26. Golpes

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La cabeza me duele. La música a todo volumen y el alcohol lo intensifican. ¿He visto a Noah de verdad? ¿Era mi imaginación?

Todos mis recuerdos vuelven a mi cabeza como un tsunami. Todas las bebidas de esta noche habían hecho desaparecer todos esos momentos de felicidad con él, cada sonrisa que obtenía de su parte, cada caricia y cada beso. 

Alguien me coge del brazo y me gira hacía él.

- ¿Qué hacéis aquí? - Kyle me mira enfadado.

Mis ojos empiezan a ver borroso. Por un momento me tambaleo pero me sostengo en el sitio. 

- ¿Kayla? - me sujeta la cara con sus manos preocupado, me pega a su pecho y empieza a buscar algo en el bolsillo.

- Killiam se acabó la fiesta - empieza a acariciarme el pelo - no discutas y trae tu puto culo aquí.

Cuelga el teléfono y lo vuelve a guardar. Se acerca a la barra y pide cuatro botellas de agua, pero cuando empieza a contarnos, no encuentra a quién darle la cuarta botella.

- ¿Dónde está la otra? - empieza a buscar por todo el lugar, mirando entre todas las cabezas de la discoteca.

- ¿Qué otra? - la otra rubia se nos acerca con una copa en la mano.

- ¿Qué está pasando? - Killiam suena enfadado, a lo mejor por el final de su fiesta - ¿Kayla? - me mira durante unos segundos y se acerca a paso decidido - ¿Te han drogado?

- ¿Qué drogado? Nos hemos divertido - vuelve a intervenir Norah, con su sarcasmo de siempre.

Kyle me deja sentada en el taburete mientras busca a Sophie, no antes de asegurarse de que Yves estuviera bien. Aunque estaba dormida contra la barra.

Con ayuda de Killiam empiezo a beber agua, pero no me siento mejor. Empiezo a pensar en la reflexión suya de estar drogada, pero es imposible. ¿Quién me querría drogar?

- Aquí la traigo - Kyle aparece entre la gente tirando a rastras a Sophie - Anda que se os puede dejar solas joder.

- Déjame, tú no eres mi padre - él la suelta bruscamente y cae al suelo.

Se levanta sacudiéndose su falda y empieza a correr, pero Kyle la sujeta antes de perderla.

- Eres peor que una niña chica - se acerca a Yves - Amor, despierta.

Entre caricias y susurros  Yves abre los ojos todavía soñolienta y se levanta con algo de dificultad.

- Tú - señala a Sophie con el dedo - como intentes escapar juro que te dejo aquí y le digo al dueño que no te deje salir hasta dentro de una semana, ¿me escuchas?

- Sí, señor - acerca su mano a la cabeza y empieza a reírse.

- Norah, ¿puedes andar? - Killiam chilla desde mi lado.

- Por supuesto... - deja la copa en la barra y empieza a dar saltos de un lado a otro.

Todos salimos como podemos, Yves ayudada por Kyle mientras que Norah y Sophie iban cogidas del brazo riéndose a cada cosa que decían. Killiam me tenía sujeta por la cintura haciendo fuerza para no caerme.

No puedo ni hablar ni moverme, aunque quiera no puedo. Mi cuerpo no reacciona y me pongo a llorar.

- Kayla, ya vamos a llegar a la casa y estarás mejor - apresura el paso.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo - me da un beso en la frente y me lleva a uno de los coches.

- Llévatela - Kyle dice desde el coche de al lado mientras forcejea con Sophie para meterla en el coche - Mira, estate quieta ya y súbete al maldito coche - cuando por fin se sube nos da una última mirando alejándonos del aparcamiento.

Mis secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora