Capítulo 11

28 4 5
                                    

Capítulo XI: El Zorro Que Cambia.

GALIA.

Cuando voy con los demás, Zigor se dio cuenta de que podía andar medianamente normal ya. Con lo cual ni me dirigió la palabra.

—¿Qué le pasa ahora? —me acerco a William que estaba con Bahari.

—Que es un idiota. —dice obvio—. Me sorprende que no te hayas dado cuenta aún, Galia.

Bahari y William le miran atentamente mientras pasamos por el pueblo hacia las puertas de salida en Endilandya. El tiene el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Va tenso. Muy tenso.

—Esta tenso. —comento.

William mira detenidamente cada parte de Zigor asintiendo. Cuando lo repasa dos veces ladea su cabeza hacia mi.

—¿Porque no vas a hablar con él? —pregunta con una sonrisa sugerente.

Asiento extrañada y me acerco a Zigor.

—¿Pasa algo? —le pregunto al llegar a su altura.

El me mira de reojo. Abre su boca para decir algo pero al parecer se retracta porque la cierra de inmediato. Parece estar teniendo una batalla  interna.

—¿De que habéis hablado ese chico de pelo blanco y tu antes? —pregunta al fin.

Espera...¿era por eso que tenía esa cara de querer aniquilar al mundo?

—¿Era por eso que no me has hablado? ¿en serio? —pregunto alzando una ceja.

El enrojece.

—No...digo, ejem...simple curiosidad, ya sabes.

Alzo más mi ceja con una expresión de burla.

—¿Es vital para tu respirar saberlo? —cuestiono.

—Pues sí. — dice pero rápidamente se corrige—. D...Digo, no, habla lo que quieras con quien quiera. No me importa.

Ruedo los ojos exageradamente, —Ajá.

El me acribilla con los ojos cuando lo adelanto para ir con Denis.

—Hola cariño. —dice pasándome un brazo por los hombros con una sonrisa malvada.

Yo se la devuelvo encantada. Paso mis brazos por su cintura para devolverle el abrazo. Noto la mirada de Zigor en mi espalda. Pero de repente me sorprende escuchar una palmada en la nuca de alguien, quien supongo y es Zigor pues este es quien se ha quejado.

—¡Auch! —exclama.

—Su cabeza está arriba, cerdo. —escucho a Briseida murmurar.

Yo giro mi cabeza de inmediato, incluso mi cuello emite un sonido quebradizo. Pongo mi mirada de asesina serial. Ojos abiertos y rostro sombrío.

El alza las manos de inmediato cuando ve que me acerco a paso lento pero firme.

—¿Donde estabas mirando, Zigor? —pregunto en voz baja y lentamente.

El se ríe nervioso, —¿Y...yo? A...a tu espalda obviamente,  je je.

Ambos nos giramos a la vez hacia Bri. Ella me mira y después ha Zigor, que se y le ésta implorando con la mirada que no mirada que no me diga. Ella suspira pesadamente.

—Sí. —afirma las palabras de Zigor.

Yo la miro un momento más para después girarme ha Zigor. El parecía haberse relajado de nuevo, pero cuando mi mirada cae sobre él se tensa de nuevo.

—Eso espero, Zigor. —le digo, la amenaza clara en mis ojos. 

Él asiente efusivamente. Entonces llegamos a la puerta en donde nos dejan salir.

—¿Quien tiene los polvos? —pregunta Denis.

William mete su mano en su bolsillo delantero. Saca la bolsita pero de repente...viene una rafaga de viento que se lo lleva volando.

—¡Mierda! —gritamos todos a la vez.

—Jopelines, jopelines, jopelines... —repite muchas veces Coral.

—Maldita mierda con patas. —espeta Nerea hacia William.

De repente Nerea comienza a correr detrás de William, quien va chillando como nena de un lado a otro. Nerea insultando de unas maneras tan ingeniosas que hasta me descoloca un poco.

—¿Ahora qué haremos? —pregunta temerosa Coral.

Todos dirigen su mirada hacia mí inmediatamente.

Yo enrojezco un poco, —Ahm...que no cunda el pánico, chicos.

Pero mis palabras no sirven de nada. De hecho, se atemorizan aún más.

—Joder, queréis que intente poner paz entre vosotros y me miráis así. Es imposible. —mascullo.

—Habla bien, Galia. —dice Zigor bajando su cabeza hasta que esta sobresale por mi hombro, donde apoya su mentón.

Yo le doy una mirada de advertencia que al ver que se está riendo abiertamente de mi se transforma en una mirada asesina. 

—¡Uy, no me lo creo! —dice una voz aguda de niño a mis espaldas.

Todos nos giramos a la vez. Ahí hay un niño...un kitsune, quizá.

Tiene el pelo pelirrojo(muchísimo más rojo que el mio), ojos verdes y grandes, brillantes de inocencia(de la que creo que carece). Cara redondita y cachetes regordetes. Tiene orejas y cola de zorro en las partes correspondientes como tal animal.

—¡Hola chicos! —dice felizmente—. He visto que teníais problemillas, así que he dicho ¿porque no me acerco para ver si necesitan mi más humilde ayuda? Y wualah, aquí estoy —coloca una sonrisa radiante en su rostro.

—¿No tienes donde ir, mañaco? —espeta Zigor.

Yo le vuelvo a dar otro codazo que le deja sin costillas. 

—Joder. —dice ronco.

—Habla bien, Zigor. —me burlo.

Ahora es el quien me acribilla con la mirada.

Pero recién me doy cuenta que el kitsune nos mira, ofendido e indignado.

—Mira, chico...sí tengo a donde ir. Pero quería ayudaros. —espeta el kitsune.

—¿Cómo te llamas? —pregunta alegre Coral.

—Yomi. —contesta con un cambio de humor drástico.

Los dos se sonríen

_______________________________________

Explicación de Kitsune, por si no saben:

-La palabra japonesa kitsune significa «zorro», animal que constituye un elemento de singular importancia en el folclore japonés, hasta el punto en que dicha palabra se utiliza tradicionalmente para nombrar a aquel espíritu del bosque con forma de zorro, cuya función clásica es la de proteger bosques y aldeas.

-Vale, el personaje nuevo tiene una utilidad de uno de mis caprichos. Y es hacer un personaje mono pero cabroncete como Shippō en Inuyasha. Un anime.

La Última Dulce CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora