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Vi a ese hombre nuevamente, sostenía un vestido, blanco y largo, estaba hecho de una clase de tela muy transparente y está hecho a mi medida...
Llevaba también algunos accesorios, un collar, también tacones un poco altos.
—Veo que ya está comenzando a hablar nuevamente —lo mira—. Espero que no te haya contado nada comprometedor —sonríe mientras lo mira.
—Eh...¿Ese es mi vestido? —cambié de tema rápidamente poniéndome delante de él captando su atención.
—Ah, si, pontelo te espero afuera —se da media vuelta y se va nuevamente dejándome a solas otra vez con mi hermano.
—Uriel ¿Pasa algo? —cuestione.
No me contestó ¿Qué había pasado?
Me vestí algo insegura de lo que iba a hacer, deslizo el vestido subiéndolo por mis piernas, sin embargo me siento observada, finalmente termino de colocarme el vestido noto como el vestido resaltaba mis... ¿Atributos?. Esto deja muy poco a la imaginación.
Quiero salir de aquí lo más rápido posible y llevarme a Uriel de aquí junto con Sebastian y Andre.
En cuestión de minutos aquel hombre entra nuevamente, estaba vestido con un traje negro de dos piezas, no llevaba corbata y llevaba los dos primeros botones de la camisa sueltos, ¿debería preguntarle por qué quiere una cita conmigo? Tal vez no me contestaría y se quedaría callado o tal vez me conteste una grosería.
—Que bien que ya estes lista, eres rápida —noto como me mira de arriba hacia abajo y no puedo evitar sentirme un poco expuesta.
Esto me resulta muy difícil.
Comienza a caminar hacia mi y extiende su mano con intención de tomar la mía, la aparto de inmediato y frunzo el ceño.
—Ey Ey ¿Qué haces? —gruño.
—Acompáñame —tiende su mano echando un suspiro rendido, arquea una ceja esperando mi movimiento, con inseguridad tomo su mano y siento como una corriente eléctrica crea chispa dándonos un toque. Separo mi mano y frunzo el ceño extrañada.
—¿Qué fue eso? —cuestiono— ¿Lo sentiste?
—No se de que me hablas, anda toma mi mano ya, que se me está cansado.
Se que miente, se que miente porque vi como se tenso y se relajó de inmediato. Tomo su mano una vez más pero esa corriente eléctrica no vuelve a darnos el toque.
—No... —dice mi hermano.
Miré su expresión, tenía sus ojos llenos de lágrimas.
El hombre cuyo nombre no sabía miró fijamente a mí hermano y este de inmediatamente agachó su cabeza ¿Mi hermano le tenía miedo? Era la primera vez que le veía así.
De repente sentí temor por mí, pero tenía que hacerlo, quiero sacar a mi hermano de aquí. Luego de unos largos segundos tira de mi mano haciendo que camine fuera de esa habitación. Tengo miedo de preguntar hacia dónde íbamos, cuando pasábamos todos hacían una reverencia, dudé.
¿En verdad puede ser el hijo del Diablo? Es imposible, Lucifer no puede tener hijos o.. eso creo.
Miré mi vestido nuevamente, mostraba demasiado, no estoy acostumbrada a usar este tipo de vestidos, con tela tan... transparente... Demonios me veían y devolvían su mirada al suelo con miedo.
Vi que estábamos en la entrada del infierno ¿A dónde me llevaría? Caminé a su lado, aunque yo sea alta con estos tacones, él lo es más. Su tacto es suave y no suelta mi mano para nada. Caminamos hacia esa gran puerta roja, otra vez olía esa pestilencia que inundaba el pasillo, tapé mi nariz por unos cuantos minutos, respiraba por la boca, al parecer este chico notó y apresuró un poco su paso y lo seguí.
Llegamos al final, era extraño, no estábamos en desierto como antes, ahora estábamos en la calle, miré a mi alrededor.
Era de noche, habían ¿Personas? Espera ¿Estamos en la tierra?
—¿Dónde estamos? —me puse frente a él. Se quedó callado, ni una palabra salía, sólo me miraba—¿Vas a decir algo? —crucé mis brazos un poco irritada.
—Estamos en Francia —conecta su mirada con la mia y noto como sus ojos cambiaron, ahora eran negros, tan negros como la misma oscuridad, pero con una intensidad increible.
Miré a mi alrededor ¿Para qué me trajo aquí?
—¿A qué vinimos aquí? ¿A torturar gente inocente? —dije irónicamente.
Coloca sus ojos en blanco y chasquea la lengua, se había molestado o eso creo. De repente un grito inunda mis oídos y voltee asustada, mi corazón se acelera y miro a todos lados, logro divisar un callejón y se que de allí provienen los gritos.
Camino rápidamente y siento como Él me sigue, llego al callejón y veo como un hombre gordo y sin ropa estaba violando a una niña que aparenta tener 16.
—¡Haz algo! —le grité.
Noté cómo contenía su furia, él se acercó a aquel hombre y lo lanzó contra la pared haciéndole daño, lo elevó del suelo. Caminé apresuradamente hacia la chica, ella me miraba con miedo, tenía su ropa rasgada y dañada, temblaba demasiado.
—Ya pasó todo —acaricié sus cabellos rubios—. ¿Cómo te llamas pequeña? —alce su rostro y limpie las lagrimas que salían por sus ojos.
—Anaid —decía llorando.
Le di un poco de calor abrazándola, aquél hombre se había llevado al violador, no sé a dónde ni me interesa. A Anaid la llevaría a su casa, obviamente no la iba a dejar sola aquí.
—Te llevaré a casa cariño.
Ella entendía cada palabra que decía, mostré mis alas desplegándolas, la levanté con mis brazos y busqué su casa, algo me dijo cuál era su casa, más bien mi instinto.
En un par de segundos se había quedado dormida en mis brazos, bajé hasta la ventana de su habitación y la dejé en su cama, puse mis manos en su vientre para que se fuera el dolor que ella sentía, puse también mis manos en su frente para que olvide lo que pasó hoy, le puse su pijama y la arrope con una manta.
En cuanto me aseguré de que estuviera segura, me fui de ese lugar. No puedo creer que haya gente así, el mundo está tan contaminado por gente así, ya no son los que eran hace muchos años atrás. Volví al lugar donde estaba y allí estaba él, sentado mirando la luna.
Me acerqué y él notó mi presencia, conecto mi mirada con la suya y mis labios se curvan en una pequeña sonrisa pero sincera.
—Gracias por tu ayuda.
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La esposa de Satanás *COMPLETA*
RomanceSamara, un ángel guerrera sin duda muy hermosa y con una sensualidad fascinante, una guerrera fuerte, encargada también de darles paz y alegría a los niños que llegaban allí; pero cuando el mismo Diablo entra al paraíso a robar a su hermano Uriel, S...