Capítulo 30

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//Pov Samara

Bajo las escaleras recogiendo las bastas de mi vestido, aún me siento extraña estando en este castillo tan grande sin saber qué hacer. Mis tacones resuenan en el piso de mármol beige, me dirijo hacia cualquier lugar que me lleven mis pies.

Camino recorriendo la planta baja del castillo, las paredes de este castillo son tan grandes que impresionan. Mis pies deciden detenerse delante de dos inmensas puertas blancas, el pomo dorado resalta entre todo, deslizo mis manos en ambos pomos tomándolos para abrir la puerta que lleva a algún lugar.

Una gran alfombra café me recibe cubriendo todo el suelto, una gran habitación se descubre ante mí mostrándome algo verdaderamente maravilloso, del inmenso techo cuelgan candelabros de oro con cristales dándole más luz a la inmensa sala. Las paredes pintadas de blanco con toques dorados, balcones que están en las paredes de frente a mí. En el centro de esta gran sala se encuentra un gran cuadrado de madera como si fuera una pista de baile, dos mesas altas se encuentran a cada lado de la puerta en la que me encuentro, el lugar está completamente vacío a excepción de una especie de radio que está en el centro de esta gran pista.

Comienzo a caminar cerrando las dos grandes puertas detrás de mí, mis tacones dejan de resonar sin embargo cuando estos tocan madera, suenan otra vez haciendo eco por toda la sala.

Doblo mis rodillas y tomo la radio que está en el suelo, la reviso de manera superficial dándome cuenta que tiene un disco dentro. Bailar. Es algo que no hago desde hace mucho tiempo, se los enseñé a mis pequeños y es algo que me gusta mucho hacer.

Mis labios se curvan en una ligera sonrisa, me levanto con el radio entre mis manos y lo llevo a una esquina de este gran cuadrado. Me siento en el suelo y comienzo a quitarme los tacones para poder bailar libremente. Una vez quitados me levanto y pongo en marcha la música.

El piano comienza a sonar creando una melodía agradable, la voz de un hombre acompaña al piano. Comienzo a caminar hacia el centro de la pista y mis brazos comienzan a moverse al igual que mis pies.

Mi cuerpo comienza a moverse como si fluyera con la música, me deslizo sobre el suelo para luego elevar mis piernas desnudas ya que el vestido se me alza, me levanto del suelo dando una vuelta completa. Mi cabello revolotea mientras giro, mis brazos se mueven con delicadeza dejando que hasta el último de mis músculos se mueva igual.

Salto, giro, me deslizo y dejo fluir todo. Mis ojos permanecen cerrados mientras lo hago y no me importa si lo hago bien o mal, lo hago a mi manera. La música se va volviendo más lenta indicando que va a finalizar, suavizo un poco mis pasos llegando a la parte final de mi baile. Quedo de pie con todo mi cabello en la cara.

Los aplausos de alguien se hacen presentes resonando por toda la sala, abro mis ojos y busco por la sala para ver de quién se trata, elevo mi mirada hacia uno de los balcones encontrándome con su mirada de fuego.

—Lo haces muy bien nena —le escucho decirme.

—No sabía que estabas aquí, pensé que este lugar se encontraba vacío.

—Pasaba por los pasillos y te vi entrar —veo como despliega sus grandes alas para luego impulsarse y aterrizar frente a mí— aunque debo decirte que verte bailar puede convertirse en otro de mis pasatiempos a parte de tener sexo contigo, aunque en cualquiera de las dos sudas y disfrutas —me guiña el ojo divertido y coloco mis ojos en blanco.

—Claro, como tu no bailas —conecto nuevamente mi mirada con la suya y sus labios se curvan en una sonrisa.

—Me subestimas pequeña.

La esposa de Satanás *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora