detengo en seco y volteo a ver su puerta.
Comienzo a caminar en su dirección y apego mi oído a la puerta, la música acompañada de un par de risas hace que mi cuerpo se tense y supongo lo peor. Abro la puerta y me encuentro con Samara y Eider acostadas en la cama mirando el techo.
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La esposa de Satanás *COMPLETA*
RomanceSamara, un ángel guerrera sin duda muy hermosa y con una sensualidad fascinante, una guerrera fuerte, encargada también de darles paz y alegría a los niños que llegaban allí; pero cuando el mismo Diablo entra al paraíso a robar a su hermano Uriel, S...