El día en el instituto no ha estado mal, simplemente lo mismo de siempre. Cuando me desperté esta mañana Noah estaba en el mismo sitio, acostado en mi cama, con su pelo negro alborotado y sin camiseta. Tengo que admitir que más de una vez se me fueron los ojos, porque ya que estaba dormido tendría que aprovechar. No quise despertarlo.
Cuando sonó el último timbre salí del instituto después de muchas preguntas de Yves y Sophie, en las que todas terminaban con "¿de verdad estás bien?" y a lo que siempre respondía lo mismo: sí.
Ahí estaba Noah, con el pelo alborotado y esta vez con camiseta, apoyado en su coche. Fui hacia él con una sonrisa burlona.
- ¿No te has peinado? - le pregunto dándole un casto beso en los labios, lo cuál no se queda satisfecho.
- ¿Qué ha sido eso? - me sujeta de la muñeca.
- Un beso.
- Eso no es un beso, esto es un beso - y lo que me dio de verdad fue un beso. No me importó que me viera todo el mundo porque cuando estoy con él es como si el tiempo se parara y nos quedáramos solo él y yo.
Cuando llegamos a casa mi olfato se intensificó llegando a detectar olores familiares que no eran los de mis hermanos. ¿Papá? ¿Mamá?
Corrí dentro de la casa como si me estuvieran persiguiendo, Noah me siguió asustado. Pero, efectivamente allí estaban mis padres, sentados en el sofá del salón conversando con mis hermanos hasta que me vieron.
¿Por qué ahora, después de tanto tiempo están aquí? No pude resistir las ganas de llorar que tenía en esos momentos
- Mi pequeña - mi madre se llevó las manos a la cara, llorando.
- Princesa - mi padre se levanto con la intención de darme un abrazo, yo hubiera ido encantada si no hubiera sido porque Noah me puso detrás de él, a la defensiva - ¿Quién es este chico? - mi padre preguntó extrañado.
Lo único que hice fue salir de la espalda del Noah e ir en busca de los brazos de mis padres, aquellos a los que no había visto desde hace tres años. Estaban iguales a como los recordaba.
- Cariño, lo sentimos mucho, te daremos una buena explicación - mi madre me acariciaba el pelo con una sonrisa de ternura en su cara - ¿Ahora puedes contestar a la pregunta de tu padre?
- Ah sí, bueno como os lo digo - me empecé a poner roja -. Este... este es Noah, mi... mi mate - esta ultima palabra la dije en una voz casi audible - Noah, estos son mis padres - vi como se ponía nervioso. Nunca habría podido imaginar esta situación ya que mis padre habían desaparecido, pero ahora es mucho mejor.
Después de que se disculpara repetidas veces nos sentamos en el sofá para que me contaran donde habían estado estos tres últimos años. Al parecer mis padres no me preguntaron nada sobre como había descubierto nuestros orígenes, por lo que estaría informada.
Mi madre seguía igual, con ese pelo negro azabache y esos ojos marrones, los cuales ninguno habíamos heredado. Se veía muy bien, no parecía que hubiera sufrido, ni nada parecido. Iba vestida como lo recordaba, con un vestido de mangas casi largas que cubrían una gran cicatriz que ahora creo entender el por qué de esta.
Y mi padre, como siempre en traje. Con ese semblante serio pero dulce. Él me miraba como si no pudiera creer lo que estaban viendo sus ojos.
- Kayla, todo esto tiene una explicación - tiene que ser buena -. Hace unos años llegó a mis manos una carta muy antigua que certificaba que una mujer de la familia White debería casarse con un hombre de la familia Stocov. Al parecer un antepasado nuestro estaba en deuda con esta familia y acordaron eso.
Espera, lo de la carta ya lo sé, ¿pero por qué se fueron en vez de solucionar este problema todos juntos? No entiendo por qué se tuvieron que ir. O por lo menos que me hubieran dicho que se irían tres años por ahí, pero que no se fueran sin decir nada...
- En la carta decía que cualquier hombre o mujer que no se hubiera casado aún de estas dos respectivas familias debería contraer matrimonio, para poder cumplir el pacto. La carta venía desde el palacio Stocov donde se afirmaba que había un hombre que no se había casado, el cuál tenía intención de cumplir el trato casándose contigo. Como no te habíamos contado nada sobre todo esto y no quisimos ponerte en peligro por lo que nos fuimos, con la esperanza de que no te encontraran ya que solo conocían nuestro hedor. Por eso dejamos a cargo a tu hermano Kyle. Además durante estos años hemos intentado encontrar una solución para todo esto.
Por la cara de mi padre no creo que hayan encontrado una solución. Yo me sentiría fatal si tuviera que dejar a mis hijos durante tanto tiempo para buscar una solución a algún problema, aunque después de tantos años no encuentre ninguna.
- Tu padre tiene razón. Buscamos en cada manuscrito antiguo, en cada libro, incluso tuvimos que pedir ayuda de manadas aliadas. Pero no pudimos encontrar nada.
Después de todas estas explicaciones toda la familia estuvo reunida de nuevo, pero todavía con un peso en el corazón, tanto tiempo que estuvieron fuera y no encontraron nada tuvo que ser difícil para ellos, ya que se fueron por su hija, pero también tenían dos hijos más. Y hablando de los dos hijos mas, los sosinvergüenzas sabían por lo que mamá y papá se habían ido, ellos lo sabían desde el principio. Y todo el dinero que recibíamos era de nuestros padres, que nos cuidaban desde lejos aportando todo lo que podían, que en este caso era dinero.
Ya en mi habitación tumbada en la cama lo único que quería era descansar. Intentar por un tiempo olvidarme de todo lo que estaba pasando. Pero todo lo estropeó Noah que entró por la ventana.
Sus ojos se posaron en mí intentado descifrar algo.
- ¿Por qué has entrado por la ventana teniendo una puerta? No es difícil utilizarlas, si quieres te enseño - su mirada pasó de preocupación a burla mientras se iba acercando a mí.
De repente sin previo aviso su camiseta voló por el aire acabando en la mesita de noche. Todo su pecho estaba expuesto delante de mí y mis ojos no pudieron más que abrirse de par en par.
- ¿Qué se supone que estás haciendo? Te lo advierto, voy a chillar - se abalanzó sobre mí acabando los dos en la cama y me puso la cabeza en su cálido pecho.
- Duerme, y recuerda que siempre estaré aquí para ti - después de darme un beso en la frente me dormí escuchando los latidos de su corazón.
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Mis secretos
LobisomemElla, una chica amable y feliz. Su vida, un autentico desastre gracias a él. No le dieron un libro de instrucciones de como afrontar algunas de las situaciones. Un lobo aparece de la nada y ella descubre un secreto del que no puede escapar. Secuestr...