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Estoy decidida, finalmente después de haber consultado con mi almohada todo, he decidido que bajare al abismo a rescatar a mi hermano. Los serafines me ayudaran a bajar y a volver con mis dos compañeros. Sebastián y André, ambos eran guerreros y guardias exclusivos del Gran Palacio Celestial.
Tengo que estar firme y estar concentrada en todo momento. Los Serafines nos han dicho que podíamos tener delante tentaciones de todo tipo, no debemos caer ante ninguna. Finalmente crucé las grandes puertas del paraíso, estaba un poco... ¿nerviosa? Creo que sí.
Salvaré a mi hermano de las garras del Diablo.
—Vamos —dije caminando hacia el desierto, fuera del paraíso.
Sería un viaje largo de dos días hasta llegar a una cueva. Llevamos comida y agua suficiente para los tres.
Caminamos durante horas.
—Paremos un poco —dice André el guerrero que estaba a mi derecha.
—¿Por qué? Debemos apresurarnos si queremos llegar en menos de dos días.
—Estamos cansados, deberías descansar también —Andre se detiene cansado y me detengo volteando a verlos, lucian verdaderamente agotados.
—Si, Samara —dice Sebastián.
—Esta bien. Descansemos un poco, sentemonos en esa roca —señalé una roca grande que estaba detrás de nosotros.
Caminamos hacia la roca y bebimos agua, descansamos unos minutos y luego volvimos a caminar, encontraré a mi hermano y lo sacaré de allí así sea que me toque luchar con el mismo Lucifer.
La noche cayó rápidamente, los tres nos detuvimos cerca de unas palmeras viejas y prendimos una fogata, había mucho viento y hacía demasiado frío. Comienzo a temblar un poco e intento coger un poco de calor con la pequeña fogata que hay delante de mí, sin embargo sigo teniendo frío.
—Ten —me extiende Sebastián una manta, giro mi cabeza para mirarlo y sonrio.
—Gracias —me limito a decir, tomé la manta y la puse alrededor de mi cuerpo. Pronto comencé a entrar un poco en calor.
Nuestras alas no funcionan cuando los ángeles salen del paraíso así que tenemos que caminar.
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Pronto amaneció, fui la primera en despertar me desperté, levante a Andre y a Sebastian para que sigamos caminando; Tardamos un día y medio en llegar a la cueva, estamos exhaustos.
En cuanto llegamos, lo primero que encontramos fue una cueva oscura.
—¿Aquí es? —les pregunto, aquella cueva era oscura, no se podia ver absolutamente nada.
—Si, aquí es —me confirma Sebastian.
Doy un suspiro largo, comienzo a caminar con decisión, Andre enciende una antorcha y trata de iluminar nuestro camino pero se vuelve imposible, la oscuridad reina este lugar y no entra ni siquiera un solo rayo de luz. El camino se vuelve largo, el pasillo se vuelve más estrecho quedando adelante Andre, yo en medio y Sebastian detrás de mí.
De repente un olor nauseabundo entra por mis fosas nasales, arcadas comienzan a darme y me detengo en seco.
—Huele horrible —comenta Andre.
—¿Qué haremos después de entrar? —me pregunta Sebastián.
—No lo sé, supongo que lo buscaremos, sobretodo no se distraigan, los demonios pueden tentarlos —les advertí cómo nos había advertido los Serafines.
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La esposa de Satanás *COMPLETA*
RomanceSamara, un ángel guerrera sin duda muy hermosa y con una sensualidad fascinante, una guerrera fuerte, encargada también de darles paz y alegría a los niños que llegaban allí; pero cuando el mismo Diablo entra al paraíso a robar a su hermano Uriel, S...